«Esa copa de la bendición que bendecimos, ¿no significa solidaridad con la sangre del Mesías? Ese pan que partimos, ¿no significa solidaridad con el Cuerpo del Mesías?» (I Cor 10,16).
«Presten, además, los Misioneros ayuda espiritual a los sacerdotes, favoreciendo su formación continua y fomentando el estudio pastoral. Susciten en ellos el deseo de cumplir la opción de la Iglesia en favor de los pobres». (C 15).
La ayuda que la Congregación de la Misión ha prestado a la Iglesia, ya desde el tiempo del Fundador, no termina en la obra de los Seminarios, sino que se ha extendido a otros ministerios que redundan en provecho de los sacerdotes; tales son, por ejemplo, dar ejercicios y retiros espirituales al clero, fomentar con ellos los movimientos de caridad, hacerles partícipes de las misiones populares, etc. Todo esto ha contribuido a crear lazos de amistad y fraternidad entre el clero diocesano y la Congregación. El texto constitucional nos recuerda esta tradición, que debe incrementarse más cada día, teniendo en cuenta la necesidad que sufren los pobres.
1. «Unidos todos entre sí por la íntima fraternidad sacramental».
El Decreto sobre el ministerio y la vida de los Presbíteros, del Concilio Vaticano II, nos recuerda las verdaderas razones que obligan a fomentar la unión de los sacerdotes entre sí, aun perteneciendo a Diócesis o Congregaciones distintas. Dichas razones son del orden teológico:
«Los Presbíteros, constituidos por la Ordenación en el Orden del Presbiterado, están todos ligados entre sí por una íntima fraternidad sacramental… Porque, aunque se entreguen a diversas funciones, desempeñan, con todo, un solo ministerio sacerdotal para los hombres. Para cooperar en esta obra son enviados todos los Presbíteros, ya ejerzan el ministerio parroquial o interparroquial, ya se dediquen a la investigación o a la enseñanza, ya realicen trabajos manuales, ya desarrollen, finalmente, otras obras apostólicas u ordenadas al apostolado». (PO 8).
2. «Ayúdense mutuamente para ser siempre colaboradores de la verdad».
Los motivos expuestos arriba se especifican aún más en los siguientes, tomados del mismo Decreto:
«Es muy importante que todos los Presbíteros, diocesanos o religiosos, se ayuden mutuamente para ser siempre colaboradores de la verdad. Cada uno está unido a los demás miembros de este Presbiterio por peculiares lazos de caridad apostólica, de ministerio y de fraternidad, lo cual ya desde la antigüedad viene significado litúrgicamente cuando se invita a los Presbíteros presentes a imponer las manos sobre el nuevo elegido junto con el Obispo que ordena, y cuando concelebran la Sagrada Eucaristía con espíritu unánime. Todos los Presbíteros están unidos a sus hermanos con el vínculo de la caridad, de la oración y de la absoluta colaboración, y así se manifiesta aquella unidad con la que Cristo quiso que los suyos formasen una sola cosa, a fin de que el mundo conozca que el Hijo ha sido enviado por el Padre». (PO 8).
3. «Caridad sin límites con los hermanos en peligro»
La caridad y amistad con los sacerdotes, procuradas por los Misioneros, no se reduce a una simple camaradería con ellos, sino que ha de conducirlos al gozo del ministerio y al ejercicio pastoral sobre todo, a aquellos sacerdotes que se ven turbados por dificultades. En este sentido, son muy provechosos los consejos del Vaticano II:
«Reflexionen los sacerdotes sobre la amonestación del Santo Concilio, que los exhorta a la común participación en el sacerdocio para que se sientan vivamente responsables respecto de los hermanos turbados por dificultades, que exponen a serio peligro el don divino que hay en ellos. Sientan el ardor de la caridad para con ellos, pues tienen más necesidad de amor, de comprensión, de oraciones, de ayudas discretas pero eficaces, y tienen un título para contar con la caridad sin límites de los que son y deben ser sus más verdaderos amigos». (SC 81).
- ¿Trato con respeto y caridad a los sacerdotes, prestándoles toda clase de ayuda que está a mi alcance?
- ¿Niego mi amistad y colaboración a los sacerdotes diocesanos y religiosos, que buscan en mí un apoyo espiritual o pastoral?
- ¿En qué grado intereso a los sacerdotes en favor de los pobres?
Oración:
«Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote, concede a quienes El eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor Jesucristo». (Mro, Votiva de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote).






