II.- SU ACTUACIÓN
En nuestro artículo anterior «Antecedentes y fundación», historiábamos lo que podríamos llamar el duro trabajo de desmonte de la serie de dificultades con que hubo de tropezar la fundación; el difícil del trazado de la fijación de los fines básicos de la misma; y el previsor y atinado del tendido de las bases o rieles sobre los cuales debía deslizarse,. y empezaba a hacerlo halagüeña, la naciente Comunidad.
Tócanos ahora extender nuestra vista a través del largo recorrido de sus primeros cincuenta años. O lo que es lo mismo: su actuación.
Ello equivale también a preguntar: ¿Qué ha hecho y realizado la Casa durante ese. largo período? Contestar a tal pregunta constituye el objeto de este segundo articulito, reservando para el siguiente, el tercero y último prometido —si el tiempo y las múltiples ocupaciones nos lo permiten— el elenco del numeroso personal que por ella se ha sucedido.
Los últimos 25 años se pueden fácilmente desandar palmo a palmo a la luz sólo de las constantes y fieles crónicas de la Casa aparecidas en «Germanor» y en «ANALES», tan completas y perfectas son; pero de los 25 años primeros, sin esas crónicas y sin archivos, si no es el de la memoria, sólo a tientas se puede des-andar su camino. Suerte que, además de esas crónicas, de las cuales vamos a servirnos en gran parte, y además de la memoria que no me es del todo infiel, he podido echar mano de algunas otras fuentes de no poca utilidad.
Poco vamos a hacer ahora si no es englobar y presentar esos datos más destacados y salientes en una mirada sintética y esquemática, como parece corresponder a este modesto trabajo de conjunto.
I. En cuanto a los tres fines fundacionales de la Casa, hasta la saciedad 51 han venido repitiendo en las distintas crónicas y trabajos a que hemos aludido.
1.° La Comunidad ha cumplido siempre a la perfección su primer fin de la ASISTENCIA ESPIRITUAL. DE LOS ASILADOS. En su vida, por medio de una proporcionada y continuada instrucción religiosa, frecuencia de sacramentos, etc. En el trance de su muerte, atendiéndoles con solicitud pastoral y ayudándoles a bien morir. Y después de su, muerte, corriendo a cargo exclusivo de la Comunidad toda la parte exequial, desde el levantamiento del cadáver hasta el funeral por el eterno descanso de sus almas. Por lo que a este último extremo se refiere, no quiero pasar por alto aquí el hecho introducido por el actual señor Ecónomo-Arcipreste de Figueras —sin saber propiamente por qué— de verificarlo el clero parroquial sin la más mínima intervención de la Comunidad.
Este hecho dio motivo a una carta del señor Visitador al señor Obispo de Gerona, de fecha 8 de abril de 1942, en la cual le daba cuenta, respetuosamente, de lo ocurrido y le exponía las razones en nuestro favor. En el archivo provincial obra la copia de esta carta, así como la contestación del señor Obispo, de 12 del mismo mes y año, sin resolución de ninguna clase. Todos los datos aportados en la carta del señor Visitador pueden arrojar no poca luz para poder dilucidar mejor —cuando se juzgue oportuno— el aspecto jurídico o canónico de esta anómala y, al parecer, injusta innovación.
2.° Desaparecidos con la revolución, como se ha venido repitiendo, los libros de matrícula y demás de la ESCUELA NOCTURNA, resulta imposible presentar aquí todos aquellos datos con que se podría comprobar y enaltecer el bien incalculable, intelectual y moral, que a los adultos pobres de la ciudad ha aportado esta Escuela que, salvo un breve intervalo a raíz de la liberación, ha funcionado siempre con perfecta normalidad. El esplendoroso y floreciente funcionamiento de sus diez o doce primeros años, floreciente y esplendoroso tanto por el número como por la edad de verdaderos adultos, fue decreciendo más o menos en uno y otro de estos dos extremos, debido en gran parte, más que a disminución de celo e interés de la Comunidad, al aumento considerable de otras escuelas similares en la población. Tras esos altibajos propios de todas las cosas humanas, ha vuelto a tomar la escuela, en estos últimos años, un marcado ritmo ascendente de perfección.
3.° El CULTO DE LA CAPILLA DE NTRA. SRA. DE LOS DESAMPARADOS ha pasado asimismo por aquellos mismos cambios de temperatura espiritual. No deja de ser, empero, incalculable también el bien espiritual que con el siempre digno cumplimiento de este su tercer fin ha aportado la Comunidad a los fieles de la ciudad en general v de nuestra tan necesitada barriada en particular.
Lo único que tal vez sea de algún interés consignar aquí será una sucinta enumeración de las distintas asociaciones piadosas que para el bien espiritual de los fieles se han ido sucesivamente estableciendo canónicamente en nuestra capilla. Por orden de su establecimiento han sido las siguientes:
1.a La Asociación. de Hijos de María Inmaculada, establecida el año 1904 por el P. Vilanova, exclusivamente para los alumnos del Colegio de la Milagrosa, la cual dejó de funcionar o de existir con la desaparición del mismo el año 1910.
2.a La Adoración Nocturna. Establecióla también el P. Vilanova, agrupando en ella así a los caballeros más destacados y pudientes como a los más humildes y modestos de la ciudad. Su inauguración se celebró, si mal no recuerdo, entre 1904 y 1905 con la más devota y esplendorosa solemnidad en el templo parroquial. Ella constituyó una prueba manifiesta de la pujante vida eucarística de los católicos de la ciudad y un verdadero augurio de su perennidad que sigue manteniéndose todavía. Aunque durante un breve lapso de tiempo funcionaron, más tarde, las velas nocturnas en la iglesia parroquial, pronto volvieron de nuevo a nuestra capilla, en donde se tenían y se continúan celebrando periódicamente cada mes.
Alma y nervio de la fidelidad y constancia de la Asociación han sido, además de los diversos superiores de la Casa, los distintos Presidentes de aquélla, dignos todos ellos sin excepción del máximo elogio por su vida cristiana y eucarística; pero, al lado de todos tiene ganado un merecido sitio de honor en la difícil tarea de su restauración después de la guerra, nuestro particular amigo de infancia y amigo sincero de la Comunidad, el antiguo alumno del Colegio y católico ejemplar, farmacéutico don Buenaventura de Portolá y Rodeja, pasado a mejor vida el verano pasado. Que santa gloria haya.
3.1 La Obra Expiatoria de Ntra. Sra. de Montligeon, en favor de las Almas del Purgatorio. Ella es fruto del celoso paso por la casa de Figueras del popular P. Manuel Nadal Jovenich (el veterano misionero actual de nuestro Vicariato de Honduras) que tan devoto era de las benditas Almas. Establecióla hacia el año 1906. Llevó la Obra una vida exhuberante mientras la dirigió el P. Nadal, hasta el año 1913, en el cual tomó su dirección con’ gran celo e interés el P. Fontanet. Fallecido éste en Figueras el año 1922, dejáronse de celebrar ya, si mal no recuerdo, las acostumbradas funciones mensuales de la Obra y, sin dejar de existir —que yo sepa— sigue participando la Casa de su influjo con la celebración de un buen número de Misas perpetuas que dejó fundadas en ella. (Antes de la guerra, en número de 51, en algo disminuidas después de ella por la canónica reducción de las mismas).
II. No se ha contentado la Comunidad con la realización lo más perfecta posible de sus tres meros fines fundacionales, sino que los ha ido simultaneando con otros muchos que podríamos llamar de supererogación, y que vamos a referir sucintamente, empezando por los que son más propios y peculiares de nuestro Instituto.
MISIONES. — Aquellas «fundadas esperanzas» de los fundadores de poder dar Misiones, que, como dijimos, fueron las únicas, que triunfaron al fin de las repugnancias del P. Fiat a aceptar, con sólo los tres fines mencionados, la fundación, no se han visto plenamente realizadas hasta pocos años ha.
En efecto, a pesar de contar la Casa entre sus primeros sacerdotes a dos de los misioneros más entusiastas y curtidos en este ministerio, como eran los PP. Pedrós y Fontanet, no se predicó, que yo sepa, la primera misión hasta unos veinte años después; en torno del 1914, en la población de San Pedro Pescador, por el P. Fontanet, de la Casa de Figueras, y el P. Bartolomé, de la de Barcelona.
Antes de esa fecha, en parte alguna aparece rastro de ellas.
Salvo alguna que otra antes de la guerra (no recuerdo más que la de Ordis, predicada por el P. Coll Juan, de Figueras, y el P. Navarro, de Barcelona), hasta la vuelta a la Casa después de la liberación, no se ha tomado propiamente en serio y en serie este ministerio tan nuestro que, gracias a Dios, ha entrado ya en vías de un franco y creciente desarrollo. Crescat et floreat.
Las causas de ello pueden ser, a mi pobre entender, de una parte, el triste decaimiento de nuestras Misiones durante ese período en Cataluña, y cuyos motivos no es todavía el momento histórico de enjuiciar, y de otra, por lo que al Obispado de Gerona se refiere, el hecho de existir en él, definitivamente desde el ario 1857. la Casa-Misión de Bañolas, cuyos miembros, del clero se- ciliar, han sido siempre generalmente bien competentes v bien reputados en toda la diócesis, hasta el punto de que: al oír la gente el nombre de misionero o misionista, no conciba otro misionero o misionista que el de Bañolas; tan populares son.
EJERCICIOS ESPIRITUALES. Estando siempre abiertas, como es sabido, nuestras Casas para recibir en ellas a todos los que, sacerdotes o seglares, deseen practicar los ejercicios espirituales, nunca ha faltado alguno que otro, aunque en número muy reducido, a la Casa de Figueras. Nunca se pensó, empero, que conste, o que yo sepa, en practicarlos en tandas, porque de una parte, existe también para este mismo fin, en la diócesis de Gerona, la mencionada Casa de Bañolas, a la que acude en tandas numerosísi-mas la mayoría del clero del Obispado, .y de otra, nuestra casa, en su estrechez y carencia de huerta o de lugar de esparcimiento, no ofrecía condiciones antes, ni ofrece muchas más ahora. Con tono, aprovechando las notables reformas introducidas en la Casa por el P. Palau, por cierto con el mejor resultado posible, se empezaron propiamente a predicar tales tandas el año 1921. En este año y en el siguiente, en efecto, el P. Fontanet dió siete tandas, a las cuales asistieron treinta y nueve sacerdotes. Por cierto que dicho señor moría poco después de la última tanda, es decir, con las armas en la mano. Los años 1923 y 1924, el P. Antonio Serra dió asimismo dos tandas, concurriendo trece sacerdotes. Desde entonces —escribía el P. Gornals en 1929– no consta en la incompleta e interrumpida crónica de la Casa que se hubiesen dado más. Hasta que. acabando de perfeccionar notablemente el P. Gornals aquella obra de restauración del edificio iniciada por el P. Palau, reanudaba, en el referido año de 1929, este ministerio que desde entonces viene continuando con el benévolo beneplácito del señor Obispo y satisfacción de los sacerdotes. Crescat et floreat, diremos otra vez.
RETIRO MENSUAL DEL CLERO. — Una nueva prueba del celo que despliega la Casa de Figueras en el desempeño del que debe caracterizarnos en favor del clero son los Retiros mensuales sacerdotales que, por insinuación de los Superiores Mayores y con la calurosa aprobación de la autoridad eclesiástica, se implantaron en ella el año 1933, y se celebran el último jueves de cada mes, desde las diez a las doce de la mañana. Se juzgó conveniente hacerlo a fin de mes, por ser costumbre el hacerlo así ordinariamente, y en jueves, porque por ser día de mercado en la ciudad, hay más facilidad de comunicaciones entre ella y los pueblos de la comarca. Se empezó con un promedio de asistencia de trece sacerdotes cada vez y así se continúa celebrando poco más o menos. Crescat el floreat, repetiremos una vez más.
SEMINARIO MENOR. De una especie de tal calificaba–como dijimos— el P. Arnáiz a la preceptoría de Latín, sucursal del Seminario de Gerona, que desde la fundación parece que estableció, y que nos confió el Prelado, similar a las que ya funcio-naban en otras poblaciones de menor importancia del Obispado, como Olot, Bañolas, Besalú, Arbucias, etc., para aquellos aspirantes al sacerdocio, a quienes resultaba más cómodo ingresar allí (en su mayoría internos), que en Gerona.
No he logrado dar con otra fuente de archivo, por lo que a nosotros se refiere, que la del Boletín Eclesiástico del Obispado, en el cual no aparecen más datos que la sola existencia de la preceptoría, desde el año 1895, y la inscripción en ella de una parte de sus alumnos, a saber, de los que obtuvieron las notas superiores en los exámenes de fin de curso, que se celebraban, al menos en los cursos en que yo estuve y es de suponer que así sería también en los demás, bajo la presidencia de un delegado especial del Seminario de Gerona.
El último examen de este género tuvo lugar el año 1903, en que dejó de existir, para no volver a funcionar más en la ciudad, la preceptoría, pasando entonces unos de sus alumnos al Seminario de Gerona y quedándose algunos otros, entre los cuales me contaba yo, en la Escuela Apostólica de la Congregación que inmediatamente le sucedió.
De los que contó la preceptoría durante sus ocho años de vida, algunos alcanzaron el sacerdocio, alguno en alguna Orden religiosa, y unos tres o cuatro, poco más o menos, entraron en nuestro Seminario interno de Madrid, de donde salieron después sin llegar al sacerdocio.
ESCUELA APOSTOLICA. — Esta se abrió, efectivamente, el curso 1903-1904, con los pocos alumnos que quedábamos de la preceptoría y algunos pocos más que ingresaron directamente para la Congregación.
No duró más que dos cursos, al fin de los cuales, en el verano de 1905, dos vestíamos la librea de misionero en el Seminario Interno de Barcelona, que acababa de establecer dos años antes nuestra naciente Provincia, y cuatro de los restantes pasaban a terminar su Escuela Apostólica en la Casa de Rialp, que había sido fundada el año anterior.
COLEGIO DE LA MILAGROSA. — Al suceder el P. Vilanova, procedente del Colegio del Sagrado Corazón de. Murguía, el año 1900, al P. Miguel Pedrós, primer Superior de Figueras, salido el año anterior para la fundación de la nueva Casa de Bellpuig, uno de sus primeros intentos parece que fué el de realizar en la Casa aquellas primeras «fundadas esperanzas» de las Misiones; pero, fuese por lo que fuese, o por no poder obtener personal apto para ese ministerio, o por no encontrar eco y apoyo ni en los párrocos ni en el obispado, o por ambas cosas a la vez —como nos parece recordar habérselo oído decir— lo cierto es que tuvo que desistir de llevar a término su empresa, que nos parece hubiera sido la más acertada, y no tuvo más remedio que ir continuando y ensanchando el campo de acción de la predicación en los pueblos, a que —con más o menos ahínco y extensión— se venía dedicando en aquellos primeros años y en la medida que el desempeño de los fines de fundación se lo permitía, la escasa Comunidad.
Sintiendo, empero, el nuevo Superior en su corazón joven y ardoroso de 36 años de edad, las más nobles ansias de dar un campo más vasto de vida a la Casa que se le acababa de encomendar, sin dejar de dedicarse al ministerio del culto en casa y a la predicación (aunque ésta únicamente en la ciudad) a lo que siguió consagrado casi exclusivamente durante su estancia de seis años en Figueras, nos imaginamos que más de una vez echaría una mirada a la ciudad y, al ver que, al lado de los excelentes pensionados y colegios de religiosas para la educación femenina, no había en ella ninguno de religiosos para la masculina, dejándose fácilmente conmover y persuadir por los requerimientos de las familias más destacadas de ella, consagró todo su esfuerzo a dotar a la población de un colegio-internado, digno de figurar al lado de aquellos que llevaban en la misma una vida floreciente.
«Expongo el asunto del colegio —escribe el P. Vilanova— al señor Arnáiz, a lo que me contesta en la Santa Visita que lo vaya preparando poco a poco. Trabajo, lo activo, y en la Asamblea me dice el señor Arnáiz que puedo trabajar para hacerlo. Lo haga, consigo no poco, escribo al señor Arnáiz dándole cuenta, y de nuevo me niega todo permiso, y he de desistir, concretándome a aprovechar el local de la casa para una escuela diurna». O sea, el mismo departamento que estaba y está destinado a la escuela nocturna.
Menos mal que se ve que consiguió del señor Visitador el destino a Figueras del P. Costafreda con quien había convivido en el Colegio de Murguía, y el cual fue el alma verdadera de los comienzos y pujanza sucesiva, por lo que se refiere a la primera enseñanza, del futuro Colegio que, por fin, llegó a ser una viva realidad.
Constituida, en efecto, el año 1902, la nueva Provincia de Barcelona, pudo conseguir de su nuevo Visitador, el P. Juan Jaume, los debidos permisos, y el año siguiente añade a la escuela de primera enseñanza mencionada, la segunda de Bachillerato, obte-niendo el aumento consiguiente de personal y adaptando un poco la casa a las necesidades del Colegio, convirtiendo en salones de estudio y de dormitorio la galería del segundo piso, que estaba abierta a la calle, etc.
Estrellándose, empero, el creciente desarrollo del colegio contra las estrecheces de la casa, decídese a poner en juego todos sus ardores y todo el influjo de las buenas amistades con que contaba en la ciudad y fuera de ella y, por fin, el día 27 de septiembre de 1904, tras un sinnúmero de dificultades de todo género que iba dejando atrás, logra ver realizados todos sus ensueños con la solemne inauguración de las dos nuevas casas, propiedad de la Congregación. La una contigua, con natural acceso desde la antigua; de la que era prolongación y expansión magnífica, de planta baja y tres pisos, destinada a vivienda de parte de la numerosa Co, munidad, con cocina, comedor y adyacentes en la planta baja, capilla de Comunidad v habitaciones para los Padres en el primer piso, y con amplios y pedagógicos dormitorios con su correspon-diente habitación para el inspector, etc., en cada uno de los dos restantes. Y la otra, al otro lado de la calle trasera al Asilo, destinada a Colegio de primera enseñanza, con su salón-teatro en la planta baja, y un vasto salón de estudio con sus tres correspondientes clases en el único piso, además del correspondiente patio para solaz y esparcimiento de los colegiales, adquirido éste ya unos dos años antes para este fin.
El día 27 de septiembre, en efecto, y en fiesta tan grata como la de la muerte de San Vicente, después del Oficio solemne en el que predicó el P. José M.a Perelló y ofició el Rdo. Párroco-Arcipreste, procedió éste a bendecir con toda solemnidad las dos casas, con toda la belleza de la liturgia en tales casos, terminándose por la tarde tan grata fiesta con una lucida velada músico-teatral a cargo de los alumnos del colegio y con una nutrida asistencia del público más selecto de la ciudad.
Véase la descripción de las casas y de la fiesta en la carta que dirigió el P. Antonio Soler al P. Mauricio Horcajada en «Anales de la Congregación de la Misión» (Tomo XIII, 1905, pág. 192) que acabamos de extractar, así como también en el Apéndice de este artículo, un escrito detallado de los ingresos y gastos de las obras, redactado por el propio P. Vilanova.
Casi una década de años llevó de vida el Colegio, y por cierto floreciente, tanto en la matrícula de colegiales, internos y externos, de primera Enseñanza, de Bachillerato y de Comercio, como en los éxitos de los exámenes en el Instituto de Figueras, fundado —como es sabido— por nuestro antiguo misionero Julián González de Soto.
Sin embargo, en sus últimos años sobre todo, nuestro Colegio no pudo rivalizar con el que desde el año 1904 habían instalado los Hermanos Maristas en la ciudad, y no tuvo más remedio que desaparecer entre los años 1909 y 1910, corriendo éste a su vez la misma suerte al establecer luego en Figueras los HH. de las Escuelas Cristianas el magnífico de «Els fossos» que continúa en pie y con todo esplendor.
Podemos, con todo, decir que a nosotros nos ha cabido la gloria de haber contribuido con nuestro primer granito de arena a realizar en Figueras aquellos anhelos de instrucción religiosa que sentían, a fines de siglo, los católicos de la ciudad y que ahora ven ya colmados plenamente.
Lo que sí haremos notar —a fuer de justos e imparciales,— es que, a pesar de absorber el Colegio el mejor y más numeroso personal de la Provincia, cuyos fondos eran entonces sumamente precarios, hasta el punto de haber tenido necesidad de vender para cl sostenimiento de sus casas de formación dos buenas porciones de terreno-solar con las cuales el P. Benito Ribas había dotado a la Casa de Barcelona, a pesar, digo, de todo esto, fue escasa la ayuda económica que a la Provincia aportó entonces la Casa de Figueras.
Todos estos inmuebles, así como la huerta que también había adquirido el P. Vilanova, situada a unas tres o cuatro manzanas por el lado del norte o posterior del Asilo, fueron vendidos algunos años después, verificando la venta el mismo P. Vilanova, al menos la de las casas, por mediación del P. Palau, cuando era éste Superior de Figueras.
EX-ALUMNOS. — Esta moderna institución tiene su fundamento vital en la continuidad de un colegio. Desaparecido, pues, tan rápidamente el nuestro, hubiera tenido que haber perdido pronto su razón de existir. Sin embargo, el número considerable, existente de ex-alumnos del «Colegio de la Milagrosa» no ha desaparecido. A sus treinta y más años de lejana existencia y, a pesar de no constituir propiamente una agrupación de este género, siguen conservando todavía muchos de ellos un bien marcado afecto a la Casa y a la Comunidad, y en ocasiones, como la que ha motivado el aniversario que recordamos, han correspondido, gustosos, en número de unos veinte, a ‘la invitación de la Comunidad.
CONCLUS ION. — A pesar de todo este cúmulo de buenas obras que lleva engarzadas en su historia la Casa de Figueras y de otras que omitimos por no alargar desmesuradamente esta monótona relación, como, por ejemplo, el Catecismo dominical, al cual, desde la fundación y en distintas épocas, se ha dedicado con celo la Comunidad, y otras de menor importancia, alguna vez se ha puesto sobre el tapete, por parte de la Congregación, el problema de su cierre, no por otra causa que por la del tan frecuente agobio de escasez de personal. Una vez que, por así decir, vino del canto de un duro resolverse a proponerlo al P. General, fue allá por los años de 1919, bajo el gobierno del mismo P. Vilanova, Visitador, y en mis albores de consejero provincial, por esto lo recuerdo bien.
Suerte que, al fin, se pesaron bien las razones en pro de la conservación de la Casa, por otra parte obvias y claras, las principales de las cuales fueron las siguientes:
La Desde luego, las razones en favor del cierre de una Casa, deben ser muy fuertes y poderosas y difícilmente superables con otros planes y determinaciones.
2.a Bien escaso hubiese sido el alivio que hubiese aportado al agobio de personal de la Provincia el concurso de tres o cuatro Padres de que constaba entonces la Comunidad.
3.a No parece que se pueda echar tan fácilmente en olvido el bien que, de una parte, se había hecho en ella, y el que, de otra, y mucho mayor acaso, se pueda hacer (como se está palpando ya).
4.a Se trataba, pues, de una fundación existente ya y que contaba, al fin, con una vida asegurada si no holgada, y sin ningún dispendio de la Provincia para su conservación.
5.a De hecho, ella era, y es todavía, la única Casa que poseemos en todo el Obispado de Gerona y en su provincia y en una ciudad de la importancia de Figueras, que admite fácilmente la mayor amplitud posible de ministerios propios, y en donde —como en todas partes— resultaría cada vez más difícil volver a poner el pie, etc.
Razones que no nos parece ocioso haber transcrito aquí con el fin de que, si de nuevo se volviese a plantear el problema, puedan recordarse las que la salvaron una vez de la muerte, y volviéndolas sencillamente a aplicar, se logre que la Casa vaya dejando atrás nuevos cincuentenarios con vida cada vez más pujante y feliz. Faxit Deus.
Barcelona, diciembre de 1944.