Hija de la Caridad Sierva de los Pobres Enfermos
Bernay
Hoy, 13 de octubre de 16561
Mi querida Hermana:
Hasta hoy no he podido leer su apreciada carta última, a causa de las molestias que me ha ocasionado una caída que tuve hace ya casi cinco semanas. No sabía por lo tanto la situación de la casa de los pobres pero Dios mío, querida Hermana, ¿quienes la ocuparán y qué será del ejercicio de las Señoras de la Caridad si se obliga a sus enfermos a que se vayan al hospital? Ya verá usted cómo los pobres vergonzantes van a verse privados del socorro que era para ellos la comida ya preparada y las medicinas y que la pequeña cantidad de dinero que se les proporcionaba ya no se empleará en sus necesidades. Estamos obligadas, tanto como lo podamos, a través de nuestras caritativas advertencias, a impedir que esto ocurra.
Y ¿qué le diré de esa hermosa casa en que habitan ustedes? Su profesión de pequeñez y pobreza ¿no le hace sentir a veces como oleadas de temor? Si así es, quiero creer que hace usted actos de heroica virtud interior y exteriormente, de tal manera que hasta le dará vergüenza presentarse ante la gente, considerándose usted como la menor de todo el lugar, en donde no dispone, en efecto, mas que del alimento y el vestido que Dios hace que reciban gratuitamente. Estoy muy edificada por las luces que sobre estas verdades Dios otorga a Sor Cecilia.2 Como siempre, la saluda y se encomienda a sus oraciones y así lo hacen también todas nuestras Hermanas. Sor Margarita Chétif3 y Sor Radegunda4 han llegado a Arras para establecer allí la Caridad; espero que Dios dará su bendición.
Le ruego redoble sus oraciones por la pobre Polonia y al pedir por ella por la religión católica, y créame en el amor de Jesús Crucificado, querida Hermana, su muy humilde hermana y servidora.
P.D. Nuestro muy Honorable Padre está como de ordinario; no obstante, su edad y pequeñas dolencias deben mantenernos de continuo ante Dios para pedirle nos lo conserve, ya que lo necesitamos más que nunca. Así quiero creer lo hace usted y que pide igualmente por el señor Portail que también se encuentra bien, a Dios gracias, y sigue trabajando por la Compañía.
No nos pondera usted la buena sidra y la excelente fruta que tienen, lo que me hace pensar que la gran parte que de ello reservan a los pobres no les permite considerarse como dueñas (de ese bien).
- C. 553 Rc 3 lt 497 Letra de Sor Guérin. Carta firmada.
- Cecilia Angiboust (ver C. 36 2).
- Margarita Chétif (ver C. 357 n. 2).
- Radegunda Lenfantin fue enviada a Arras el 30 de agosto de 1656. En septiembre de 1660, tras la marcha de Margarita Chétif, nombrada Superiora General, tiene un momento de desaliento y sale de Arras. Pero regresa y muere Hija de la Caridad (v. SVP, Vlll, 459; Síg. Vlll, p. 476).