Hoy, 8 de agosto [1656]1
Mi muy Honorable Padre:
El señor de Marillac2 está enfermo con un fuerte catarro y su señora madre3 querría que yo la viese con este motivo; porque, su nuera4 está fuera de París, por lo que entre una cosa y otra está apenada. Si su caridad quiere permitirme que vaya a visitarlos, ella me mandará una carroza, pero no sé cuándo.
La señora de Herse5 espera que usted se tomará la molestia de ir a hacer una visita a San Martín6 y me ha dicho vaya yo unos días después. Supongo será para acabar con el mal arreglo de Sor Juana, de lo que me alegro mucho, pues hace tiempo que lo deseaba. Esto debe convencerme todavía más de cuán bueno es saber esperar las disposiciones de la divina Providencia.
No tenemos ninguna buena noticia de la buena joven de Arras.7 Temo la pereza de mi espíritu que anda a ciegas o con muy pocas luces para saber a quién mandar allá y también a Chars.
Loado sea Dios, mi muy Honorable Padre, por el feliz viaje de nuestras Hermanas a La Fère8 y puesto que el señor de Saint Jean está contento con la ida de las Hermanas, es de esperar que su caridad cuidará de ellas.
No sé si me engaño, pero me parece que Nuestro Señor ha de querer siempre más confianza que prudencia para conservar la Compañía, y que esta misma confianza será la que haga actuar a la prudencia cuando sea necesario y casi sin que lo advirtamos; y me parece también que la experiencia nos lo ha dado a conocer así en diversas ocasiones cuando la pereza de mi espíritu lo ha necesitado. Si no estoy en lo cierto, espero que su caridad me desengañe, ya que soy, mi muy Honorable Padre, su muy pobre hija y obediente servidora.
- C. 546 Rc 2 lt 490. Carta autógrafa. Dorso septiembre 1656 (H. Duc.).
- Miguel de Marillac, Consejero en el Parlamento (ver C. 310, n. 1).
- María de Marillac, mujer de Renato, carmelita (ver C. 88, n. 1).
- Juana, mujer de Miguel: se encontraba en su finca de Ollainville.
- Señora de Herse (ver C. 222, n. 1).
- Parroquia de París.
- Las Hermanas iban a marchar a Arras el 30 de agosto.
- Sor María Marta Trumeau y Sor Isabel Brocard, que habían marchado el 29 de julio.