[Diciembre 1649]
Padre:
Creo que se acordará usted que le hablé de esa buena muchacha de Saint-Cloud para la que es esta carta que le ruego baga el favor de leer. La divina providencia no ha permitido que pueda vender sus heredades; pero las ha entregado en renta a su hermana que es de confianza y que tiene que darle por ellas treinta escudos anuales. Nuestras hermanas la aprecian y no tienen inconveniente en recibirla si le parece bien a usted.
Nos gustaría mucho saber si nuestras pobres nodrizas podrán recibir algún dinero estas fiestas y si los pobres niños que están criando tendrán que destetarse, por falta de dinero, para atender a los que nos traigan nuevos. Haremos por ellos todo lo que se pueda, si sacamos alguna cosa; pero la ayuda tarda en llegar.
Tenemos mucha necesidad de la bendición de Dios en el asunto de mi hijo que, según creo, irá a verle a usted, tomándose la libertad de ir a pasar la noche en casa de ustedes, por temor a un mal encuentro. El le expondrá los aspectos enojosos de este asunto, que yo creo ha sometido siempre a la voluntad de Dios, era la que tengo el honor de ser, padre, su muy obediente y obligada hija y servidora,
L. DE MARILLAC
Dirección: Al padre Vicente.







