Experiencia espiritual de santa Luisa y espiritualidad vicenciana (VII)

Mitxel OlabuénagaEspiritualidad vicencianaLeave a Comment

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CONCLUSIÓN

Para celebrar la fiesta de santa Luisa de Marillac en el tiem­po pascual, la Liturgia nos propone la lectura de Hechos de los Apóstoles 9, 36-42: Tabita era una mujer que destacaba por sus buenas obras y limosnas.

El nombre de Tabita significa «gacela», que corre veloz; indica también belleza y elegancia.

Al llegar Pedro a Joppe es llamado junto al lecho de Tabita, porque acaba de morir y todos piden que la devuelva a la vida: no es posible que Tabita deje de vivir, Tabita debe seguir viva.

El hecho de que la Liturgia nos invite a proclamar el testimo­nio de Tabita en las celebraciones de santa Luisa me ha hecho frecuentemente leer la experiencia de Luisa de Marillac desde la historia de Tabita, tal como es propuesta en los Hechos de los Apóstoles: Luisa de Marillac, bella como Tabita; gacela, que corre veloz porque está animada del Amor mayor («la Caridad de Jesús crucificado nos apremia»), a socorrer las necesidades de todos los pobres; cuya experiencia espiritual debe seguir viva, porque no es posible que deje de vivir.

Me parece que de nada sirve lamentarnos por haber tardado tantos años en conocer a santa Luisa de Marillac a través de las fuentes escritas disponibles. Me pregunto cuánto significarán para la actualización del carisma vicenciano los discursos, homenajes, recuerdos y celebraciones con ocasión del 350 ani­versario de su plenitud de vida (1660-2010). Estoy persuadido de que estas celebraciones habrán valido la pena si logramos que, como Tabita, Luisa de Marillac siga viva hoy; si logramos que santa Luisa de Marillac viva en la vida, en la experiencia espiri­tual de cada uno de los miembros de la Familia Vicenciana.

Corpus Delgado

CEME 2010

 

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