La nacionalidad de los misioneros católicos de China (1940)

Mitxel OlabuénagaHistoria de la Congregación de la MisiónLeave a Comment

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Author: Lumen · Year of first publication: 1940 · Source: Anales Barcelona.
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Juan Gabriel PerboyreA) Esta estadística se refiere únicamente a los Misioneros sacerdotes, pues por lo que hace a los Hermanos y a las Reli­giosas, los datos que poseemos son todavía muy incompletos.

B) Los datos que consignamos son del año 1939; pero, puede asegurarse que las cifras actuales difieren muy poco le las nues­tras.

C) Estos cálculos abarcan las veinte delimitaciones eclesiás­ticas en que fue dividida la China por el Concilio de Shangai.

D) Por nacionalidad entendemos aquí el país de origen de los Misioneros, prescindiendo de cual sea en la actualidad el país que les expide los pasaporte es.

Franceses                556

Italianos                465

Alemanes                395

Belgas                       309

Estados Unidos   297

Españoles              269

Holandeses             140

Canadienses         123

Irlandeses             87

Suizos                     45

Portugueses         44

Poloneses              33

Austríacos             32

Húngaros               30

Yugoslavos           9

Tiroleses                8

Australianos         5

Escoceses            2

Checoeslovacos  3

Rumanos              3

Argentinos           1

Luxemburgueses        1

Mejicanos              1

Rusos                  1
Mejicanos         1

Brasileños 1

Argentinos 1

Luxemburgueses 1

Total . . . 2.862

 

Consideraciones al margen de los números

El examen de estas cifras sugiere tres consideraciones que, en las presentes circunstancias, tienen singular importancia.

Iº.- Las naciones a las que pertenecen los Misioneros por su nacimiento, por su educación y por los sentimientos de su corazón, se encuentran empeñados casi todos en un terrible conflicto. Sin embargo, hoy como en el período 1914-1918, todos los Misio­neros católicos continúan trabajando en la más perfecta armonía colaborando pacíficamente en la obra de toda su vida, bajo la dirección del Santo Padre y de sus representantes. En consecuencia, su obra no es, en manera alguna, una obra política; no son los intereses de sus respectivas naciones por los que aquí laboran. Acusarles de ello, sería calumniarles; el solo hecho de suponerlo a una injusticia. Si los retuvieran en China intereses egoístas s persiguieran fines nacionales, y por ende divergentes, ¿cómo sería posible la mutua colaboración? Por necesidad habrían de combatirse unos a otros. Esta sencilla reflexión está al alcance de todas las inteligencias, y de hecho ha abierto ya los ojos a mean número de paganas.

2.° En la obra de evangelización la parte absolutamente ne­cesaria y esencial es la del misionero-sacerdote. Su número, especialmente en los últimos veinte años, no ha cesado de crecer: ade­más de los 2.862 sacerdotes extranjeros, hay actualmente en China alrededor de 2.000 sacerdotes chinos. Este total de cinco mil sacerdotes católicos, aunque parezca considerable, resulta aún muy Insuficiente frente a la inmensidad del pueblo que hay que evan­gelizar. En efecto, dividiendo las cifras de la población por las de sacerdotes, obtiénense en conjunto las proporciones medias siguientes:

A cada uno de estos sacerdotes le corresponden, no solamente 750 convertidos a los que debe visitar regularmente (a fin de conservar y desarrollar entre ellos la vida cristiana por medio de la predicación y de los Sacramentos), sino además la enorme
de 90.000 paganos, a los que debe esforzarse por .hacerles conocer a Cristo. Para una tarea tan vasta es, pues, evidente que número de sacerdotes es muy pequeño, y. se comprende por qué desea vivamente el Papa ver aumentar el número de los sa­cerdotes indígenas y el de los Misioneros extranjeros.

3.° Compréndese al mismo tiempo la ansiedad del Santo Padre ante el pensamiento de esta terrible guerra, que no sola­mente puede arruinar a Europa, sino que también, desde ahora, priva de los recursos de que tienen urgente necesidad a las Mi­siones católicas.

Es fácil ver, por ejemplo, que en estos momentos los católicos de Francia, de Bélgica y de Holanda, que tienen en China un millar de Misioneros (sin hablar de los otros muchos Misioneros que se hallan en África, en las Indias y en Oceanía) se encuen­tran en la imposibilidad absoluta de prestar su generosa ayuda a las Misiones.

Otro millar de los Misioneros de China son oriundos de Los países que todavía están hoy en guerra, particularmente de Italia. Alemania y Canadá. La guerra, acreciendo a diario las dificulta­des económicas de estos países, obstaculiza cada vez más la obra misionera.

Los únicos países todavía neutrales son España (269 Misione­ros) y los Estados Unidos de América (297). Pero, España, ago­tada por una larga persecución y una horrorosa guerra civil, está ocupada en la reconstrucción de sus propias obras e iglesias, Y he aquí porque el Papa, en  este mes de octubre, durante el cual suelen Los católicos de todo el mundo contribuir generosa­mente a la obra de las Misiones, se ha dirigido a los católicos de Estados Unidos para que este año, a ser posible, sea más ge­nerosa que nunca su aportación a las Obras Misionales.

Lumen.

25 octubre, 1940.

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