Señorita:
La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Alabo a Dios por la salud de usted, por su trabajo y por todo cuanto me dice. Su hijo llegó con un pequeño dolor de cabeza, hace cuatro o cinco días. Le hicimos sangrar al día siguiente y guardar cama. El señor Quartier nos ha dicho que no había que purgarle hasta que se le pasase el dolor de cabeza, lo cual le ocurrió tres días más tarde, sin que le haya quedado ninguna molestia; por eso le hemos hecho tomar esta mañana su pequeña medicina. Está contento y afable con nosotros, de forma que a todos nos edifica. Si continúa así, habrá motivo de alabar a Dios y de esperar que con ello se sienta consolada. Cuando se haya purgado, si se siente bien tres días más tarde, le permitiremos volver al colegio. He dicho si se siente bien tres días más tarde, o sea, si no se repite su mal, ya que no es del todo seguro.
Le enviaré hoy el dinero a la señorita Sevin para la ropa, y la carta a nuestra hermana Germana, que llegará muy oportunamente.
Si esa buena muchacha de dieciocho años tiene sentido común y firmeza de espíritu, no ponga ninguna dificultad en que cuide de las niñas. Un buen espíritu es mejor en esa edad que uno malo a lo cincuenta.
Entregaré también el cobertor a su hijo y haré cuanto me ordene.
Sería muy de desear que las personas que quieran entregarse a esta buena obra no tengan más designios ni nada más que hacer que esto. Yo me marcharé el día primero a Pontoise. Me han hablado de una que hay allí. La guardaré para Sartrouville, donde la desea la señora de Villeneuve.
Nuestra pequeña compañía saldrá dentro de dos o tres días.
Ruego a usted le diga al lugarteniente que le saludo con toda humildad y que soy su servidor, y que le ruego nos reserve tres camas en la hostería. Saludo también a Germana, a la que ruego digáis que he dado órdenes para cursar la carta a su hermano.
Entre tanto soy, en el amor de Nuestro Señor, su muy humilde servidor,
VICENTE DEPAUL
París, vigilia de san Lucas 1631.
Dirección: A la señorita Le Gras, en Mesnil.







