Hija de la Caridad Sierva de los Pobres Enfermos
Montmirail
Hoy, ultimo (día) de julio (1656)1
Mi querida Hermana:2
Bien quisiera tener más tiempo para poder hablar con usted de corazón a corazón, aprovechando esta buena oportunidad; pero son las 10 de la noche dadas. Alabo a Dios con toda mi alma por el sincero afecto que su bondad les comunica una hacia otra, eso es lo que mantiene la unión y la tolerancia que las Hijas de la Caridad han de tener entre sí, y lo que hace que no haya que hablar mal la una de la otra, cuando da cuenta (una de la otra), porque si algo ocurre entre las dos después de haberse pedido perdón, todo queda olvidado; a no ser que se tratara de algo muy importante para la gloria de Dios. No sé, querida Hermana, si he contestado a una pregunta que me hizo usted hace algún tiempo sobre sus modestas ganancias, si debían apuntarlas en sus cuentas.
A esto le diré, querida Hermana, que por lo que se refiere a lo que les dan para la casa esos buenos señores, tienen ustedes que ser exactísimas en llevar las cuentas y no tomar de ello sino lo que les es necesario; en cambio, por lo que se refiere a sus ahorros que no proceden de ese dinero, pueden ustedes disponer de ellos como hacen las demás Hermanas de las Parroquias. Lo que ahorren servirá para su manutención y vestido, porque bien sé que no quiere usted atesorar, por la gracia de Dios. Ama usted demasiado la santa pobreza y la confianza en Dios, que son los dos puntales de la Compañía de las Hijas de la Caridad.3
Todas nuestras Hermanas las saludan. Si hubiéramos tenido antes conocimiento de la salida del portador, al menos algunas le hubieran escrito.
Le agradezco de todo corazón el afecto que tiene usted por la familia de mi hijo.4 Ha recuperado bastante el oído, gracias a Dios, su mujer está bien y también su hijita que ha estado gravemente enferma, pero la bondad de Dios se la ha devuelto. Ahora están en el campo.5 Le ruego pida usted por sus necesidades, pero sobre todo por su salvación. No olviden tampoco a nuestro muy Honorable Padre, al señor Portail y a toda la Compañía.
Buenas noches, queridas Hermanas, créanme siempre en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde hermana y servidora.