La diócesis de Cahors nos ha dado un mártir en la persona de François Bergon diócesis de Cahors nos ha dado un mártir en la persone de François Bergon, nacido en Balaguier, el 13 de agosto 1758. Fiel a la llamada de Dios, entró en el seminario interno de la Misión de Cahors, el 22 de mayo de 1780, y se unió definitivamente a la Congregación por los votos, el 23 de mayo de l782. Volvió a su familia 1791, y continuó en medio de la persecución su ministerio apostólico.
Expulsado de su parroquia natal, se estableció en la vecindad. Se descubrió el lugar de su retiro, le arrestaron y encerraron en el seminario mayor de Cahors transformado en prisión. Queriendo evitar la deportación, que creía próxima, se escapó, volvió a su parroquia, retomó, por las noches, los trabajos de su apostolado. Al enterarse que se conocía su asilo, se fugó a los bosques y allí fijó su residencia. El 10 de mayo de 1794, mientras llevaba, aprovechando las tinieblas, el santo Sacramento a un enfermo, un capitán de las guardias nacionales le reconoció y le detuvo. En el primer albergue, en un momento en que le habían dejado solo, comulgó en viático con la hostia que llevaba al enfermo.
Estuvo cuatro días en las prisiones de Figeac y fue luego transferido a Chaors. Los habitantes de esta ciudad, prevenidos de su próxima llegada, fueron en tropel a esperarle a las puertas de la prisión donde debía ser encerrado.
El 16 de mayo, el tribunal revolucionario le condenó a muerte. La ejecución tuvo lugar al día siguiente. Sacerdotes que habían jurado, armados de picas, estaban en el número de los satélites que le acompañaban al cadalso. Cuando el verdugo hubo procedido a su aseo fúnebre, uno de los revolucionarios presentes sacó la camisa de entre sus vestiduras y, cubriéndole, pronunció esta palabra impía «Ya estás revestido de tu casulla; vete a decir tu misa».
Por el trayecto, el Sr. Bergon recitaba el Miserere en voz alta. Cuando vio la guillotina, se descalzó y, entregando sus zapatos a una mujer, le dijo: «Dádselos a un pobre; Jesucristo se entregó descalzo en el calvario; yo quiero hacer lo mismo». El valeroso mártir subió con paso firme al cadalso y su alma voló al cielo.
SOURCES. – Les Confesseurs de la foi dans l’Église gallicane à la fin du dix-huitième siècle, par l’abbé Carron; — Notices sur le clergé de Cahors pendant la Révolution, par l’abbé Gary, p. 16-18.







