De acuerdo al concepto de Misión de cualquier institución, ésta se puede definir como el motivo, propósito, fin o razón de ser de la existencia de una organización.
A este respecto, es importante conocer que el Consejo General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl, con el objetivo de unificar los criterios de todos los vicentinos y Conferencias que conforman la Institución a nivel global (en 149 países en todo el mundo) ha formulado la “Misión de la Sociedad de San Vicente de Paúl” que tiene en su redactado cuatro puntos fundamentales:
- “Desarrollar nuestra espiritualidad”
- “Buscar y encontrar a las personas y familias que están olvidadas, que sufren y están desfavorecidas”
- “Ofrecer, a cualquiera que se encuentra en situación de necesidad, la ayuda adecuada”
- Realizar nuestro servicio a estas personas “a través de un contacto personal”
Pero estos cuatro pilares, según reza la definición de la Misión que realiza el Consejo General Internacional SSVP, tienen como inspiración y piedra angular “el Amor de Cristo” que es para todos los cristianos el modelo en el que reflejarse y la figura que da sentido a nuestra propia existencia, tanto individual como institucional. Seguir su ejemplo, es llegar a la santificación, entendiendo esta como “la unión con Cristo en amor” (art. 2.2 Regla SSVP), Misión compartida con la Iglesia Universal y cada uno de las personas bautizadas.
Profundizando en la Misión Institucional y desgranando sus principales elementos enraizados en Cristo, llegamos a la conclusión de que es fundamental observarla para tener clara la pertenencia a la Sociedad de San Vicente de Paúl y ser consciente de la exigencia y responsabilidad que traslada, en su seno, la participación como consocio.
En el conocimiento, interiorización y observancia de la Misión de la SSVP están las claves en las que centrar los esfuerzos individuales e Institucionales. Personalmente, uno mismo debe sentir ese compromiso que libremente le une a una institución que defiende esta Misión para, en Comunidad, en Conferencia, seguir viviendo el camino hacia esa meta y sólo así invitar, de una forma inequívoca, a otros muchos a participar de la vida de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Si la Misión no está clara, si entendemos a la Sociedad de San Vicente de Paúl como una simple ONG solidaria o como una mera plataforma de acciones voluntariosas, estamos parcializando su mensaje y dejando fuera, precisamente, la esencia de la Entidad, desvirtuando el motivo para el que fue fundada.
1.- Desarrollar nuestra espiritualidad
Desde la creación de la primera Conferencia, se busca ayudar a las personas más vulnerables pero cultivando, a su vez, un camino espiritual que nos lleve a ser mejores, siguiendo a Cristo y sus enseñanzas para, de este modo, practicar la verdadera caridad cristiana, que quiere en primer lugar la justicia para completar a ésta con el Amor.
La espiritualidad en Las Conferencias está, obviamente, centrada en Cristo, como modelo universal para todos los cristianos, pero también tenemos dos grandes referentes que imprimen el especial carisma de la Institución y de los consocios que la conforman: San Vicente de Paúl, como Santo de la Caridad y promotor de la ayuda social organizada y el Beato Federico Ozanam, como seglar consciente, y visionario, del papel del laico en la Iglesia y de su servicio a las personas más vulnerables, aprendiendo de ambos la “visión de Cristo en el pobre y del pobre en Cristo” (Art. 2.5 Regla SSVP).
Sobre este tema, versará ampliamente la próxima reflexión “el carisma vicentino, una determinada opción de vida”.
2.- “Buscar y encontrar a las personas y familias que están olvidadas, que sufren y están desfavorecidas”
Otro rasgo de la Misión de Las Conferencias es su especial deferencia por las personas que viven las situaciones de pobreza, marginación y riesgo social. Pero el matiz que define a Las Conferencias es la actitud con la que lleva a cabo esta tarea, una actitud de “búsqueda”, no de apoltronamiento, y una actitud de empeño en esta tarea, de buscar y encontrar, de facilitar ese encuentro y ser el cordón umbilical de esos focos de pobreza ya definidos por el Papa Francisco como “pobrezas de la periferia”, que nadie ve y de las que nadie se acuerda.
La Misión de la Sociedad de San Vicente de Paúl “da prioridad a los más pobres de los pobres y a aquellos que son especialmente rechazados por la sociedad” (art. 1.6 Regla SSVP), “adoptando las iniciativas necesarias para encontrarse con la pobreza” (art. 1.5 Regla SSVP), adaptándose a los cambios del mundo, esforzándose constantemente en renovarse con respecto a las condiciones de los tiempos y los nuevos tipos de pobreza que puedan identificarse o preverse (ver art. 1.6 Regla SSVP).
Por lo tanto, la pertenencia a la Sociedad de San Vicente de Paúl implica una actitud proactiva ante la pobreza, una actitud de búsqueda de las personas que sufren y un interés real por “identificar las estructuras injustas” (art. 7.1 Regla SSVP) que puedan causar estas diferencias sociales, este menoscabo en el trato al prójimo que está siendo desplazado y excluido.
3.- “Ofrecer, a cualquiera que se encuentra en situación de necesidad, la ayuda adecuada”
Estrechamente ligado al punto anterior, a la búsqueda y al encuentro de las personas que sufren la pobreza, está la necesidad de que dicha ayuda sea efectiva, adecuada a la necesidad de cada persona. Ya lo decía san Vicente de Paúl en su conocida frase “la ayuda ha de ser afectiva y efectiva”, uniendo al amor que debemos procurar en nuestro servicio, la promoción social que facilite la mejora de la autoestima y de las habilidades que cada persona tiene dentro, procurando evitar caer en el inmovilismo y en la rutina en el servicio a los demás, de tal forma que no seamos capaces de romper la cadena de la miseria, la repetición constante de la misma situación, alienando al ser humano hasta ser parte de un proceso o de un número en nuestras estadísticas, dejándole de ver como ese prójimo que tiene sus necesidades particulares y su plan de vida personal en los que hay que incidir como únicos y verdaderamente valiosos para su regeneración.
Esa “ayuda adecuada”, efectiva, que busca la Sociedad de San Vicente de Paúl se basa en el “cambio sistémico”, en la necesidad de interiorizar en nosotros y en la Institución el valor de poner al ser humano en el centro, de procurar ayuda al prójimo contando con él mismo, con sus habilidades y virtudes, con sus debilidades y con sus sueños, haciéndole partícipe y responsable de su camino hacia el desarrollo de su propia vida, ayudándole a tomar decisiones y a reafirmarle como ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios.
Las personas que pertenecen a la Sociedad de San Vicente de Paúl, buscarán la verdadera promoción del ser humano y su ruptura con la pobreza y sus causas, basando su servicio en un trabajo individualizado y centrado en el prójimo, siendo conscientes de la grandeza que toda persona lleva dentro de sí.
4.- Realizar nuestro servicio a estas personas “a través de un contacto personal”
Pero si queremos ayudar a las personas en dificultad, si de verdad sentimos la pertenencia a una Institución que tiene como uno de sus objetivos principales la ayuda a los más vulnerables, no podremos cumplir con esta Misión sin darnos a nosotros mismos.
El contacto personal con las personas a las que ayudamos es condición indispensable para que se cumpla la Misión de Las Conferencias. No podemos delegar nuestro servicio a otros, en todo caso podemos dejar que otros colaboren y aporten sus habilidades en la gran labor que tenemos entre manos y que se nos ha encomendado. Pero siempre con nuestra presencia, con el sello propio que debe dar a cada actividad y proyecto de Las Conferencias la presencia y el servicio de sus consocios.
Para derramar sobre las personas a las que ayudamos el carisma vicentino propio de la Institución, tendrán que ser vicentinos los que estén en la primera línea de acción de su obra. “No es suficiente hacer el bien, hay que hacerlo bien” decía el Santo de la Caridad, san Vicente de Paúl, exigiendo no sólo buenas obras sino haciéndonos reflexionar sobre el origen de esa ayuda, desde dónde se realiza esta tarea hacia los demás, cuál es el pilar que sostiene las obras que realizamos, sobre qué bases se soporta la Misión que deseamos culminar.
Por otro lado, el contacto personal habla de la cercanía en el trato, de la capacidad de empatía con la persona que sufre, de la “asistencia que honra” como decía Federico Ozanam, que “toma al hombre en su parte superior y se ocupa, en primer lugar, del alma”, “de todo lo que le puede hacer libre y grande”; la que observa la reciprocidad “puesto que todo hombre que da una palabra, un parecer, un consuelo hoy, puede tener necesidad de eso mismo mañana” (Ozanam – artículo “La asistencia que humilla y la que honra” – L´Ere Nouvelle 1848). Y es aquí el punto en donde surge una de las características más especiales de la Misión de un consocio de la Sociedad de San Vicente de Paúl en referencia al “contacto personal”, al darse uno mismo: la verdadera amistad con las personas a las que procura ayuda y que define perfectamente Concepción Arenal – “Hay un camino seguro para llegar a todo corazón que padece, y ese camino es el amor” – (El Visitador del Pobre).
En definitiva, la Sociedad de San Vicente de Paúl pide entonces a sus consocios, en su pertenencia a la misma y observando su Misión, que desarrollen su fe en Comunidad, en Conferencia, y que en su expresión de amor al prójimo tengan especial deferencia por las personas más vulnerables, realizando su servicio desde un compromiso personal que les lleve a la verdadera amistad y al encuentro con cada persona como individuo único e hijo de Dios.