La comunidad local «célula viva» de la Congregación

Francisco Javier Fernández ChentoEspiritualidad vicencianaLeave a Comment

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Author: Flores-Orcajo · Year of first publication: 1983 · Source: CEME.
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asd«Que no vaya a descalificar­se ninguno que se recrea en humildades y devociones a ángeles…; ése se desprende de la cabeza, que por las junturas y tendones da al cuerpo entero alimento y cohesión, haciéndolo crecer como Dios quiere». (Col 2,18-19.

“Cada comunidad local gozará de la debida autonomía, a fin de que realmente sea un lugar donde se hace efectiva la coordinación comunitaria de apostolado y vida, a la vez que el bien de la Congregación en el ámbito provincial como universal. La comunidad local es, en efecto, una parte viva de toda la Congregación”. (C.23).

El título de la meditación responde a una termino­logía relativamente reciente, aplicada sobre todo por eI Concilio Vaticano II y por los documentos de los Papas a las parroquias y a las familias. Por cierta analogía la aplicamos también nosotros a las comunidades locales de la Congregación.

1. «La célula primera y vital de la sociedad».

Lo dicho anteriormente, lo confirmamos ahora en los textos siguientes:

«La parroquia presenta el modelo clarísimo del apos­tolado comunitario, reduciendo a la unidad todas las di­versidades humanas que en ellas se encuentran e inser­tándolas en la Iglesia universal. De ahí que haya de cul­tivarse sin cesar el afecto a la diócesis, de la que la pa­rroquia es como una célula, siempre prontos a aplicar también los esfuerzos en las obras diocesanas a la invitación del Pastor». (AA 10).

Por otra parte, se dice de la familia que es:

«Célula primera y vital de la sociedad, que ha me­recido muy bien el hermoso nombre de Iglesia domés­tica. Esto significa que en cada familia cristiana debe­rían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia entera. La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia. Dentro, pues, de una familia consciente de esta misión, todos los miembros de la misma evangeli­zan y son evangelizados. Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez reci­bir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivi­do… Una familia así se hace evangelizadora de otras muchas familias y del ambiente en que ella vive». (EN 71).

2. «Las comunidades pequeñas ofrecen un género de vida más difícil».

Por causas muy distintas los Superiores de la Con­gregación se ven urgidos a crear comunidades, reducidas unas, más numerosas otras. Pero de todas cabe igual­mente afirmar que son «células vivas» de la Congrega­ción. Unas y otras ofrecen sus ventajas e inconvenientes.

«Las comunidades pequeñas pueden favorecer el desarrollo de relaciones más estrechas entre los religio­sos y una asunción recíproca y más fraterna de las res­ponsabilidades. Sin embargo, si un determinado esquema puede efectivamente favorecer la creación de un clima espiritual, sería ilusorio creer que ello baste para des­arrollarlo. Ciertamente las comunidades pequeñas, como es manifiesto, más bien que ofrecer a sus miembros un género de vida más fácil, les piden cosas más difíciles». (ET 40).

3. «Las comunidades numerosas son particularmente convenientes para muchos».

El mismo documento sobre la renovación de la vida religiosa sigue diciendo:

«Por otra parte, continúa siendo verdad que las co­munidades numerosas son particularmente convenientes para muchos religiosos. Pueden ser exigidas, además, Por la naturaleza de un servicio caritativo, por determi­nados trabajos de carácter intelectual… Por lo demás, prescindiendo de sus dimensiones, las comunidades, gran­des o pequeñas, no podrán ayudar a sus miembros más que permaneciendo constantemente animadas por el es­píritu evangélico, alimentadas por la oración y generosa­mente marcadas por la mortificación del hombre viejo, por la necesaria disciplina para la formación del hombre nuevo y por la fecundidad del sacrificio de la Cruz». (ET 41).

  • ¿Procuro que la comunidad local, a la que perte­nezco, viva con entusiasmo el ideal espiritual y apostólico de la Congregación?
  • ¿Ofrece mi comunidad la imagen de «Iglesia do­méstica» como familia en Cristo?
  • Bien pertenezca a una comunidad pequeña o grande, ¿vivo animado por el espíritu evangéli­co propio de la Congregación?

Oración:

«Dios todopoderoso, haz que tu Iglesia sea siempre una familia santa, congregada en la unión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que manifieste al mundo el misterio de tu unidad y de tu santidad y lo conduzca a la perfec­ción de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo».

(Mro, Votiva por la unidad).

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