ANDUJAR.—La tarde del viernes constituyó una inolvidable efemérides para la populosa barriada de la Plaza de Toros y cuantos han quedado encuadrados en la nueva parroquia recientemente creada en torno a la antigua iglesia de la Divina Pastora, en la que se han realizado importantes obras de consolidación, ensanche y embellecimiento, con arreglo a las más recientes instrucciones litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II. El retablo, de sencilla traza, con mampostería de pizarra, da albergue a una inspirada imagen de la titular, obra del escultor don Antonio González Orea, de gran tamaño y líneas que ponen de relieve la especial unción con que el artista viene tratando el tema religioso. Al igual, el sagrario de la capilla del Sacramento —que ocupa ahora la anterior sacristía—, de hierro noble, también diseñado por el señor González Orea, ubicado sobre dos fustes de viejas columnas; la pila bautismal y la capilla penitencial. Todo acorde con unas normas llenas de auténtico sentido apostólico. Luego, la cal, sin concesiones al ornamiento superfluo, ha dado luminosidad al conjunto y prólogo de recogimiento el amplio porche de la entrada.
Tras un febril trabajo en los últimos días, la obra quedó lista para que el Prelado la bendijera, acto que constituyó un señalado acontecimiento, y que se desarrolló entre auténtico calor popular.
El doctor Romero Menjíbar, que llegó algo después de las siete y media, fue recibido por el Alcalde de la ciudad, señor Rodríguez Alvarez; Arcipreste don Pablo Palomino Martínez; Superior de los PP. Paúles, R. P. Lupiáñez, con toda la Comunidad; Cura Ecónomo de la nueva Parroquia, P. Miguel Romón Vita ; Párroco de San Miguel, don Rafael Espejo Camacho, y otras representaciones, así como la Hermandad de la Divina Pastora, con banderas e insignias. Atrio y templo estaban totalmente abarrotados de fieles, que recibieron al Sr. Obispo con una estruendosa y prolongada ovación. El Prelado, bajo palio, penetró en la iglesia, mientras la «schola cantorum» del Seminario Menor Vicenciano interpretaba un salmo. Se dirigió a la capilla sacramental para orar unos momentos, y, acto seguido, el Prelado ocupó su sitial en el presbiterio. El P. Romón Vita, visiblemente emocionado, pronunció unas palabras, expresando el júbilo de la feligresía ante el acto que se celebraba, dando las gracias a cuantos tan generosamente han contribuido a las obras, incluso con aportación de trabajo personal, gratitud que hizo extensiva al desprendimiento del escultor señor González Orea, así como al Párroco de San Miguel, que tanto le ha ayudado. De una manera especial destacó la satisfacción que a todos producía la presencia del Pastor de la diócesis. A continuación, el Prelado, revestido de pontifical, bendijo la nueva imagen de la Divina Pastora y el resto de las obras. Terminado este acto, el doctor Romero Menjíbar pronunció una bella alocución, de gran fondo doctrinal. «Una nueva Parroquia se ha creado en Andújar, encomendada a los PP. Paúles, con amplias perspectivas de coordinación pastoral. Así, sacerdotes, religiosos y fieles trabajarán en esta querida ciudad, unidos en la común tarea apostólica. La Parroquia es una familia de Dios, cuyo padre espiritual, por delegación del Obispo, es el Párroco. Debéis todos tener conciencia de que formáis parte de esta familia de Dios y lanzaras a la vida cristiana con un sentido fraternal, con conciencia y responsabilidad y con el testimonio de la conducta y de los hechos. Yo saludo y doy mi bendición a todas estas familias, agradeciendo cuanto habéis hecho hasta ahora, así como a los PP. Paúles la colaboración que prestan al encargarse de la Parroquia. Es necesario que nuestra religión se convierta en vivencia dinámica y misionera para llevar el mensaje de Cristo a los demás, y espero que sirváis de acicate a todas las Parroquias de Andújar y de estímulo a los habitantes de la ciudad. Quiero que Andújar se lance a la gran empresa de un apostolado nuevo, en la gran aventura posconciliar. Ya sabéis que es necesario ir al mundo, para que el mundo venga a Dios. Me agrada ver que Andújar está en pie, con un sentido de superación. La Iglesia espera mucho de este Andújar de San Eufrasio y de la Virgen de la Cabeza.» Seguidamente el Prelado impartió su bendición a los fieles, siendo despedido con las mismas muestras de entusiasmo y cariño que a su llegada.—CALZADO.
(De JAEN, 10-X-67.)