Siervas de los Pobres Enfermos
Chantilly
Hoy, 5 de julio de 16581
Mis queridas Hermanas:
No duden del gran dolor que he experimentado cuando, al regreso de Sor Enriqueta2, he sabido que se dejaba ver en la conducta de ustedes, tanto de la una como de la otra, mucha negligencia de sus obligaciones. El deseo de su perfección que Dios me ha dado, me hace sufrir más de lo que podría expresarles. ¡Por amor de Dios! piensen en la brevedad de esta vida y en la desgracia de las almas que comparecerán ante Dios cubiertas de pecados e infidelidades. Me doy a mi misma esta lección al dársela a ustedes para estar dispuesta a vencerme y a desprenderme de las satisfacciones que no son según Dios, renunciando al mal uso de mis sentidos y pasiones, ya que no se puede resucitar con Jesucristo si antes no se ha muerto de esta manera. Me encuentro muy mal, por eso no puedo tener el honor de escribir hoy al señor Pesset. Les ruego le presenten mis disculpas, pidan a Dios por mi y crean en el amor de Nuestro Señor, mis queridas Hermanas, su muy humilde hermana y servidora.