El lenguaje de la Biblia
El A.T. en el capitulo 11 del libro del Génesis, narra la confusión de la lengua, del idioma, y entonces entre los constructores de «La Torre» se forma el Babel: la confusión, el desconcierto, nadie entendía nada, todo era desorden, gritos, malos entendidos, es decir, se armó una Babel.
Y es que el idioma es el único medio que tenemos de comunicarnos, de entendernos. Cada profesión tiene su modo peculiar, de expresarse. Cuando se va al médico, si este empieza a explicarse, en términos médicos, científicos, se le dice: explíquese usted de manera más clara, más sencilla, de modo que yo pueda entenderle.
Pues bien, LA PALABRA, la Biblia tiene su propio modo de expresarse, para dar respuesta a quienes tienen la valentía de preguntarse ¿Qué razón tiene la vida? ¿Y cuándo termine qué? La respuesta necesariamente tiene que ser profunda, trascendente, fluida, convincente y absolutamente clara, es Dios, aunque no es fácil de explicar, llama Dios al sentido de su vida, quien escucha no puede quedarse mudo y habla con todo su ser, con palabras, con gestos, con símbolos, con ritos, la persona religiosa que pregunta y está atento a la respuesta, debe ser también la que tiene más capacidad para expresarse.
Existe pues, un lenguaje religioso, que habla de la abundancia del corazón, para dar testimonio de Dios.
Por lo general el lenguaje religioso es espontáneo, al contrario el lenguaje científico que es reflexivo se habla desde la cabeza.
Recordemos «una realidad de la vida real» Las personas mudas no hablan porque no escuchan…
1. LOS EVANGELIOS
Los Evangelios no son fáciles de leer, sobre todo cuando quiere encontrarse en ellos una biografía de Jesús.
Si no se tiene idea de lo que pretendieron los evangelistas, es difícil recibir lo que ofrecen. Entonces será saludable saber cómo los escribieron.
No olvidemos que el mensaje de los Evangelios ha configurado nuestro pasado, y esta determinando nuestro provenir.
Jesús de Nazareth escogió a sus discípulos a partir de su bautismo, para que lo acompañaran y extendieran su mensaje por todo el mundo, hasta el final de los días.
Es bien claro que a Jesús no lo acompañaron, ni cronistas, ni fotógrafos. Lo acompañaron en su vida pública quienes después de su muerte y resurrección, serian sus testigos. A ninguno ordenó que escribiera, pero a todos les dijo que predicaran la Buena Noticia. Estos hombres, los apóstoles, recogieron las palabras y las obras de Jesús.
Los apóstoles predicaron lo que habían visto y oído, pero no ordenadamente, sino según las circunstancias y necesidades de los oyentes. No estaban interesadas en escribir la vida de Jesús, sino lo que ellos vieron y oyeron, es decir, que el hombre con el que vivieron, vieron morir en la cruz, es el Señor y en Jesucristo llega a los creyentes el Reino de Dios.
Que dicha fuerza que en estas pocas lecciones de Cristología, pudiera dar, el Equipo de Espiritualidad, una visión clara sobre la vida y obra del Nazareno que fue la pretensión de los cuatro evangelistas. Confía este Equipo que el Espíritu del Resucitado, aclare todas las lagunas que pueden quedar, además de todas las aclaraciones que se harán de las dudas que cada uno (a) traiga el día de la socialización que el Comité de Formación ofrece.
(Continuará… módulo 5)






