3º Domingo de T.O. (reflexión de Javier Balda, C.M.)

Francisco Javier Fernández ChentoHomilías y reflexiones, Año BLeave a Comment

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Author: Javier Balda, C.M. .
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Convertíos y creed en la Buena Noticia

baldaPorque el Reino de Dios está cerca, convertíos. Porque el Reino de Dios debe ser aceptado en nuestras vidas, convirtámonos. Porque el Reino de Dios lo debemos construir juntos, convirtámonos. Porque el “Reino de Dios está cerca, convertíos y creed la Buena Noticia”. Porque el Reino de Dios se ha hecho presente en medio de nosotros, muchas cosas deben cambiar: el pecado en gracia, la injusticia en solidaridad, la mentira en verdad, el odio en amor, el egoísmo en don, la muerte en vida.

¿Cómo podemos creer, cómo podemos aceptar, cómo podemos vivir la Buena Noticia que Cristo nos trae y por la que dará su vida si antes no nos convertimos, si nuestro corazón no está limpio para aceptar su verdad, si nuestro corazón no está purificado de toda maldad y pecado, si nuestros pensamientos, nuestros ideales, nuestros intereses y hasta nuestros esfuerzos van en contra del Reino de Dios? Solo el que tiene un corazón limpio verá a Dios, escuchará a Dios, caminará los senderos de Dios, pertenecerá al Reino de Dios.

Conviértete y prepárate para recibir y aceptar la Buena Noticia, para aceptar a Cristo que viene, para comprometerse a que la Buena Noticia se haga vida en tu vida. A Dios no lo podemos invitar a habitar en el desván de nuestro corazón lleno de trastos viejos.

Sólo en la luz descubrimos el camino. Sal de tu oscuridad. Sólo en la tierra bien abonada nace la flor. Quita las piedras. Sólo en tu ser nace el amor. Respeta tu dignidad. Sólo en la justicia creamos fraternidad. Mata tu egoísmo. Sólo en un corazón limpio anida la gracia. Lava tu suciedad. Sólo en libertad vivimos nuestra dignidad. Destruye todo aquello que te impide ser hombre para Dios y para tus hermanos, los hombres. Sólo en la sinceridad aparece la verdad. No te engañes a ti mismo ni engañes a los demás. Quita la máscara que habla por ti. Deja tu pasado de hombre viejo y transfórmate en hombre nuevo capaz de aceptar la Buena Noticia de Jesús. Imita a los discípulos que dejando su pasado se pusieron al servicio del Reino de Dios. Sólo así pudieron ser, más tarde, Buena Noticia para los demás.

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