¿No le dije ayer, señorita, que había que acceder a lo que pedía, porque su corazón no estaría tranquilo si esto no se hacía? Hágalo, pues, en buen hora, tranquilamente y sin prisas. Usted será la causa de que yo también lo haga, uno de estos días. Pero vea luego al señor Bouvard. ¡Ojalá se cure pronto para servir a Dios! ¿Cómo lo desea mi corazón, y que sea cuanto antes! Animo, haga por su parte lo que sea necesario. Esté alegre y haga con alegría lo que tenga que hacer, y yo seré, en el amor de Nuestro Señor y de su santa Madre, su muy humilde servidor
V. D.
Me gustaría saber si el señor Meynard es procurador en Chatelet en la Corte.







