15º Domingo de Tiempo Ordinario (reflexión de Pedro Guillén Goñi, C.M.)

Francisco Javier Fernández ChentoHomilías y reflexiones, Año BLeave a Comment

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Author: Pedro Guillén Goñi, C.M. .
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Hasta ahora hemos reflexionado en el evangelio de San Marcos los signos y milagros que el Señor, desde la fe, realizó a las personas necesitadas. Hoy cambiamos de temática. El Señor considera que los discípulos, después de aceptar su llamada y aprender de Él, se encuentran ya dispuestos para realizar una experiencia misionera. Sabía anticipadamente que no les iba a resultar fácil y por eso les da algunas recomendaciones. Si las analizamos detenidamente descubriremos que son también para nosotros ejemplo de seguimiento y misión.

En primer lugar les envía de “dos en dos” para valorar el espíritu de colaboración, la ayuda mutua, el dialogo, la corresponsabilidad y subsidiaridad que deben tener presente en toda empresa misionera. Les dice que vayan ligeros de equipaje porque las cosas atan y el desprendimiento es imprescindible. Hay que utilizar los medios que tienen a su alcance y no perder la motivación auténtica de sentirse instrumentos de Dios para la salvación. No es lo prioritario “levantar grandes estrados”, utilizar medios eficaces y lo último en tecnología, si bien todo puede ayudar para acercar el evangelio, sino la fuerza expresiva de la palabra, el ejemplo y coherencia de vida, la convicción de la autenticidad y la transparencia. El equipaje excesivo impide el acercamiento y el compromiso. La Palabra de Dios, su fuerza expresiva y la fe, es lo importante.

No les resultará fácil anunciar el evangelio. Encontrarán incomprensión, oposición y rechazo. También ahora el secularismo como suplantación y hasta negación de Dios será un inconveniente. La valentía, el coraje y la convicción de la fe serán actitudes elementales en el testimonio que deben dar.

Anunciarán la conversión, el cambio de vida, la transformación interior; revertir las situaciones de odio y sus consecuencias por la dinámica del amor.

Hoy el Señor también nos llama para conocer su mensaje, transformar nuestra vida interior y proclamar la Buena Nueva. El bautismo nos ofrece la primera oportunidad para iniciar el itinerario de nuestra fe. Interiorizar la presencia del Señor y dar testimonio será el compromiso esencial de nuestra condición de cristianos como hijos de Dios.

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