18º Domingo de T.O. (Javier Balda)

Francisco Javier Fernández ChentoHomilías y reflexiones, Año CLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Javier Balda, C.M. · Año publicación original: 2016.
Tiempo de lectura estimado:

¿Y si hoy te llama el Señor?

Cristo no es un juez, ni nos ha dejado un Código de leyes jurídicas para resolver los problemas económicos de los hombres. No es la justicia del tener la razón de su misión sino el mismo hombre. Jesús no vino a la tierra para resolver nuestros problemas sino para salvar al hombre que es el mayor problema.

Si hoy te llamara el Señor, ¿qué diría?: “Tuve hambre, tuve sed, estaba enfermo…¿Qué hiciste por mí? ¿Cuál sería tu respuesta? No creo que todos los ricos sean egoístas, avaros, necios e insensatos, pero sí aquellos que ponen como meta y condición indispensable para su realización y felicidad en la vida el temer más y más el ir acumulando riquezas y más riquezas.

Cristo no condena la riqueza pero sí la idolatría de la riqueza. Cristo no es enemigo de los bienes de la tierra pero sí de su acumulación egoísta mientras otros hombres no tienen lo necesario para vivir. El rico del evangelio no es condenado por preocuparse de su porvenir sino por no estar dispuesto a compartir con los demás, sobre todo con los más pobres, su riqueza. Sólo piensa en sí mismo.

Cristo, al que pone la riqueza como la meta de su vida, como la fuente de su felicidad, como la única respuesta válida a sus aspiraciones, como el ideal más profundo de sus anhelos y preocupaciones, lo declara “necio”. ¿De qué te sirve, le dice, ganar y tener todo en este mundo si al final pierdes tu alma? Esta noche te van a exigir tu vida.

No es tener sino ser para los demás, no es poseer sino compartir, no es acumular sino dar con generosidad, no es disfrutar y gozar sino amar y entregarse en amor, no es atesorar sino desprenderse en aras del bien del otro, no es asegurar un futuro seguro en esta vida en la que nada falte sino conseguir la vida eterna. Esta es la misión y la esperanza hacia la cual debe dirigir sus aspiraciones el que de verdad se llame cristiano.

No sé si estamos de acuerdo con el pensamiento del Señor que en él se convirtió en vida y vida testimonial. Sólo sé que ante Dios todos deberíamos presentarnos, como Cristo, con un corazón que ha sabido vivir y entregarse en amor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *