San Lázaro, día de Ramos, a las nueve
Mi muy querida hermana:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí su carta de ayer con gran consuelo, y la de nuestra digna madre para el visitador, que aprecio mucho, esperando poder participar del provecho que sacará de la lectura de esta carta. Le doy las gracias por todo ello y le ruego, mi querida hermana, que diga a la buena hermana que va destinada a Le Mans lo que tiene que hacer. Su hermano acaba de decirme que ella se encuentra en una santa impaciencia por su felicidad.
Soy, en el amor de Nuestro Señor y con el corazón que El sabe, mi queridísima hermana, su muy humilde y obediente servidor,
VICENTE DEPAUL
Indigno sacerdote de la Misión







