Antonio Solari

Mitxel OlabuénagaBiografías de Seglares vicencianos, Sociedad de San Vicente de PaúlLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Desconocido · Fuente: Redentoristas Argentina.
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Una familia muy religiosa los Solari emigra a la Argentina desde Chiávari, cerca de Génova el 29/01/1861 cuando Antonio tenía unos cinco años. Debido a la muerte de su padre y a la enfermedad de su hermano mayor debió encargarse de su familia; renunció a su gran aspiración de entrar en el Seminario y abrazar el sacerdocio.

Trabajó en los Tribunales actuando como Oficial Mayor de justicia.
Simultáneamente el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneyros, le ofreció la Colecturía de Rentas en la Curia, oficio que desempeñó por casi sesenta años, con general satisfacción.  No se sabe cuáles fueron sus estudios primarios y secundarios; pero es seguro que no pudieron ser escasos, dadas las actividades que le toco cumplir.

A cargo de la Colecturía, otros obispos le encomendaron asuntos delicados de la economía de la propia diócesis y en 1934 integró como vicetesorero la Comisión Organizadora del 32 Congreso Eucarístico Internacional.

El 25/10/1883 arribaban a Buenos Aires los cinco primeros Padres Redentorista. y se bendecía la Capilla de Nuestra Señora de Las Victorias. El Señor Arzobispo los encomendó a Solarl; quien no sólo trabó amistad con ellos, sino que bebió el espíritu de San Alfonso, colaborando dentro y fuera de Las Victorias en la acción misionera redentorista.

Su vida transcurría en su casa, en la Curia, en Las Victorias o andando por las calles en habla con hombres y jóvenes, a quienes orientaba hacia la fe, hacia la reconciliación y la vida cristiana; visitando a los necesitados, socorriéndolos con su caridad.

Cuando los hombres casi ni iban a la iglesia él llenaba el templo para las misas de comunión pascual, convocando a secundarios y universitarios a la Misa del Estudiante, cada 11 de noviembre, convirtiéndose las mismas en un acontecimiento.

Colaboró en la fundación de los Círculos Católicos de Obreros con el Padre Federico Grotte y el Patronato de Aprendices del mismo Círculo. Tomó a su cargo la enseñanza catequística a los presos de la Cárcel Correccional, la enseñanza de primeras letras a obreros y a niños.  Colaboró eficazmente a la Obra de Matrimonios Cristianos del Padre Kráemer, dio asilo a familias de obreros inválidos -el Hogar Vicentino-. Su gran tarea fue la Conferencia Vicentina grupo de jóvenes y hombres inspirados en el ejemplo de caridad de San Vicente de Paul, consiguiendo para ello no solamente a cristianos con inquietudes de caridad, sino convirtiendo a la fe, piedad y caridad activa a cristianos indiferentes y mundanos. En las reuniones, orientaba y enriquecía espiritualmente al grupo y los llevaba a visitar las casas y tugurios de los necesitados para prestarles ayuda y consuelo espiritual. Esta ingente actividad de su vida se alimentaba en su oración constante y fervorosa; su corazón palpitaba para su Dios y Señor en los años de salud, luego las dolencias de su cuerpo lo fueron minando hasta entregar su alma al Padre el 14/7/1945.

CAUSA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN

Don Antonio Solari dejó tal fama de hombre de Dios, que a su muerte la Congregación Redentorista, los Vicentinos y muchos que lo conocieron pidieron a la Iglesia estudiara su vida y sus ejemplos, por si Don Antonio fuera digno de ser venerado, invocado e imitado en todo al Pueblo de Dios.
Es el proceso de Beatificación y Canonización, cuyo término feliz es la solemne declaración de ser Santo. Solamente el Sumo Pontífice declara esta santidad, Mientras dure este Proceso -que puede demorarse, interrumpirse o abandonase- no se le da título de santo ni veneración a la par de los santos.

Oración pidiendo la glorificación del Siervo de Dios
y dando gracias por su intercesión.

Te alabamos, Señor, y te damos gracias por los dones con que adornaste a Antonio Solari.
Glorifica a tu servidor y concede que su testimonio de piedad, caridad y apostolado, estimule a tu pueblo a comprometerse en la vida misionera de tu Iglesia.
Concédenos la gracia y el favor que por su intercesión te pedimos.
Da paz a nuestras familias, asiste a los desamparados, fortalécenos en tu amor.
Gracias, Señor, por Antonio, Apóstol del Barrio Norte, del tugurio y conventillo humilde, simple en su porte, siempre cordial y sencillo. Gracias por su testimonio de Santo sin aureola, sin visiones ni prodigios. Sólo un amor que se inmola y se fragua en el servicio.
Santo de traje y corbata, llegas por él a Zaqueos, conviertes a Magdalenas, almuerzas con fariseos y con publicanos cenas en las riberas del Plata. Gracias por él, por su vida.
Sobre nuestro andar incierto,
mantén su mano tendida y su corazón despierto.
Amén.

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