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P Calixto Osés |
15-04-90 |
Pamplona |
BPZ 1990 |
Ayer, 15 de Abril, PascuaI de Resurrección, recibimos de par de mañana la noticia del fallecimiento del muy venerado P. Calixto Osés.
Había nacido en Muruzabal-Valdizarbe, Navarra, el día 14 de Octubre de 1899.Estudió humanidades en Murguía a donde llegó el año 1913. Hizo el Seminario Interno en Madrid, 1917-1918, siendo su día de vocación el 18 de Setiembre de 1917. En otoño de 1919 inició los Estudios de Filosofía en Hortaleza, Madrid. Hizo los Votos Perpetuos a comienzos del curso 1914-1915 en la capital de España. En 1922 pasó a Cuenca para estudiar la Teología en el Seminario de San Pablo. Fue ordenado Presbítero el día 2 de Mayo de 1926 en la Basílica de la Milagrosa de Madrid. Le ordenó el obispo D. Diego y García de Alcolea.
Destinado por los superiores al Seminario Conciliar de Oviedo, empleó su tiempo en la formación de los seminaristas de la diócesis asturiana, 1926-1927.
Dos años permaneció en Roma, 1927-1929, especializándose en Teología. Asistió a las clases del Angelicum, donde completó sus conocimientos teológicos y, sobre todo, bíblicos.
De Roma se trasladó a Cuenca, donde permaneció desde 1929 hasta 1936. Durante estos años explicó diversas materias teológicas en el Seminario de San Pablo.
Desde 1936 hasta 1949 permaneció en Pamplona y Murguía. A causa de la previsible contienda civil abandonó Cuenca para venirse, junto con los Estudiantes Teólogos a esta zona del norte. Durante catorce años se entregó a la formación de los Estudiantes Teólogos, Pamplona y Murguía, y posteriormente a la docencia en la Escuela Apostólica en esta ciudad de Pamplona.
Fue destinado a Potters-Bar (Inglaterra), permaneciendo en dicho lugar, en su condición de profesor y superior de la comunidad desde 1949 hasta 1956. A partir del año 1956 y hasta 1962 fue sucesivamente profesor y superior en Cuenca y Salamanca.
Establecido el Seminario Interno en Cuenca, el P.Calixto Oses retornó de nuevo a la ciudad del Júcar. El último tramo de vida, l972 hasta el día de ayer 15 de Abril del presente año 1990 lo pasó en este Casa de Pamplona, ejerciendo el ministerio sacerdotal en la medida de sus posibilidades en la Iglesia de La Milagrosa y, posteriormente, ya muy deteriorada su salud, en la Enfermería.
De estos datos biográficos se deducen dos conclusiones: P.Calixto Oses dedicó casi todo el tiempo de su vida misionera la formación de los aspirantes en las distintas etapas de la carrera eclesiástica; también se entregó durante una buena parte del tiempo de su larga vida a otros ministerios, destacando entre éstos la atención espiritual a las Hijas de la Caridad.
Al P.C. Osés le han conocido muchas generaciones de misioneros vicencianos. Con él ha ocurrido un hecho peculiar: no ha tenido enemigos. Al contrario, siempre ha contado con la estima de cuantos hemos asistido a sus clases o hemos tenido el privilegio de ser formados por él.
¡Cuántas veces hemos comentado las peculiaridades que concurrían en su rica personalidad! Del P.C.Osés hablamos todos con estima y cariño, destacando sus rasgos personales: su afición desde muy joven al deporte del frontón y posteriormente a los largos paseos; sus predicaciones a base de un lenguaje castizo y salpicadas con frecuentes citas de los Santos Padres y de San Vicente de Paúl; su amor a la Congregación y sobre todo el ejemplo personal de quien estaba revestido de las grandes virtudes cristianas y vicencianas.
El P.C.Osés ha sido un misionero fundamentalmente bueno y honrado. Hombre de oración, transmitía sus vivencias personales con toda naturalidad. Adoptó para sí mismo un modo de vida digno de todo encomio por su austeridad personal en la posesión y uso de las cosas. No creo exagerar si digo que asumió con toda decisión las cinco virtudes vicencianas y, en particular, la sencillez. Del P.C.Osés admiramos su talante bonachón que le impedía imaginar las malicias ajenas. De todos pensaba bien.
Hombre de esta tierra que le vio nacer, amó a sus gentes sin dejar de permanecer en todo momento abierto a la universalidad de la Iglesia.
De convicciones cristianas arraigadas, se mostró siempre cercano, servicial y agradecido a sus hermanos de comunidad.
La cruz del Viernes Santo es el mejor símbolo de las frecuentes limitaciones tanto espirituales como corporales que rodean la vida de todos los humanos. La muerte en cruz fue en el caso de Jesús la culminación de las sucesivas entregas personales y de la generosidad consumada.
De alguna manera el P.Calixto sencillo seguidor de Jesús, echó gustoso sobre sus hombros el peso de sus propias limitaciones y procuró aliviar los sufrimientos ajenos. Por eso, así como Jesús el día de Pascua fue glorificado, de la misma manera esperamos lo haya sido nuestro muy venerado P.Calixto.
Anónimo