El Señor Vicente relee su vida: Cofundador

Francisco Javier Fernández ChentoVicente de PaúlLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Bernard Kock, C.M. · Traductor: Máximo Agustín, C.M.. · Año publicación original: 2008.
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Durante ese tiempo otras jóvenes se habían puesto al servicio de los pobres en las caridades de París, siguiendo el ejemplo de Margarita de Naseau:

Ésta «donaba todo lo que podía tener, cuando la ocasión se presentaba. […] Todo el mundo la quería porque no había nada en ella que no fuera amable.

Su caridad ha sido tan grande que murió por haber hecho acostarse con ella a una pobre niña enferma de la peste1. Atacada de este mal, dijo adiós a la hermana que estaba con ella, como si hubiera previsto su muerte, y se fue a (el hospital) San Luis con el corazón lleno de gozo y de conformidad con la voluntad de Dios»2

Era en febrero de 1633, y a pesar de los cuidados que con la Señorita Legras le henos procurado, ella murió poco después…

Estas jóvenes benévolas no formaban todavía una comunidad3. Yo había tomado la costumbre de prepararlas a su servicio de los pobres en cuatro días de retiro. Para un servicio difícil convenía prepararlas más; y para ayudarlas a mantenerse, convenía proponerles vivir en comunidad antes que dispersas por las parroquias. La Señorita Legras, si bien estaba muy ocupada con sus viajes para visitar, sostener, las Caridades, aceptó encargarse de ellas. El 29 de noviembre de 1633, tres o cuatro se instalaron en comunidad, con Luisa de Marillac, cerca de la iglesia de San Nicolas du Chardonnet4. Ellas no serían religiosas, para no estar encerradas en clausura, como lo había exigido el concilio de Trento. No obstante, existía desde finales del siglo XIII, Hermanas, terciarias de San Francisco, que pronunciando los votos solemnes y teniendo el oficio del coro, salían a pesar de ello a servir a los pobres y a los enfermos a domicilio: Hermanas Grises, Hermanas de Santa Isabel o también Tercielinas…Su estatuto de Orden Tercera las dispensaba de la ley dada para la Segunda Orden (Órdenes de mujeres). Pero yo no las conocía, si bien existieron en Beauvais, en Nantes, y hasta en París….Hay tantas Ódenes y Congregaciones!

Nuestras «Hijas de la Caridad» estarían también mejor preparadas sin votos solemnes. No estarán obligadas a los largos oficios del coro. Llevarán no obstante una vida espiritual intensa: meditación dos veces al día, lectura espiritual, misa en la parroquia, pero lo principal de su tiempo será verdaderamente para los pobres. Y su hábito será uniforme, por supuesto, pero el de las campesinas de la Isla de Francia. En una palabra, de simples jóvenes, «Hijas de la Caridad».

  1. Cf. S. V. I, 187.
  2. S.V. IX, 79; Comb. 53.
  3. S. M. I, 264-269.
  4. S. V. I, 215 nota, Esta pequeña calle, paralela a la calle de Arras, ligaba la calle San Víctor con la calle Traversière o Traversine. La casa frente por frente del rótulo de l’Epée-Royale estaba en medio de la calle de Versalles. Su emplazamiento corresponde, al parecer, al nº 21 de la calle Monge.

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