Concepto de rito
Puede resultar sumamente complejo explicar el concepto de rito, pues puede tener muy diversos significados. En este sentido, escribe el P. Mauricio Gordillo que por rito puede entenderse:
- El acto litúrgico en sí.
- El orden y sistema de los actos litúrgicos.
- El conjunto de todas las leyes y costumbres litúrgicas.
- El conjunto de leyes y costumbres tanto litúrgicas como disciplinares.
- La persona moral o agrupación que se rige por tales leyes y costumbres.
- El vinculo mediante el cual se unen los fieles con esa agrupación, o por el que se obligan a observar ese conjunto de leyes.
De todos estos significados pueden deducirse dos conceptos principales distintos, en los que el rito tiene un significado jurídico y litúrgico. En la Iglesia Católica Romana prevalece el sentido jurídico por sobre la concepción litúrgica del Rito, de hecho la Iglesia de Roma posee un Derecho Canónico Oriental, que muy poco tiene que ver con la Pidalión o Nomocanon en la Iglesia Ortodoxa.
En su concepto o significado jurídico, rito significaba cierto orden, costumbre o hábito en el desarrollo del sacrificio (aún en la época del Imperio Romano pre-cristiano se utilizaba este término referido a los aspectos cultuales paganos).
Así, se habla de rito con mucha frecuencia en el antiguo derecho y en el Derecho romano. En el uso eclesiástico, y ya desde el siglo XII, rito (en Occidente) vino a significar el conjunto de costumbres de una Iglesia determinada, entendiéndolo unas veces por sus solas costumbres litúrgicas, y otras por su disciplina total. Ambas significaciones se emplean según sea el origen de los autores. Dentro de la Iglesia Católica, en el Código de Derecho Canónico, canon 98, el término Rito se aplica tanto a la Sagrada Liturgia como a la disciplina eclesiástica.
En su concepto específicamente litúrgico, el término rito, se refiere tan sólo al culto divino, y en especial al modo de desarrollar la Sagrada Liturgia. El criterio principal en la distinción de los ritos es precisamente la liturgia.
Los distintos ritos de Oriente
Muchas veces suelen denominarse, en occidente, a las diversas liturgias presentes en oriente con la única denominación de «Rito Oriental». Evidentemente esto es un grave error, ya que desde luego hay que admitir la existencia de varias diferencias, no tan sólo rituales sino de carácter dogmático, entre las distintas Iglesias (principalmente en Asia y África), las cuales son expresadas a través de su liturgia particular; por tal motivo es importante tener en cuenta que la Liturgia no es sólo un fenómeno estético o cultural, sino que fundamentalmente se trata de un acto cultual o de adoración, por cuyos textos se cuelan los principios más esenciales de la teología.
La celebración Eucarística dentro del Mundo Ortodoxo, así como también dentro de las Iglesias Orientales no-ortodoxas, suele llamarse, por antonomasia, Sagrada Liturgia; siendo el modo que adquiere su celebración, el principal criterio por los que se identifican los distintos Ritos; hasta principios del siglo XX, una lengua podía identificarse a un determinado rito como ser, por ejemplo, el griego, el vétero-eslavo o eslavo litúrgico, entre los ortodoxos bizantinos, el copto y el gheez entre los monofisitas, el siríaco o el árabe entre los nestorianos; y hasta la década de los 60, el latín en la Iglesia de Roma; pero debido a que cada vez más frecuentemente, se utilizan en las distintas Iglesias las diversas lenguas nacionales, la lengua dejó de ser un elemento apto para identificar a un determinado rito.
Atendiendo a los criterios anteriormente expuestos, puede darse, y se da, una primera distinción general en cinco grandes ritos orientales:
- Rito alejandrino, observado por los coptos de Egipto, Etiopía y Eritrea.
- Rito antioqueno, observado por los siro-jacobitas, siro-malabares, maronitas y malankares (estos dos últimos, católicos).
- Rito caldeo, observado por los antiguos nestorianos, llamados también asirios, y por los malabares católicos de la India.
- Rito armenio, observado por los armenios.
- Rito bizantino, también llamado eslavo-bizantino, o por algunos pocos bajo el nombre de constantinopolitano. Este Rito es observado por las distintas nacionalidades o minorías religiosas, tanto ortodoxas como católicas, que residen sobre todo en Europa Oriental y Medio Oriente. Los dos grupos bizantinos más importantes son los Greco-constantinopolitanos y los Rusos, y los de ellos derivados a través de sus actividades misioneras: albaneses, búlgaros, chinos de rito bizantino, estonios, lituanos y letones bizantinos, finlandeses, japoneses de rito bizantino, georgianos, italo-albaneses, yugoslavos de rito bizantino, melkitas, rumanos, rutnenos en sus diversos grupos de polacos, blanco-ruthenos y eslovacos, ukranianos y húngaros de rito bizantino.
No hemos de creer que la Iglesia primitiva, cuando comenzó a diferenciarse en las diversas comarcas a donde iba llegando el Evangelio, tenía un rito único. Las fórmulas oracionales, aunque idénticas en el fondo o contenido, variaban según los países y según los oficiantes. Pero al mismo tiempo iban predominando las fórmulas de las Iglesias principales, que terminaban por imponer sus usos y costumbres litúrgicas a las de menos importancia. El fenómeno fue común a Oriente y Occidente. Hubo diversas liturgias en la Italia central y en la superior; y las hubo francesas, celtas y españolas. Terminaría por imponerse la liturgia llamada latina, o si queremos occidental, que hubo de sufrir ella misma muy variadas y diversas modificaciones en el correr de los siglos, adoptando determinadas tradiciones de las otras liturgias occidentales. Aún hoy se conservan la liturgia ambrosiana en Milán, y la mozárabe en Toledo, por ejemplo.
En las regiones orientales nos encontramos, en un principio, con esta misma variedad ceremonial en el desarrollo del culto. Hasta que las Iglesias principales terminaron con imponer el suyo sobre las demás: Alejandría, Antioquía, Jerusalén, Constantinopla.