Del monasterio a la calle, del claustro a los incurables

Francisco Javier Fernández ChentoJuana Antida ThouretLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Sr Nunzia .
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En el claustro de Regina-Coeli

Primera religiosa de vida apostólica en el Nápoles del siglo XIX, Juana Antida «instala», de manera duradera y estable, el modelo de Vida Religiosa «apostólica» al estilo vicenciano, hasta entonces desconocida en el Reino de Nápoles, que vio incluso en el pasado, con altibajos, algunas tentativas de compromiso de vida religiosa femenina.

  • Pienso, en particular, en la obra de Maria Longo, la fundadora del hospital de los Incurables, y a sus compañeras, por los Quinientos.1
  • Pienso en las Damas inglesas de Mary Ward en los Seiscientos para la instrucción de las niñas bien y a las Pías Maestras Romanas a inicios del Setecientos, para la instrucción de las hijas del pueblo: ambas experiencias, no fueron logradas, quizás porque fueron demasiadas prematuras con respecto a los tiempos.

Aquella de Jeanne-Antide Thouret y de sus primeras compañeras fue una novedad: un pequeña, discreta, irreversible revolución… Una experiencia llena de obstáculos, pero firmemente guiadas por las manos, por la cabeza y por corazón de una «joven de 45 años», «mujer fuerte de la Franca Contea», «la Señora Thouret»: entrenada por la vida y por las aventuras, que todas conocemos.

Una novedad

  • Religiosas sin rejas e instruidas.
  • Al servicio de los pobres, de los enfermos, de las niñas analfabetas (ricas y pobres). Por las calles, en las parroquias, en los pasillos, en las aulas.
  • Frecuentadoras de los bajos-pocilgas como de los pisos-altos, de los ministerios como de los cuchitriles.

Regina Coeli, que, desde los finales del siglo XVI –época de fundación– fue el Monasterio «agustiniano » de las Canonichesse lateranensi, 2 a los inicios del siglo XIX, con Juana Antida Thouret, se vuelve, después de más dos siglos de clausura, el lugar y el símbolo de un carisma auténticamente inculturado y de una espiritualidad auténticamente «popular». El carisma vicenciano del servicio «a lo femenino», toma forma:

  • Los pobres, visitados y asistidos, en las pocilgas y en las parroquias de la ciudad, se encuentran en sus casas: curados, alimentados, vestidos.
  • Los niños, y sobre todo las niñas, son acogidas e instruidas en las dos escuelas cerca del ex-monasterio3 y, en perspectiva, para ellas, nuevas escuelas son proyectadas y propuestas en otros barrios con grandes deterioros, como la Annunziata, los Quartieri (barrios) españoles.4
  • Los enfermos también son curados con la preparación y la distribución de las medicinas en la pequeña farmacia, allí, en el corazón del Monasterio; pero también en el grande hospital de los Incurabili,5 alcanzable por el interior del Monasterio, por un «porticina», (pequeña puerta) que se convirtió, en el tiempo como la evocación de un «noble tránsito»: el simbólico paso, es decir, de la interioridad a la relación; de la oración al servicio; de la clausura a los pobres; del claustro al pasillo… y viceversa.

A la par de la escalinata externa de a hermosa Iglesia, que desde la calles conduce al gran fresco «pronaos»: única «antecámara» de ingreso tanto para la Capilla como para la escuela, ambas, se abren, sobre el mismo pasillo. También ella, evocadora de oración y servicio; contemplación y acción; liturgia e instrucción.

¡La clausura, por lo tanto, que por siglos fue el único y difundido modelo de vida consagrada, rompe sus rejas! Los pobres, habituados, según la costumbre consolidada en el tiempo, a esperar en la puerta el pan y los medicamentos, son introducidos hasta las entrañas del claustro.

En el jardín de los incurabili

  • 30 nov. 1810 (a la Hna. Elisabeth Bouvard): Desde mañana, día de … nos haremos cargo de un hospital, al lado de nuestra casa, que alberga 100 (?) enfermos.
  • 24 mayo 1811 (Al Pref. Jean Debry): El Gobierno nos ha encargado también el más hermoso hospital de Nápoles: tiene 1.200 enfermos, soldados y burgueses.
  • 14 abril 1817 (Al Pref. Jean Debry): Estamos encargadas de dirigir, supervisar y mantener el orden en el hospital de mujeres de los Incurables… El gran hospital, que se encuentra al lado de nuestra casa, fue confiado a nuestro cuidado.
  • 14 feb. 1816 (Al Ministro de Interior): Los servicios que prestamos son gratuitos y además nos ocasionan gastos: no se puede ayudar a los pobres, sin verse obligado a darle salgo. Lo sabemos bien después de cinco años en el hospital de los Incurables: no es posible ver enfermos en el extremo del dolor del debilitamiento, y de la agonía, sin aliviarlos y consolarlos dándole un dulce; alguno caería en la desesperación.
  • 1 ° dic. 1820 (Al Ministro de Interior) … las Hermanas llegadas de Francia demostraron de inmediato su buena voluntad para hacerse útiles al prójimo: por esto vino Su Excelencia al hospital de los Incurables a instalarlas, autorizándolas a vigilar todas las tareas. Mas, la dedicación a los pobres, el amor al trabajo, las impulsaron a preparar la comida para todo el hospital tanto a los hombres como a las mujeres, distribuyéndoselas y asistiéndolos; también a instruir a un cierto número de muchachas que se encontraban en una sala del hospital.
  1. Maria Lorenza Longo: fundadora en Nápoles del Hospital «Santa Maria del popolo», llamado los Incurabili (1521-22), y de la Orden las Monjas Clarisa Capuchinas (1533) , llamadas » Le Trentatré» .
  2. El Monasterio de Regina Coeli, con la Iglesia cercana, fue fundado en el 1594 por las Canonichesse Lateranensi.
  3. J-A Th. al Signor De Fulgure, cit., in LD: p. 238; J-A Th. al Ministro dell’Interno del Regno di Napoli, 14 aprile 1817, in LD: p. 25 1; Napoli 1° dicembre 1820, in LD: p. 3 10
  4. Cfr. J-A T h. al Ministro dell’I nterno del Regno di Napoli, 24 aprile 1816, in LD: p. 247; Al Segretario di Stato Ministro degli Affari Interni, settembre 1817, in LD: p. 253
  5. Cfr. J-A Th. al Ministro dell’Interno del Regno di Napoli, 14 febbraio 1816, in LD: p. 246; 14 aprile 1817, in LD: p. 250

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