S. S. el papa INNOCENCIO XI animó con su particular benevolencia a la Congregación de la Misión todavía en sus inicios. Abrió los tesoros de la Iglesia, concediendo preciosas indulgencias con el fin de estimular la obra de las Misiones y la de los Ejercicios espirituales, como se ve por los breves fechados del 14 de octubre de 1676, del 22 de enero y del 4 de mayo de 1680, y del 24 de septiembre de 1683. Estas gracias subsisten y pueden ser provechosas también hoy.
Luis XIV, rey de Francia, en medio de los esplendores de su reinado, fue el continuador de la benevolencia de Luis XIII su padre y de su piadosa madre Ane de Austria, para con san Vicente de Paúl y su familia religiosa. A pesar del escaso entusiasmo o mejor de la repugnancia que le manifestó el Superior general, el Sr. Jolly, quiso confiar a la Congregación de la Misión el servicio religioso de sus residencias de Versalles y de Fontainebleau, y de los establecimientos reales del hotel de los Inválidos en París, de Saint-Cyr y del seminario real de la marina en Rochefort.
Imitador de la benevolencia del rey por la Congregación de la Misión, S. A. R. el DUQUE D’ORLÉANS, confió también a esta congregación el servicio religioso de su capilla de Saint-Cloud.
En Polonia, el rey JEAN III SOBIESKI mostraba una particular confianza en los misioneros, y en particular en el superior dela misión de Varsovia, el Sr. Godquin; secundó todas sus obras y llamó, para ayudarlos y para consolar a los pobres de Varsovia, a las Hijas de la Caridad. El decreto real de 1681 expresa una alta estima por la memoria de san Vicente de Paúl, por el Superior general su sucesor, y por la Congregación. (Mém. de la mission, t. I, p. 51.)
Entre los bienhechores, un recuerdo particularmente agradecido es debido a la Srta. Renée DE LA GRANDIÈRE, quien en 1674 donó una casa situada en la calle Valdemaine, en Angers para establecer a los Misioneros en esta ciudad. Era el hotel de las Granges, «uno de los más hermosos y mayores de la ciudad de Angers».
Es al Sr. abate DE FONTENEIL, sacerdote, cuya mayor virtud está también en la memoria de sus conciudadanos, a quien se debe el establecimiento de la Congregación de la Misión en Burdeos. Al Sr. Benigno JOLLY, canónigo de Saint-Étienne de Dijon, cuya vida muy apostólica ha sido escrita después para edificación de los fieles, a quien se debe la fundación de los Misioneros en esta última ciudad.
Es justo mencionar también a la Sra. marquesa Camille, de la noble familia BEVILACQUA. Ella procuró la fundación que ha servido de base al establecimiento de la casa de la misión en Ferrare en Italia.
Estos insignes bienhechores tienen un derecho particular a nuestras oraciones.






