Paul Galoy (1727-1792)

Mitxel OlabuénagaBiografías de Misioneros PaúlesLeave a Comment

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Author: Desconocido · Translator: Máximo Agustín, C.M.. · Year of first publication: 1903 · Source: Notices, V.
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Paul Galoy nació el 5 febrero de 1727 en Gray, en la diócesis de Besançon. A la edad de veinte años respondió a la llamada de Dios, que le quería en la Congregación de la Misión.     Fue recibido el 12 de febrero de 1747 a la edad de veinte años, e hizo los votos el 13 de febrero de 1749. El 3 de noviembre de 1776, la confiaron la dirección de la casa de Montmirail, donde ejerció las funciones de superior hasta 1790. Colocado en Notre Dame de Versalles, fue encargado de atender la capilla real. Habiendo dado la municipalidad orden de encarcelar a los sacerdotes no juramentados, fue conducido el 23 de agosto de 1792 con otros dos de sus cohermanos, François Duparc y Louis Landrin, a las cuadras de la reina, transformadas en casa de arresto. Allí se encontraba, desde la víspera, otro sacerdote de la Misión, Jacques-Clément Arnoul. Por orden del Directorio, todos los eclesiásticos, salvo Paul Galoy, Jran Marchand, fueron puestos en libertad  del 27 al 29 de agosto y del 5 al 6 de septiembre. El Sr Galoy pensaba que su turno no tardaría en llegar. Debía tener que hacer el sacrificio de su vida.
A primeros de septiembre había en las prisiones de Orléans sesenta y dos detenidos acusados del crimen de lesa nación. La noticia de su próximo traslado a Versalles atrajo a esta ciudad a algunos de los miserables de los que se puede decir que sus manos gustaban todavía de la sangre derramada en París durante los trágicos días del 2 y de 3 de septiembre. Las siete carretas que llevaban a los prisioneros de Orléans pudieron al precio de mil esfuerzos llegar a la calle de la Orangerie. Allí, bien a pesar del valor del alcalde, que expuso varias veces su vida, los bandidos, armados de sables y de bastones, forzaron el odio de los soldados y masacraron despiadadamente a los desdichados  prisioneros. Ebrios de sangre, se lanzaron a las prisiones de la ciudad, hicieron saltar las puertas y dieron muerte a varios detenidos. En la casa de arresto, el Srs. Meaqux, juez del distrito; Gauchez y Anaury, oficiales municipales; el procurador del ayuntamiento y su sustituto trataron vanamente de apaciguar a los asesinos. Estos no los escucharon. El proceso verbal de estas escenas de carnicería, redactado al día siguiente, nos dice cómo procedían los verdugos. «Siete a ocho hombres hacían el examen de los registros de los encarcelamientos y, con esta única pieza, sentenciaban a muerte. Seguidamente tomaban las cartas indicativas de los nombres y de los números, daban la orden de traer a tal prisionero, el cual, llegado a la cocina del conserje, era expulsado al exterior, donde era asesinado. El nombre del Sr. Galoy fue acogido con gritos de rabia. «Este  monstruo, decían, se ha vendido en la corte; es un aristócrata… pero no saldrá «. Y al punto un enfurecido, armado con una barra de hierro, golpea, con toda su fuerza, en las piernas del mártir, que cae ensangrentado y expira bajo los golpes.

Las noticias publicadas hasta hoy  confunden a Paul Galoy y a Jean Gallois. Este último, nacido en Longeville, diócesis de Toul, el 27 de octubre de 1756, formó parte después de la Revolución del clero de Nancy. En 1808, era secretario de su obispo y en 1816 párroco de Chloully. No es evidentemente a él a quien se pueden aplicar estas palabras del registro de encarcelamiento de la casa de arresto de Versalles: «Gallois, sacerdote, de sesenta años de edad, nativo de Gray, hasta entonces Franco-Condado,  residiendo en Versalles, conducido a prisión por el Sr. Pille, en virtud de una orden de la municipalidad. Firmado Mariotte. –Del 9 de septiembre de mil setecientos noventa y dos, el nombrado aquí ha sido asesinado por el pueblo. Firmado Mariotte «. –Antes de la palabra Gallois y entre líneas se ha escrito más tarde como lo indica la diferencia de tinta el nombre de Jean. Hay un error evidente.

SOURCES. – Registre d’écrou (Arch. dép. de Seine-et-Oise); Guillon. les Martyrs de la foi, t. III, p. 156; Le Roy, Histoire de Versailles, t. II, p. 291 ; Laurent-Hanin, Histoire municipale de Versailles, t. II; Moussoir, le Conventionnel Hyacinthe Richaud; l’abbé d’Auribeau (Versailles, Oswald), Mémoires pour servir à l’histoire de la persécution française, p. 162 ; l’abbé Barruel, Histoire du clergé pendant la Révolution française, p. 509.

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