Como al reclamo de un alegre repique de campanas se dieron cita en la ciudad de Pisco numerosas personas de Iglesia. El Obispo Auxiliar de Ica, Mons. Jesús Mateo Calderón, O. P. Nuestro Superior Provincial. Varios misioneros venidos de Lima, Chincha, Ica, y el P. Peramás, desde Chiclayo. Se hicieron igualmente presentes el Párroco de San Andrés y dos sacerdotes diocesanos naturales de Pisco. A las cuatro Hijas de la Caridad de la Comunidad de Pisco se añadió una significativa representación del Consejo Provincial, con su Director, Rvdo. P. Raimundo Revoredo, al frente. Esto sucedía el 27 de agosto.
La causa de esta concurrencia es la celebración del L aniversario de la llegada de los Padres Vicentinos a esta población.
LA FIESTA
Para celebrar las Bodas de Oro de la Congregación con la parroquia San Clemente, de Pisco, se preparó un programa que sirviera a la vez para recordar el hecho y ahondar la vida cristiana de la feligresía. Charlas durante la semana a los jóvenes y señoritas de cuarto y quinto año de secundaria. Triduo los días 23, 24 y 25 de agosto, con predicación y preces especiales pidiendo al Señor numerosos y santos sacerdotes. El 26, sábado, misa en el Oratorio del cementerio en sufragio de los sacerdotes fallecidos que ejercieron el ministerio en esta parroquia.
El día 27 es el designado para recordar la fecha. Al mediodía se reunieron en derredor de una mesa de la hostelería La Bahía veintiocho comensales. Un ágape fraterno de sacerdotes, autoridades y personal representativo del lugar. Después del almuerzo, las palabras de rigor del párroco y del alcalde, Sr. Augusto Arriola.
El P. Socorro, en medio de la simpatía de cohermanos y vecinos representantes de la feligresía, destaca dos hechos: primero, los cincuenta años transcurridos por la Congregación en el pueblo y provincia de Pisco; segundo, como anécdota del cariño del pueblo para con sus, sacerdotes, el caso del P. José Cortés, quien se distinguió por su celo y» amor a la Virgen, y del cual el pueblo pisqueño guarda cariñoso y constante recuerdo, pues dos veces al año, el 28 de mayo, aniversario de su muerte, y el penúltimo de la novena a la Milagrosa, se reúnen numerosos fieles en el mausoleo que le han erigido para celebrar la misa en sufragio de su alma.
El Sr. Alcalde remarca la gratitud del pueblo de Pisco para con sus sacerdotes, y ante los presentes rinde homenaje de reconocimiento ,admiración y gratitud en nombre del pueblo a quien representa. Añade que los Padres Vicentinos abrieron un colegio parroquial, en el que tuvo la suerte de cursar sus primeras letras.
El punto culminante del programa de fiestas recordatorias fue la Misa Concelebrada. A las seis y media de la tarde ya estaban llenas las tres naves del templo parroquial. En el presbiterio, el Sr. Obispo, rodeado de dieciséis sacerdotes concelebrantes. San Vicente, el santo Fundador, el santo especialmente invocado.
El P. Federico Mata, fuera del presbiterio, dirigía el canto. El P. Santiago Calle, Párroco de San Andrés, parroquia vecina erigida hace pocos años, el maestro de ceremonias.
En la oración de los fieles se alterna la acción de gracias por lo realizado y la petición de los auxilios del Señor para seguir la línea comenzada, pero de un modo abierto. El Sr. Obispo recuerda en la homilía los 11 Párrocos y 30 Vicarios cooperadores de este medio siglo. Ante los sacerdotes, religiosas y pueblo presenta a San Vicente de Paúl como el sacerdote y párroco modelo. Muchos fieles, destacándose numerosos jóvenes que asistieron a las charlas de la semana, participan del Santo Sacrificio en la Comunión. Los jóvenes y niños que comulgan hablan de la continuidad de la Iglesia en Pisco.
Antes de la bendición, el P. Feliciano Arango, Párroco de Nuestra Señora de las Victorias, en Lima, y natural de Pisco, trazó los rasgos históricos de estos cincuenta años. El santo arzobispo de Lima, Mons. Emilio Lissón, confió esta parroquia a sus cohermanos de Congregación. Juzgaba que nuestro pueblo era campo muy extenso para un solo sacerdote. El 24 de marzo de 1922, llegaban de Lima por barco los PP. Juan Domenge y Jaime Vanrell, a quienes entregó la parroquia el sacerdote diocesano Padre Eusebio de la Torre. «Cuando esto sucedía —afirmaba efusivo el Padre Arango— era yo niño. Al ver la piedad, el celo y el trabajo del Padre Domenge, que se confundía con los albañiles para levantar la Casa parroquial, quise emularle, y con la admiración, el trato y la amistad sentí la semilla de la vocación sacerdotal.»
Años más tarde, el 22 de febrero de 1935, llegaban cinco Hijas de la Caridad, requeridas por el P. Juan Payeras para ayuda espiritual del pueblo.
PANORAMICA HISTORICA
La primera comunidad parroquial estuvo formada por los PP. Domenge, Vanrell y Faustino Turmo, sobreviviente en la Casa parroquial de Barcelona, donde he tenido la oportunidad de recordar los años pasados en el Perú hasta 1951, en que nos despedíamos en Tarma.
Párroco modelo fue el P. Cortés, que muere en Pisco el 28 de mayo de 1950, y se queda aquí. Le sucedió el P. Daniel Aubach, quien pasó la Parroquia al P. Gregorio Subiñas.
Durante estos 29 primeros años el pueblo fue creciendo y hubo necesidad de intensificar la pastoral. Se atendió con tesón, como característica catalana, el culto y el apostolado. Como en las demás parroquias que regentaban, la devoción a la Eucaristía y a la Virgen fueron un distintivo. Como fruto sazonado tenemos la vocación cristalizada del actual Párroco de San Vicente de Paúl en Chiclayo, P. Justo Peramás.
En muchos Padres de Barcelona quedó hondamente grabado el recuerdo de Pisco, y así, cuantas veces he pasado por la Casa de Barcelona, me preguntan nostálgicos por el progreso de esta Parroquia, alegrándose de su florecimiento.
En 1951 hubo relevo. Se constituyó la primera Comunidad de los Padres Vicentinos, que andando el tiempo formarían la Provincia de Perú.
El P. Gregorio Subiñas fue el primer párroco de esta nueva etapa. Dinámico e incansable, lo mismo atendía el confesonario que recorría con el coche kilómetros y kilómetros para ir a Humay, a las haciendas, a Pozo Santo o a alternar por escuelas y colegios con profesores y alumnos.
Le sucedió su compañero de curso, el P. Luis García. Ha sido el Párroco que más años ha permanecido al frente de la Parroquia. El culto en el templo, la mejora del mismo refaccionando la bóveda y cúpula, la atención del Catecismo, formaron los puntos a que dedicó principalmente su atención pastoral.
Desde 1961 a 1967 estuvo de Párroco el P. Benjamín Torres Trigoso. Es el primer Párroco vicentino peruano. Su trato amable, su amor a los niños y su buen humor los puso al servicio de la Parroquia, ganándose la simpatía del pueblo.
Desde 1967 se halla al frente el que fue diligente colaborador del anterior Párroco, el P. Manuel Socorro, a quien ha cabido en suerte conmemorar estas fiestas jubilares.
RECUERDO DE GRATITUD
Los PP. Domenge, Vanrell, Turmo, Payeras, Pons, Cañellas, Miserach, Cortés, Aubach y otros pasaron por aquí laboriosos. En los Libros de Bautismos, Matrimonios y Defunciones se leen sus enrevesadas firmas. En los veintinueve años que aquí estuvieron los Padres de Barcelona erigieron los nuevos templos de Pozo Santo, San Andrés y Humay, mejoraron el templo parroquial, establecieron y dirigieron asociaciones y fueron los gestores de la venida a Pisco de las Hijas de la Caridad. Durante años tuvieron nuestras Hermanas colegio de paga para niñas de la clase media y escuela para pobres con un refectorio escolar gratuito. El año pasado unieron ambos centros escolares en uno solo, Santa Luisa de Marillac, tratando de crear un centro de unidad.
De los sacerdotes pertenecientes a la Provincia del Perú, además de los mencionados Párrocos, varios vienen a mi recuerdo. Actualmente están en el Perú los PP. Oscar Corbato, Fausto Barton, José Riera, José Rey, Pablo Castilla, José Luis Minan, Anselmo Becerril. Pasaron por aquí y están en otras Provincias los PP. Aureliano López y Benjamín Santos, en España; Jesús Sanz, en Méjico, Víctor Santos, en Santo Domingo; Javier Vergara, en Puerto Rico. En la Misión del Cielo, después de arios pasados aquí, los PP. Ignacio Lanchetas, Miguel Torre y Protojacinto Hernández. Un recuerdo de gratitud para todos ellos por el bien que hicieron en esta Parroquia, continuando la labor de nuestros cohermanos de Barcelona.
EN EL ARCHIVO
Por el despacho parroquial ha ido circulando ininterrumpidamente una cálida riada humana en consultas, ruegos, desahogos, diálogos, entrevistas. Es un ministerio humano y eclesiástico de suma eficacia con ricos y pobres, ignorantes e instruidos. Los libros parroquiales, que se alinean silenciosos en los anaqueles del armario, han recogido estereotipada la acción múltiple de los sacerdotes que durante esta media centuria se han ido sucediendo.
El primer Libro de Bautismos registra las partidas de 1770 a 1793. Se suceden bautismos y libros. Firma el P. Juan Domenge la primera partida de estos cincuenta años en el libro 30. Desde entonces se llenan a un ritmo más acelerado los libros bautismales, hasta alcanzar la cifra de los noventa y cuatro. Son 64 tomos del Libro de Bautismos los que registran los bautismos de estos cincuenta años. ¿Cuántos? Muchísimos. Ultima- mente, me asegura tajante el P. Socorro, se llega a dos mil por año.
El Libro de Matrimonios comprende 17 tomos. El primero registra las actas matrimoniales de 1738 a 1833; todo un siglo. Era muy pequeño entonces el pueblo. El primer matrimonio realizado por los nuestros es del 3 de abril de 1922. Era un caso de muerte. Es el tomo 10.
La desproporción entre bautismos y matrimonios salta a la vista y sugiere diversas conjeturas. Un catolicismo de bautizados, de simplemente bautizados, ha sido denominado el catolicismo de América. ¡Cuántas madres solteras! ¡Cuánto abandono de hogar!
El número de bautismos es asombroso, ya que la parroquia comprende, además del pueblo de Pisco, a San Andrés, recientemente creada Parroquia; las haciendas y caseríos de toda la provincia, cuya población va creciendo progresivamente en una extensión de más de nueve mil kilómetros cuadrados. Una extensión ligeramente superior a la de Navarra, aunque su población será una tercera parte.
AL RITMO DE LOS ACONTECIMIENTOS
Una mirada superficial a la historia de esta Parroquia nos revela que se trabajó al ritmo de la pastoral que se vivía en el mundo cristiano. No ha sido una isla en la Iglesia de Dios.
- Se atendió al culto con asociaciones religiosas, cuando éstas estaban de moda. Algunas aún perduran.
- Se dieron misiones en distintas oportunidades.
- Surgió la Acción Católica. Por aquí pasó y se posó la Virgen Peregrina y Misionera de Fátima. Se fundó la Legión de María y se estableció Cáritas.
- La Catequesis ha funcionado en todo tiempo con las modalidades correspondientes a cada etapa.
- Se introdujo la Misa comunitaria desde la primera hora.
- Años después, con el P. Torres, se vendieron a miles los llamados «Misales Dominicales», hoy sustituidos por la «Cena del Señor».
- En varias ocasiones, como arte y como culto, se tuvieron conciertos musicales en el mismo templo.
- Y como es parroquia que vive al ritmo de la pastoral, hoy en día existen cursillistas, matrimonios enrolados en el Movimiento Familiar Cristiano y se ha formado el Consejo Parroquial. Fue la última obra del P. Benjamín Torres. No ha llegado, al parecer, la inquietud por las Comunidades de Base.
Dentro de esta corriente variable ha habido cuatro constantes:
- El culto a la Eucaristía, fomentado conscientemente por la atención prestada al confesonario y manifestado en el número regular de comuniones que se reparten al cabo del año. Son 12 las misas que se celebran los domingos y días festivos.
- La devoción a la Virgen, que si es signo del catolicismo, lo es tradicionalmente en América Latina. En Pisco se manifiesta en las imágenes de los altares laterales, alusivas a las diversas advocaciones marianas, así como en las distintas asociaciones marianas.
- La devoción al Señor Crucificado. Es característico de la zona costeña del Perú. Hay varias Hermandades y novenas relacionadas con la Pasión del Señor; pero la que lleva la palma es la Hermandad y novena del Señor de la Agonía, que en octubre reúne a miles de personas en el interior del templo y en la procesión por las calles.
- La caridad. Relativamente pobres, es una zona muy apropiada al apostolado de los PP. Vicentinos, que, siguiendo las huellas del Santo Fundador, tienen la oportunidad, bien aprovechada, de organizar y practicar la caridad. Se ha realizado y se realiza de diversas formas. Se inició al servicio social parroquial. La Semana Pastoral de 1971 dio como resultado la organización de un Refectorio Escolar gratuito para 400 escolares y la puesta en marcha de la Asistencia Social Familiar. La práctica de la caridad contribuye, sin duda, al buen nombre que gozan los Padres en el pueblo.
A MODO DE CONCLUSION
El boletín «Pro Mundi Vita», en el número 11 de 1966, asigna un promedio de 12.134 habitantes para cada parroquia del Perú. Nuestra parroquia de Pisco cuenta con nos 80.000 habitantes. Ese mismo boletín, para la diócesis de Ica, a la cual pertenece Pisco, asigna 10.160 habitantes por parroquia de la diócesis y 5.540 por cada sacerdote.
Esto, prescindiendo de la extensión territorial, nos está indicando la magnitud de la tarea confiada por la Jerarquía a la Congregación, y que no nos queda más que rogar al Señor de la Mies que envíe operarios a su mies.