Como miembro de la compañía de san Vicente, hermano mío, harás voto de vivir una vida sencilla. Tu voto es una profesión de ser a la vez pobre de espíritu y de hecho, como individuo y en comunidad. Aunque tu trabajo, dice san Vicente, no te permitirá practicar una pobreza radical, debes esforzarte por imitar la pobreza de Jesús todo lo posible.
La pobreza debe brillar en tu vida dentro de la comunidad. San Vicente advirtió a su compañía que dejaría de existir cuando dejara de ser pobre. Estaba del todo convencido de que debemos ser pobres si queremos servir a los pobres. Decía a su comunidad que la pobreza había de ser su muro de defensa, que era del todo vital que la profesáramos siempre y en todo lugar’, que sin ella nadie creería que somos servidores de los pobres.
Estas ideas de san Vicente reciben un eco sorprendente en los documentos de la Iglesia de hoy’: la Iglesia debe ser pobre con los pobres compartiendo con ellos en sus necesidades.
Para hacer prácticos tus esfuerzos para ponerte al nivel de los pobres, hermano, toma muy en serio los siguientes consejos. Verás que son muy exigentes si tratas de aplicarlos en tu vida diaria. Pero Jesús te asegura que los pobres son dichosos.
- Esfuérzate por ser pobre de espíritu y de hecho, tanto individual como comunitariamente.
- Examínate a menudo y a fondo sobre cómo vives y trabajas; si usas los bienes de la compañía sobre todo en beneficio propio o si los compartes con generosidad con otros, sobre todo con los pobres.
- Asegúrate de que tu vida de pobreza consiste en mucho más que simplemente pedir permiso para poseer cosas; por el contrario, sé sobrio en tus adquisiciones.
- Estate dispuesto a trabajar duro, lo mismo en los trabajos diarios de la vida común que en los trabajos apostólicos.
- Acepta algunas de las privaciones que viven los pobres, sobre todo en relación a la comida y a las comodidades materiales.
- Da a los pobres con generosidad de tus bienes personales; anima a la compañía a hacer lo mismo con sus bienes comunitarios.
- Entrega lo que ganas a la comunidad, y así existirá una auténtica comunidad de bienes.






