SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE MONTEOLIVETE (VALENCIA)
Cuenta la tradición que: «Por los años de 1320 un hijo del lugar de Ruzafa, llamado Alejandre —de la casa de los «Alfonsos»— al cual siendo soldado le cautivaron los turcos… y hallándose cautivo en la Palestina, resolvió fugarse por huir del mal trato que recibía. Para llevar a cabo su resolución se retiró una tarde hacia el monte; preocupado por las dificultades que se le ofrecían sintió amenguarse su valor y empezó a invocar la protección de la Santísima Virgen. En medio de su aflicción y de sus ruegos, se le apareció la imagen de Nuestra Señora sobre un olivo y lleno de fe subió al árbol y se encomendó de nuevo a la Reina de los Ángeles. Concluida su plegaria trató de llevarse la imagen, pero observando que era una pintura sobre tabla y esta pesaba tanto que no le sería fácil transportar sin ser apercibido, desistió del propósito y la dejó en el árbol. Había dado algunos pasos cuando oyó una voz que le decía: «atan poca fe tienes?». Avergonzado el cautivo, retrocedió, subió de nuevo al árbol y bajó la pintura y sentándose un momento al pie de aquél, se quedó dormido. Despertóle un ruido de caballerías y abrió los ojos dispuesto a huir cuando, al esclarecer el día observó con terror que no se hallaba en el mismo sitio donde se había quedado dormido.
Examinó, observó y dudó, hasta que por fin vio venir a alguna gente de conocido traje; dudando todavía, preguntó a los transeúntes dónde se hallaba y contestáronle que en la huerta de Ruzafa. «Alfonso» al oír el nombre de su país natal, lleno de asombro, de entusiasmo y de gratitud, se postró de rodillas, dando gracias a Dios y a la Santísima Virgen por su infinita protección. Esparciose luego en Ruzafa la noticia de esta aparición y las Autoridades, Clero y millares de personas dispusieron la traslación de la imagen al pueblo en cuya iglesia Parroquia por ocho días consecutivos se festejó y obsequió a la Virgen con la invocación de Monte-Olivete. Pasado este tiempo, añade la tradición, la Santa Imagen volvióse a buscar su nicho en el olivo, por donde convinieron todos que allí en el mismo punto del hallazgo era donde debía venerarse. En breve, con las dádivas de los devotos, levantóse un casilicio, en cuya construcción se señalaron piadosamente todos los vecinos».
Hasta aquí lo que nos cuentan diversos autores. Toda esta narrativa se hace inaveriguable y aunque mezcle algunas circunstancias poco verosímiles, tal vez sea hija de algo, pero aquello que verdaderamente fuese constaría en el archivo de la parroquia de Ruzafa, que se quemó en 1415, como atestigua Mares. Hemos de remontarnos al siglo XIV para conocer el origen del actual barrio de Ruzafa, cuando en la huerta se construyó una pequeña ermita en torno a la cual giraría toda la vida e historia de Monteolivete.
Durante años, como lugar solitario y apartado, fue frecuentado por venerables varones de Valencia, como San Luis Beltrán, San Juan de Ribera entre otros.
El cuadro que nos ha llegado es un hermoso icono bizantino del siglo XII. «Una maravilla» como dicen los expertos (una de las más hermosas del patrimonio artístico y cultural valenciano). Mide unos tres palmos y está colocado en la hornacina del altar mayor sobre un olivo simulado. Es el centro e imán de los corazones de cuantos acuden a su templo. «El gesto del Niño Dios y su mirada atenta se concentra en el rostro de María. Su mano izquierda acaricia la mejilla de la Madre… la mirada y la expresión de María rebosa serenidad».
La devoción popular llenó de joyas la santa Imagen. La iglesia actual se comenzó en 1764 y fue inaugurada en 1771.
Los Padres Paúles, que habían fundado en 1820 en el Eremitorio-Santuario de Ntra. Sra. de los Ángeles de Sot de Chera (Valencia), en vista de lo apartado del lugar, que impedía el ejercicio de sus ministerios propios, solicitaron del Sr. Arzobispo de Valencia, D. Simón López, el poder pasar su residencia a la capital. El Sr. Arzobispo acogió complacido su petición y les ofreció el santuario de Ntra. Sra. de Monteolivete en Ruzafa (Valencia). En enero de 1825 ya estaban los Padres Paúles en el Santuario, aunque de modo privado, pues no habían llegado los permisos de la autoridad competente. Una vez cumplidos los requisitos necesarios, hicieron su entrada solemne el 7 de septiembre del mismo año de 1825, celebrando un solemne triduo de acción de gracias al Señor por este don que suponía habitar en la casa de la Virgen de Monteolivete.
La Parroquia de Ruzafa cedió el santuario de Monteolivete con algunas condiciones, como el seguir siendo patrona única del mismo; que nunca se cambiase el nombre; que se conservase el Icono de la Virgen en el camarín del altar mayor; mantener el derecho de celebrar la Parroquia algunas fiestas y procesiones y sobre todo que los PP. Paúles debían dar misiones en la Parroquia de Ruzafa cada cinco años. Todo lo aceptaron con gusto los primeros Misioneros que vinieron como fundadores.
La casa —la antigua hospedería- resultaba pequeña para la nueva comunidad. Pronto pensaron en levantar otra más amplia. El Sr. Arzobispo, don Simón López, prometió su ayuda y en 1831 se comenzó la nueva construcción. Era hermoso y amplio el plan: un gran trazado dejando la iglesia en el centro. La muerte del Sr. Arzobispo paralizó la obra cuando estaba sólo en la mitad. Con la exclaustración de 1835, casa y santuario tuvieron que ser abandonados por los PP. Paúles.
El plan tan hermoso de aquella casa serviría para otras muchas fundaciones como la actual casa central de la Congregación de la Misión en Madrid. La casa sigue en pie, pero a ellas ya no pudieron volver los PP. Paúles. Ha pasado por todas las vicisitudes de los tiempos: escuelas públicas, cárcel y hoy hay en perspectiva un museo Tallero en ella.
En los primeros años de los PP. Paúles en el santuario de la Virgen de Monteolivete, el apostolado fue múltiple: el culto a la Virgen de Monteolivete llegó a cotas nunca vistas; numerosas misiones populares y la casa abierta a quienes desearon hacer los santos ejercicios espirituales. También se tuvo en ella una de las primeras Asambleas provinciales de la Congregación de la Misión en España.
Ciento cuatro años tardaron en volver los PP. Paúles a ser capellanes de la Virgen de Monteolivete. Fue en 1939, siendo el santuario iglesia filial de la parroquia de San Valero. En los primeros años ocuparon los Padres unas pobres dependencias junto a la iglesia hasta hacer su nueva residencia dentro de un bloque de edificios, en la misma plaza de Monteolivete.
El 13 de julio de 1941 por decreto del Arzobispado, el santuario de la Virgen de Monteolivete era eregido como parroquia.
Los PP. Paúles siguen junto a su trabajo parroquial, promoviendo culto a la Virgen bajo el título tan entrañable, no sólo para la huerta valenciana, sino también para la Congregación de la Misión de MONTE OLIVETE.
Exponente de esta devoción no sólo de Ruzafa sino de toda Valencia, con motivo del VI Centenario del hallazgo de la Imagen, sus devotos la obsequiaron con una hermosa corona de plata que descansa sobre el marco del cuadro, sostenida por dos angelitos, que fue bendecida y colocada por el Pro-Vicario General del Arzobispado el 27 de agosto de 1950.
En 1991 la parroquia de la Virgen de Monteolivete celebró sus Bodas de Oro. Una misión popular preparó el acontecimiento que culminó en un apretado programa de celebraciones para la fiesta de la Virgen de Monteolivete el 6 de octubre.
La vida pujante del santuario y parroquia sigue atrayendo a los fieles ante los pies de la Virgen que le cantan con entusiasmo los tradicionales gozos:
«Pues que del Monte-Olivete
sois la gloria y el honor,
en la vida y en la muerte
amparad al pecador».
Fernando Espiago
Madrid, 1992







