Vicente de Paúl, Carta 0014: Luisa de Marillac a San Vicente

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Vicente de PaúlLeave a Comment

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Author: Vicente de Paúl · Year of first publication: 1972 · Source: Obras completas de san Vicente de Paúl.
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Señor:

Espero que me perdonará usted la libertad que me tomo de testimoniarle la impaciencia de mi espíritu, tanto por la larga separación anterior como por mi aprensión para el porvenir, y por no saber el lugar adonde va a marchar después de aquél en que se encuentra ahora. Es verdad, Padre mío, que el pensamiento del motivo que le tiene alejado sirve un poco de alivio a mi pena, pero esto no impide que en mi inacción los días a veces me parezcan meses. Deseo, sin embargo, aguardar con tranquilidad la hora de Dios y reconocer que es mi indignidad la que la retrasa.

También me he dado cuenta de que la señorita du Fay tiene un poco más que de ordinario su corazón oprimido por la ansiedad. Pasamos juntas el día de Pentecostés. Después del servicio, le hubiera gustado a ella gozar de libertad para hablarme abiertamente. pero nos quedamos en la esperanza y en el deseo de cumplir la voluntad de Dios.

Ya está hecha la obra que su caridad me encargó. Si los miembros de Jesús la necesitan y quiere usted, padre mío, que se la envíe, lo haré inmediatamente. Pero no he querido hacerlo sin su consentimiento.

Finalmente, mi muy venerado padre, después de un poco de inquietud, mi hijo está en el colegio y, a Dios gracias, muy contento y con buena salud. Si esto continúa, yo estoy muy decidida por ese lado.

Permítame, padre mío, importunarle una vez más por una joven de 28 [años], que quieren traer de Borgoña para entregármela. Es tenida por virtuosa, según me comunican; pero antes que ella, la buena chica ciega de Vertus (2) me había dicho que otra que estaba con ella, de 22 [años], podría quizás venir para acá. A ésta la dirigen los reverendos padres del Oratorio hace cuatro años y es enteramente aldeana. No estoy segura de que quiera venir, pero si me ha mostrado algún deseo. Le suplico humildemente, padre mío, que me diga qué es lo que he de hacer en este asunto.

La persona que se marcha a Borgoña tiene que partir el lunes y, creyendo que volvería usted esta semana, le he prometido contestarle.

Nuestro buen Dios le ha concedido a mi alma que le sienta más que de ordinario desde hace un mes; pero no acabo de salir de mis imperfecciones. Cuando deje de poner impedimentos a los efectos de las oraciones que espero de su caridad, creo que me iré enmendando.

Me hubiera gustado, estos días pasados, que usted se hubiera acordado de entregarme a Dios y que le hubiera pedido la gracia de cumplir enteramente en mí su santa voluntad, a pesar de las oposiciones de mi miseria. Por tanto, padre mío, le hago con toda humildad esta súplica y le pido perdón de tantas impertinencias, quedando, por la bondad de Dios, señor, su más obligada servidora e indigna hija,

L. DE MARILLAC

A 5 de junio de 1627.

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