«Ven y sígueme». He aquí la vocación cristiana que brota de una propuesta de amor del Señor, y que puede cumplirse sólo gracias a una respuesta nuestra de amor». «Los santos acogen esta invitación exigente. Su perfección, en la lógica de la fe a veces humanamente incomprensible, consiste en no ser el centro de sí mismos, sino en escoger el ir contracorriente viviendo según el Evangelio.
«Llegar al extremo del amor por medio de la caridad y de las virtudes heroicas» permite iniciar el Proceso de Canonización de una persona a los cinco años de su fallecimiento.
Superada la fase diocesana, se inicia la segunda en Roma, donde se intentan demostrar las virtudes heroicas; esta fase culmina con la Beatificación, para lo que se necesita que Dios haga un milagro por la intercesión del Siervo de Dios.
El siguiente paso es la Canonización; en un acto solemne el Papa proclama la santidad del beato, e invita a todos los creyentes del mundo a tomar, a los nuevos santos, como punto de referencia en el seguimiento a Cristo. A la vez que se nos recuerda a todos los cristianos, que: «Por medio del Bautismo la santidad es un don que nos fue regalado y que podemos con el concurso de la gracia santificante y de nuestra libertad, llegar a vivirla como un camino de felicidad y realización personal».
No olvidemos que el mundo necesita de los santos, pues son ellos los que nos alientan en el camino de la vida y nos recuerdan que el Evangelio de Jesucristo no es una pura utopía inalcanzable o tal vez reservada para una élite minoritaria.
En definitiva, la santidad no es otra cosa que dejar a Cristo que actúe dentro de cada uno y desde ahí, llegar a los demás por medio de nuestras palabras y nuestras obras.
Todos podemos y debemos llegar a la santidad, en cualquier estado que nos encontremos: matrimonio, vida consagrada, soltería u otra circunstancia de la vida. Los santos son, en definitiva, la presencia actual del amor de Dios en la historia de los hombres, a ellos dedica la Iglesia, como indicamos al inicio la fiesta del 1 de noviembre.
Pidamos al Señor que el Siervo de Dios Santiago Masarnau Fernández, Fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl en España, sea pronto beatificado ya que su Proceso está en la segunda fase, sólo falta el Milagro.
Sor Mª Teresa Candelas HC
(Postuladora General Causa «Masarnau»)