Vicente de Paúl, Carta 0090: A Luisa de Marillac

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Vicente de PaúlLeave a Comment

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Author: Vicente de Paúl · Year of first publication: 1972 · Source: Obras completas de san Vicente de Paúl.
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[22 ó 23 septiembre 1631]

Señorita:

La gracia de Nuestro Señor sea siempre con nosotros.

Escribí a usted hace ocho días y dirigí mis cartas al reverendo padre de Gondi; ahora le envío estos tres paquetes de camisas y la carta adjunta. Su hijo se encuentra bien, gracias a Dios, y me parece que su espíritu se abre cada vez más. Cuando empiecen a refrescar los días, vendrá acá para purgarse.

Esa buena señora Laurent siempre está enferma; he enviado a visitarla. También la señorita du Fay ha estado un poco delicada; pero, gracias a Dios, está mejor. La señora del mariscal Marillac ha ido al cielo a recibir la recompensa de sus trabajos, Ya sé que esto la afectará; pero (qué hacer! (Si Nuestro Señor lo ha querido así, hay que adorar su Providencia y esforzarse en conformarnos con su santa voluntad en todas las cosas! Ya sé que su corazón así lo hace y que, aunque la parte interior se conmueva, pronto se calmará. El Hijo de Dios lloró por Lázaro; ¿por qué no va a llorar usted por esa buena señora? No hay peligro en ello, con tal que, como el Hijo de Dios, se conforme por dentro con la voluntad de su Padre: es lo que yo estoy seguro que hará.

Pero, ¿cómo sigue usted? ¿No le hace daño ese aire tan fino? ¿Está Germana preocupada por sus niñas, que ella sabe que están bajo el cuidado del señor Belin?. ¿Cuándo marchará a Champagne? ¿Aprovecha esa buena muchacha? ¿Se puede esperar algo de ella? Dígame algo de todo esto, por favor.

Nada nuevo puedo decir de aquí, si no es que tenemos la enfermedad frente a nosotros, pero que Nuestro Señor nos conserva a todos con buena salud, gracias a Dios, aunque con mi fiebrecilla habitual. Estoy seguro de que no nos olvidará en sus oraciones  y que crea que soy, en el amor de Nuestro Señor y de la santa Virgen, su muy humilde servidor,

VICENTE DEPAUL

Me equivoqué al decirle que le enviaba unos paquetes, porque creí que tres paquetes que encontré en nuestra mesa eran camisas y que estaban destinados a usted.

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