Señorita:
La caridad con esos pobres forzados es de un mérito incomparable delante de Dios. Ha hecho bien en asistirles y hará bien si lo sigue haciendo en la forma que pueda, hasta que yo tenga la oportunidad de ir a verla, que será dentro de dos o tres días. Piense un poco si podría encargarse de ellos la Caridad de san Nicolás, al menos por algún tiempo; usted les ayudará con el dinero que queda. Pero ¡qué se le va a hacer! Esto es difícil, y es lo que me hace poner este pensamiento en su gusto por la aventura.







