LA PALABRA HOY: Deuteronomio 6,2-9; Salmo 17; Hebreos 7,23-28; Marcos 12,28-34
Ambientación: Biblia abierta, dentro un corazón con la palabra: ¡Amarás!
Cantos sugeridos: Amar es entregarse; Amar es vida
Ambientación
El Evangelio de hoy nos exhorta a vivir desde lo esencial, que se resume en un amo indiviso a Dios y al prójimo. Del reconocimiento de Dios como único Señor surge la exigencia de amar al prójimo. Jesús llevará este mandamiento a su plenitud.
Oración inicial
Señor Jesús,
te preguntan:
¿cuál es el mandamiento más importante?…
y ahí manifiestas el corazón de toda nuestra fe,
la actitud y la disposición que debemos tener
en relación a Dios y a los que nos rodean,
pues nos haces ver,
que debemos amar a Dios y amar al prójimo,
como expresión de nuestra búsqueda de ti
y adhesión vivencial a ti.
Señor, ayúdanos a confrontar nuestra vida
Con tu proyecto de amor,
con lo que Tú quieres y esperas de nosotros,
para que cada vez más
actuemos y vivamos
como Tú lo hiciste
y como Tú quieres y esperas de nosotros.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Marcos 12,28-34
Motivación: En la medida que nuestro amor a Dios sea sincero y auténtico, esto lo expresaremos en nuestra relación con los demás, donde se hará evidente aquello que sentimos respecto del Señor, y nuestra fe se notará en la actitud que tengamos con los que nos rodean. Escuchemos.
Forma de leerlo:
- Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
- Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).
Preguntas para la lectura:
- ¿Qué le pregunta el letrado que se acerca a Jesús?
- ¿Cómo le responde? ¿Cuál es la novedad que aporta el Señor a lo que exige la ley?
- ¿Cómo reacciona el escriba? ¿Qué le responde?
- ¿Qué dice con respecto al culto, a los sacrificios que prescribía la Ley?
- ¿Qué le dice Jesús?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 22,34-40; Lc 10,25-28; Lv 19,18
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: El amor es la norma suprema del cristiano, hasta el punto de que todo lo demás, incluso el culto que ofrecemos a Dios, carece de valor si no expresa amor al Señor y al prójimo. Con humildad y realismo, dejemos que este texto cuestione nuestra adhesión a Cristo y la manera como estamos viviendo nuestro compromiso.
- El amor a Dios parte del hecho, que Él ocupa el centro de mi corazón. ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida?, ¿qué importancia le doy?, ¿de qué manera me relaciono con Él?
- ¿Qué leyes, normas, costumbres… has colocado en tu vida por encima del amor?
- ¿Qué significa en tu vida “amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma con todas tus fuerzas”?, ¿cómo lo expresas ante los demás?
- Jesús dice al letrado: “No estás lejos del Reino de Dios”. ¿Qué diría de ti? ¿por qué?
- Sabiendo que el amor, es actitud y vida, ¿cuál es mi actitud con aquellos que tengo a mi lado?, ¿puedo decir que soy reflejo y presencia de Dios para ellos?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Jesús nos ha insertado en la dinámica del amor y desde allí estamos llamados a vivir amando. Concluimos nuestro encuentro agradeciendo el don de Dios y pidiéndole que seamos auténticos en nuestro amor.
- Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
- Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 17).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente en una conferencia a los misioneros sobre la caridad afirma:
“Esta caridad es de obligación; es un precepto divino que abarca otros. Todos saben que en el amor de Dios y del prójimo están comprendidos toda la ley y los profetas, todo se condensa en ello; todo se dirige allá; y este amor tiene tanta fuerza y primacía que el que lo posee cumple las leyes de Dios, ya que todas se refieren a este amor, y este amor es el que nos hace hacer todo lo que Dios pide de nosotros…
Dadme a un hombre que ame a Dios solamente, un alma elevada en contemplación que no piense en sus hermanos; esa persona, sintiendo que es muy agradable esta manera de amar a Dios, que le parece que es lo único digno de amor, se detiene a saborear esa fuente infinita de dulzura. Y he aquí otra persona que ama al prójimo, por muy vulgar y rudo que parezca, pero lo ama por amor de Dios. ¿Cuál de esos dos amores creéis que es el más puro y desinteresado? Sin duda que el segundo, pues de ese modo se cumple la ley más perfectamente. Ama a Dios y al prójimo. ¿Qué más puede hacer?” (Conferencia 30 mayo 1659)
Compromiso: Consciente de mi ceguera, clamaré a Jesús y me pondré nuevamente en camino para seguir a Jesús.
Oración final
Señor Gracias por tu Palabra.
Gracias por dedicarme estos mandamientos.
Gracias Señor por recordarme que sobre todo hay que amar al prójimo. Y también amarse a uno mismo, con la medida que Tú nos amas y valoras.
Dame la Gracia de saber encontrar en mi vida esos agujeros en mi corazón donde nunca permití que Tú vengas a Reinar. Donde en su lugar puse ídolos, que yo mismo me fabriqué y que me doy cuenta que no llevan a la felicidad.
Señor que haga del amor la base de mi vida. Y el amor también indica perdonar y buscar la justicia. Que siempre sea justo y siempre sea amoroso contigo y con los demás.
Dame la gracia de reconocerte a Ti, como el único Dios verdadero y de poder seguirte y amarte en todo.