Ignacio Alberdi

Mitxel OlabuénagaBiografías de Misioneros PaúlesLeave a Comment

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P. Ignacio Alberdi

11-09-81

Los Ángeles

Anales 81, pg.565

Colegio Limpias 2El P. Ignacio Alberdi había ve­nido, como todos los años, a pasar sus vacaciones junto a sus herma­nos en Hernani. El día 6 de julio acudía a Ibarra, donde el Visitador predicaba una tanda de ejercicios a las Hermanas y charlaba sobre sus proyectos de descanso y de tra­bajo para el nuevo curso. Ninguna novedad en sus intenciones. Su sa­lud seguía normal dentro de un pro­ceso ulceroso del que venía afecta­do de tiempo atrás. Habló de pasar algunos días con los Padres de nuestra residencia de San Sebastián. Y efectivamente allí estaba el día 22 de julio. Se sintió mal después de la comida. El médico de cabe­cera le dio unos calmantes y por fin mandó ingresarlo; en una pri­mera revisión de quirófano se le encontraron dos perforaciones de estómago y se le inició un proceso de preparación, eliminación de gra­sas y desinfección interna para una definitiva operación. Sucesivas he­morragias fueron empeorando la si­tuación, hasta que el día 4 de sep­tiembre el equipo médico que le atendía se decidió por una opera­ción a vida o muerte. En los prime­ros momentos postoperatorios pare­cían renacer las esperanzas, pero su vida se acababa a las once de la noche del 11 de septiembre.

El P. Alberdi había dejado todo bien preparado. Diríase que él pre­sentía su fin. Su habitación en la rectoría de Huntington Park queda­ba perfectamente ordenada, y todas sus pertenencias bien dispuestas. En el hospital provincial de San Sebas­tián, en plena lucidez, recibió la unción de los enfermos, y en con­versación privada con el Visitador pedía que no se le hiciese ninguna distinción, que él podía estar como todos los enfermos.

Es obligado dar las gracias a los hermanos del P. Alberdi, a los Pa­dres y Hermanas de San Sebastián, por todas las atenciones que pres­taron a nuestro cohermano, en par­ticular por las muchas horas de día y de noche que pasaron junto a su lecho en los casi dos meses que es­tuvo internado en el hospital.

El P. Alberdi había nacido en Hernani el 5 de noviembre de 1922, ingresado en la Congregación el 24 de septiembre de 1938, siendo orde­nado sacerdote el 15 de junio de 1946. Contaba pues cincuenta y ocho años de edad y estaba a punto de cumplir los cuarenta v tres de vo­cación. Su primer destino fue Su­cre (Bolivia), en 1950 pasó a Mé­rida (México), el 51 a Monterrey, donde fue superior y párroco hasta 1968, en que pasó, también como superior y párroco, a 1a Milagrosa de México. En 1974 pasó a nuestra Provincia y se quedó trabajando con los emigrantes mexicanos en Los Angeles. Pertenecía a la comunidad de Santa Isabel y trabajaba en St. Matthias Church, en Huntington Park.

El funeral de «corpore insepulto» se celebró en su parroquia de Her­nani. Presidió el Visitador acompa­ñado de al menos una veintena de padres llegados desde las casas más próximas v los sacerdotes del pue­blo. El espacioso templo se hallaba totalmente lleno de fieles, familia­res y amigos de la familia, entre los que se hacían notar muchísimos hábitos de las Hijas de la Caridad. Para el P. Ignacio Alberdi Bur­guete nuestra oración y nuestro re­cuerdo agradecido. Nuestras Nor­mas provinciales determinan que, «además de lo estatuido por las Constituciones, cada misionero de la Provincia ofrecerá una misa por cada difunto de la misma, preferen­temente en la concelebración comu­nitaria».

Anónimo



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