1. Ver carta de San Vicente, SVP, 1, 200; Síg. I, 251.(hacia 1633) 1
84. Debo servirme de la advertencia que caritativamente se me ha hecho con relación a las diferentes clases de personas que concurren al mismo designio, con cierta igualdad en cuanto a la ejecución de la empresa; o de aquéllas a quienes el proyecto toca de modo directo, pero, por necesidad de la ejecución, emplean una ayuda secundaria que es considerada sólo como instrumento del empresario. Y así me parece es como debo verme en el empleo que Dios me ofrece y por lo tanto sin oponer resistencia alguna, someterme a la dirección de las personas pudientes, para utilidad de la obra, aunque al principio no lo haya visto así.
El día de Pascua, mi meditación fue el deseo de resucitar con Nuestro Señor, y como sin muerte no hay resurrección, vi que eran mis malas inclinaciones las que debían morir y que debía quedar completamente destruida amortiguando toda mi vivacidad interior, lo que bien veía no podría yo conseguir por mí misma, pero me pareció que nuestro buen Dios me pedía mi consentimiento, que yo le di por entero, para operar El mismo lo que quería ver en mí







