Recuerdo cuando me dijiste, el miércoles por la mañana, con gran solemnidad, que casi parecía algo fuera de este mundo: «Pietro, ya estoy curada. Pietro, ya estaba del otro lado, y si tú supieras lo que yo vi. Algún día te diré. Pero como estábamos tan felices, tan cómodos con nuestros maravillosos niños, llenos de salud y gracia y de todas las bendiciones celestiales, me enviaron de vuelta a sufrir algo más, porque no está bien presentarnos al Señor sin haber sufrido mucho». Este fue y sigue siendo para mí tu testamento de alegría y sufrimiento.1
- Gianna Beretta Molla (1922-1962) fué al hospital en Monza el 20 de Abril de 1962, Viernes Santo. A la mañana siguiente, Sábado Santo, se le realizó una cesárea para el nacimiento de su cuarta hija, Giovanna Emanuela. Después de la operación, al acabarse la anetesia, empezó a sufrir grandes dolores, que fueron aumentando con los días. Pidió volver a Ponte Nuovo para morir en la casa que custodió el sacramento de su amor. Murió en la mañana del Sábado 28 de Abril, probablemente después de escuchar las voces de sus hijos que despertaban en la habitación de al lado.
Las cartas de Gianna ofrecen un testimonio extraordinario de amor, en lo ordinario de la vida, y en los momentos más difíciles. Gianna, como médico de niños, y después en la vida del matrimonio y la familia, testimonió gran alegría y total don de sí, y una vida de fe y de servicio a los demás, según el Evangelio. Era cuidadosa en cumplir la voluntad de Dios, y estaba convencida de que «el amor debe ser total, pleno, completo y regulado por la ley de Dios, y debe durar para siempre en el Cielo«, y que casarse significaba «recibir el sacramento del amor, para convertirse en colaboradores con Dios, en la creación; de esta manera le podemos dar hijos que lo amarán y servirán«. A través de su maternidad, hizo un auténtico acto de amor y servicio a la humanidad.
Con profundo realismo cristiano aceptó los sufrimientos de la vida: «Es verdad, también habrás penas, pero si nos amamos siempre tanto como nos amamos ahora, con la ayuda de Dios, sabremos como enfrentarlas juntos«; «querido Pietro, nunca me hubiera imaginado cuánto uno debe sufrir para ser madre«.
La fiesta de santa Gianna Beretta Molla, beatificada y canonizada por Juan Pablo II, se celebra el 28 de abril.
Molla, Gianna Beretta, Love Letters to my Husband, prefacio, Nota 21, p. 15., Ed. por Elio Guerriero, Pauline Books and Media, Boston, 2002, p. 5. Versión original: Tuo Grande Amore Mi Aiuterá a Essere Forte.