Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Heme aquí ya vecino suyo desde el mediodía. He enviado a ver si estaba usted en su casa, a eso de las dos, pero había usted ido a su devoción. Si mañana, inmediatamente después de comer, quiere usted molestarse en venir hasta aquí, sabremos de viva voz lo que me escribía; entre tanto, le suplico que honre los abandonos interiores en que los santos, e incluso el Santo de los santos, se encontraron a veces, y la unión más estrecha que ellos mismos tuvieron después con Dios.
Le deseo buenas tardes y soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
V. D.
No puedo menos de decirle que me he propuesto censurarla seriamente mañana porque se deja llevar de ese modo por esas vanas y frívolas aprensiones.¡Oh, prepárese a una buena reprensión!
Dirección: A la señorita Le Gras.







