Cuando en 1625 Vicente de Paúl acepta la dirección espiritual de la Señorita Le Gras, Luisa de Marillac, tal vez no se imaginaba el lugar que ella ocuparía en su vida. Él aconseja a esta mujer que había sufrido tanto y la conduce a trabajar para los pobres.
Al paso del tiempo Vicente descubre la profundidad de la vida espiritual de Luisa, su benevolencia, su sentido de organización, su facilidad para relacionarse con los demás y también su rapidez en comprender las situaciones.
La vida de Santa luisa nos habla
Cuatro años después, en 1629, el santo sacerdote, Vicente de Paúl encuentra la ocasión de pedir a su hija espiritual, algo más que servicios aislados. Las Caridades que nacen y crecen por todas partes requieren una persona activa y generosa que las controle, las visite y las guíe. Pregunta a Luisa si acepta ir a Montmirail a visitar las Cofradías de la Caridad establecidas en esa ciudad y en las ciudades cercanas.
Después de una corta reflexión, Luisa acepta la solicitud de su Director, tomando en cuenta que le queda tiempo libre, ya que su hijo Miguel está interno en el Colegio de San Nicolás de Chardonnet.
Vicente de Paúl la envía en Misión con estas palabras: «Vaya entonces, Señorita, en nombre de nuestro Señor. Ruego que su divina bondad la acompañe, que sea alivio en su camino, sombra contra el ardor del sol, abrigo contra la lluvia, cama en su cansancio, fuerza en el trabajo y que en fin, se encuentre en perfecta salud y llena de buenas obras». Es así como Luisa de Marillac se convierte en Visitadora de las Cofradías de la Caridad.
Los estudios de las cartas de Vicente de Paúl para Luisa de Marillac revelan que a partir de esa fecha, el lenguaje cambia: los términos en que se dirige a ella no son más «mi hija», sino «señorita»; se refiere a ella como su colaboradora. Ella contaba entonces con 38 años de edad.
Visitadora de las Cofradías de la Caridad:
Después de este primer viaje, durante el invierno de 1629-1630 Luisa de Marillac visita cerca de París, Asnieres, Francoville, Sannois, Herblay y Confians. El P. Vicente le manda establecer una de estas Cofradías de la Caridad en el mismo París. La organiza en su propia parroquia de San Nicolás de Chardonnet.
Se necesita mucho valor y abnegación precisamente en esta época en que las epidemias son tan frecuentes. París se ve invadido por la peste que hace estragos entre los pobres. Luisa no gozaba de buena salud, pero esto no le impide viajar, recorre los caminos de Francia no sólo en diligencia, sino también a caballo y aún a pie si no hay otro medio de llegar a donde la pobreza necesita un alma compasiva.
Es una excelente animadora, con inteligencia y gran corazón. Durante sus visitas reúne a las damas, les pregunta sobre las obras que realizan, evalúa los trabajos, insistiendo sobre la educación de las niñas en su instrucción primera, tema muy importante para ella, y las invita a la oración y a la caridad. Además de animar a las integrantes de las Cofradías, Luisa resuelve problemas, hace volver al camino a Caridades que van mal como la de Villeneuve Saint Georges, Beauvais, Liancourt…
Estos viajes y trabajos le ocasionan un enorme cansancio y fatiga, pero su fe la sostiene y la anima en la búsqueda constante del pobre. El propio P. Vicente le advierte que se cuide un poco y no trabaje demasiado, pero ella atiende todos los detalles para que el bien se haga lo mejor posible.
Trabajo en Grupos.
- Volvemos a leer juntas el texto y cada una subraya el punto que le ha llamado más la atención en la manera con la cual Santa Luisa hacía sus visitas.
- Cada voluntaria, por turno, dice lo que le ha llamado la atención, sin intervenir cuando una otra está hablando.
- Decisión: El grupo elige un punto que mejorar juntas para que su actividad sea vivida como una misión.
- Oración final