Señor:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
La cofradía de la Caridad, cuyo reglamento le he enviado, no es para asistir a los enfermos del contagio. Hay algunos sitios en los que las siervas de los pobres, esto es, esas honradas mujeres que son de la Caridad, se han propuesto, no ya ir a visitar a los mencionados enfermos del contagio, sino más bien llevarles víveres o conducirlos a algún otro sitio distante del lugar adonde se han refugiado esas pobres gentes, de modo que no estén allí en peligro de coger dicho mal. Esto se entiende de los lugares en los que no hay ninguna disposición sobre esos enfermos apestados. Pero la citada cofradía no está fundada directamente para los apestados, sino sólo de manera indirecta. Y si en vuestra parroquia hubiese algún caso de dicha enfermedad, sería conveniente que la Caridad nombrase a alguna buena mujer o a algún buen hombre, para que les llevase víveres sin que las siervas de los pobres tuviesen que ir allá cada una en su día señalado, como ocurre con los demás enfermos.
Y esto es, señor, todo lo que puedo decir a usted en respuesta a la suya, si no es que ruego a Dios que bendiga la santa obra que emprende, que santifique su alma, que sea El mismo su recompensa en este mundo y en el otro y que me haga digno de ser, en su amor y en el de su santa Madre, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAUL
Dirección: Al señor Colletot, prior de la Foret-le-Roi