CAPÍTULO VI
EXAMEN DEL ESTADO DE NUESTRA ALMA CON RELACIÓN AL PRÓJIMO
El marido y la mujer se han de amar con un amor dulce y tranquilo, firme y perseverante, en primer lugar porque Dios así lo ordena y lo quiere. Lo mismo digo de los hijos y de los próximos parientes, y también de los amigos, de cada uno según su grado.
Mas, hablando en general, ¿cómo está tu corazón con respecto al prójimo? ¿Le amas cordialmente y por amor de Dios? Para conocer bien si es así, has de imaginarte ciertas personas enojosas y antipáticas, pues aquí es donde se ejercita el amor de Dios con el prójimo, y mucho más si se trata de aquellos que nos hacen algún mal, de obra o de palabra. Examina bien si tu corazón es franco con ellos, y si sientes alguna contrariedad en amarles.
¿Eres propensa a hablar mal del prójimo, sobre todo de los que no te quieren? ¿Causas daño al prójimo directa o indirectamente? Por poco razonable que seas, fácilmente te darás cuenta de ello.