Hijas de la Caridad, siervas de los Pobres Enfermos
Bernay
Hoy, 9 de mayo (1655)1
Mis queridas Hermanas:2
Es verdad que hace mucho tiempo que no he tenido el consuelo de escribirles y que entretanto he recibido dos de ustedes. Como contestación a la primera, les diré que hace unos quince (días) recibí el paquetito por el que se inquietaban y que la señorita de3. Señorita de Croissy emparentada por alianza con la familia Hennequin, uno de cuyos miembros, Renato, se casó con una tía de Luisa de Marillac. Croissy 3 se tomó la molestia de traer en persona; se lo agradecemos a ustedes afectuosamente. Su buen corazón siempre nos da muestras de su afecto y aunque está obligado a permanecer ahí con ustedes, parece querernos probar que sigue aquí con nosotras. Yo le ruego esté seguro de que los nuestros tienen igual afecto hacia ustedes, aunque no vean muestras exteriores de ello con bastante frecuencia.
No me comunica usted, Sor Bárbara, la visita que ha recibido; le ruego me escriba a mí también lo que ha dicho usted a Sor Cecilia,3 que sigue bien de salud, gracias a Dios, como nuestras demás Hermanas, tanto las de la Casa como las de fuera, porque, gracias a Dios, no sé que haya ninguna enferma.
Nunca dejo de dar noticias suyas al señor Vicente y al señor Portail, quienes las reciben con alegría y muestras de gratitud. No sé si la señora Le Comte les habrá entregado el jarabe, porque estaba ella en el campo cuando yo lo envié. No comprendo bien lo que dicen de la gente de Bernay acerca de la Caridad. ¿Será posible que no les agrade su establecimiento? ¡Ah! mis queridas Hermanas, ¡cuánto deseo que el pueblo las quiera! porque es de todo punto necesario para poder hacer el bien en los lugares a donde las llama su divina Providencia. ¡Y qué enojoso es cuando hay que llevar la contraria! En nombre de Dios, no contribuyan a ello y no demuestren ustedes mismas querer otra cosa que servir a los pobres y a sus colegialas. Supongo que su caridad se emplea siempre en aliviar al pueblo y que no van a contar al Señor de Bernay las quejas y murmuraciones (de la vecindad) ya que, como saben ustedes muy bien, esto no sirve más que para agriar; por lo demás, conseguirán ustedes mucho más con una palabra bondadosa que todos los Señores y Funcionarios con sus amenazas: no es que yo sepa que lo hacen así. Hemos recibido noticias de los padres de Sor Lorenza, de quien me quejo porque no me escribe: con tres o cuatro líneas basta para contentarme y basta también para ir acostumbrándose a escribir. Así que no sea perezosa, hágame el favor. Créanme en el amor de Nuestro Señor, queridas Hermanas, su muy humilde y afectísima hermana y servidora.







