Capítulo III: De Antioquía hasta el confin del mundo.
1. Primera misión de Pablo (Hch 13,1-14,28)
a. Bernabé y Pablo enviados por la comunidad de Antioquía (Hch 13-14)
La comunidad de Antioquía se fortalecía y empiezan a organizarse con responsabilidades que recogen títulos judíos como son los «profetas» y «maestros» (Hch 13,1). El culto se convierte en un momento importante de la comunidad y también de revelación del plan de Dios con respecto a la misión. Así, Bernabé y Pablo son separados para una misión fuera de Antioquía y mediante un acto «cultual» (litúrgico) son enviados por el Espíritu Santo y la misma comunidad. Empieza a citarse la ruta misionera: Chipre, Salamina, Pafos, Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe; y retorno por las mismas ciudades hacia Antioquía de Siria. Esta primera tarea misionera se extendía a la zona de la provincia romana de Galacia (la actual zona de Turquía).
Podemos precisar algunas características de esta misión:
- Pablo y Bernabé se dirigen en primer lugar a proclamar la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos (en Salamina Hch 13,5; en Antioquía de Pisidia Hch 13,14; en Iconio Hch 14,1). Pero ante el rechazo de los judíos que no aceptaban la fe se suscita la decisión de evangelizar a los gentiles (Hch 13,46-48). Esto genera en Iconio una suerte de división en la comunidad (έσχίσθη) puesto que muchos judíos y gentiles se convierten, pero otros soliviantaron a los gentiles contra los hermanos (Hch 14,1-2.45). Aun así, continúan la predicación de la «gracia de Dios» con valentía (παρρησίαζόμενοί) y obran signos y prodigios (Hch 14,3). Ante el peligro de ser apedreados deciden continuar el viaje a las ciudades de Licaonia (Hch 14,5-6; Listra, Derbe), donde se ponen a anunciar la Buena Nueva (εύαγγελίζόμενοί, Hch 14,7). Lucas considera aquí a Pablo y Bernabé como apóstoles (Hch 14,4). Lo mismo pasará en Listra, donde nuevamente los judíos incitan a la gente a lapidar a Pablo a quien consideraban que estaba muerto (Hch 14,19-20). Pero ayudado por los discípulos, se obligó a salir con Bernabé para Derbe. Se empieza a definir cuál será la orientación misionera de Pablo: los gentiles, lo que le llevara muchos problemas con los judíos.
- Llevan adelante la misión con apoyo de asistentes como Juan Marcos (Hch 12,25; 13,5), pero éste volverá pronto a Jerusalén (Hch 13,13). Pero también empiezan a nombrar de entre los discípulos a presbíteros (πρεσβυτέρους, nomenclatura judía) en cada iglesia mediante una especie de rito (ayuno y oración) encomendándoles la continuidad de la misión (Hch 14,21-23).
- Nuevamente se toca el tema de quienes se dedican a las artes mágicas oponiéndose a los anunciadores de la palabra (Hch 13,6-12). Esta vez es al mago Elimas llamado Barjesús que siendo un profeta judío vivía con el procónsul Sergio Paulo en Pafos, a quien se le atribuye la virtud de la prudencia (άνδρί συνέτω) y quizá también era un «temeroso de Dios». Como el mago buscaba apartar de la fe al procónsul, Pablo interviene bajo la influencia del Espíritu Santo, y censura la actitud del mago y ofrece un signo que evidencia el poder del evangelio en el nombre de Jesús: su ceguera. Tal signo trae como consecuencia que Sergio Paulo crea en la enseñanza del Señor (th didach tou kuriou).
- Lucas empieza a utilizar el nombre grecorromano de Saulo, Pablo, y desde aquí lo nombrará así (Hch 13,9), pero ahora ya no está detrás de Bernabé, se convierte en el jefe de la misión. Por eso, en Antioquía de Pisidia, Lucas nos ofrece su primer discurso ante los judíos en este escrito a pedido de los encargados de la sinagoga y a continuación su primer signo milagroso.
b. Primer discurso de Pablo en Antioquía de Pisidia (Hch 13,16b-43)
En este primer viaje encontramos el primer discurso de Pablo, que lo ubica el autor en Antioquía de Pisidia. Los destinatarios son los israelitas pero también los «temerosos de Dios».
- Evoca el pasado de Israel sobre todo la epopeya del éxodo y la adquisición de la tierra de Canaán (Hch 13,17-18). Describe resumidamente también la etapa de los jueces y los reyes, Saúl y David (Hch 13,19-22). De este último valora la elección hecha por Dios («hombre según mi corazón»).
- Presenta a Jesús como descendiente de David y Salvador (σωτηρα) por voluntad divina, no sin antes citar el ministerio de Juan recogiendo de él la tradición ya conocida en los evangelios (Hch 23,23-25; cf Jn 1,20-27 – más parecida; Lc 3,16 – aunque aquí señala la idea «del más fuerte»).
- Nueva insistencia en quiénes son su auditorio: «hijos de Abraham» y los «temerosos de Dios» (Hch 13,26). Responsabilidad de la muerte de Jesús por desconocer la voz de los profetas (Hch 13,27-28). Su perspectiva también es la del cumplimiento de las Escrituras acerca de él (Hch 13,29). Lo sepultan pero Dios lo resucitó (kerigma). Testifica las apariciones con lo cual los que lo siguen se convierten en testigos. Pablo se considera aquí evangelizador de la promesa de la salvación (Hch 13,32-33).
- Vuelve a retomar como en el primer discurso de Pedro, la comparación sobre el tema de la corruptibilidad del cuerpo tanto de David (apela al Sal 2 y al Sal 16) como de Jesús. La gran diferencia es que a éste, Dios lo ha resucitado (Hch 13,34-37).
- Pablo fundamenta desde la resurrección de Jesús la credibilidad del perdón de los pecados por medio de Jesucristo y la justificación que no se pudo alcanzar por la Ley de Moisés con lo cual advierte desde una profecía (Hab 1,5) que no deben dejar de tener presente este anuncio (Hch 13,38-41).
Como vemos, es un discurso muy parecido al de Pedro al comienzo de Hechos (Hch 2), pero éste es proclamado por Pablo y ante judíos y temerosos de Dios, subrayando una vez más el tema de la resurrección, añadiéndole el asunto de la justificación y retomando la advertencia ante la resistencia de los judíos. Lucas hace ver que este primer discurso de Pablo tiene aceptación por parte de los judíos y prosélitos que dialogaban con Pablo y Bernabé exhortándoles a la fidelidad a la gracia de Dios (Hch 13,42-43). Pero, al sábado siguiente, las cosas cambian, y son los judíos quienes profieren injurias contra Pablo y Bernabé (Hch 13,44-45). Éstos, manifiestan vivamente (παρρησιασάμενοί) que por la terquedad que han demostrado los judíos se dedicarán a los gentiles apoyándose nuevamente en una cita de la Escritura (Is 49,6) con lo cual definen su postura y su misión (Hch 13,46-47). Por su parte, los gentiles reciben con alegría tal anuncio (Hch 13,48). La palabra se seguía difundiendo por la región (Hch 13,49), pero nuevamente los judíos provocan a la gente respetable de la ciudad para expulsar a Pablo y Bernabé de sus territorios (Hch 13,50). La reacción de Pablo y Bernabé estaba estipulada como orden del maestro en los evangelios ante el rechazo de los judíos (Hch 13,51; cf Lc 9,5; Mt 10,14) con lo cual continúan su viaje hacia Iconio. Aun así, los discípulos (convertidos), se quedaron llenos de gozo y del Espíritu Santo (¿efusión del Espíritu dado por Pablo?; Hch 13,52).
c. Primer signo curativo de Pablo y segundo discurso en Listra (Hch 14,8-18)
Continuando con la semejanza de los relatos de Pedro al comienzo de Hechos (Hch 3), Pablo esta vez en Listra realiza la sanación de un tullido, cojo de nacimiento (χωλός ek κοιλίας μητρος, Hch 14,8). Es la fe que observa Pablo en aquel, que le motiva a proceder a esta sanación (Hch 14,9-10). El prodigio causa alboroto en la población de Listra que invocan a Pablo y Bernabé como los dioses griegos Zeus y Hermes (Hch 14,11-18). Esto habla del contexto de paganismo que desafiaba la evangelización. Pablo nuevamente tiene que alzar la voz y proclamar que ellos no son más que hombres e invita a que crean en el Dios vivo creador de lo que existe (lenguaje para el mundo griego: Hch 14,15) y así evitar que les ofrecieran algún holocausto (Hch 14,18). Es una primera aproximación de la evangelización al mundo pagano (Hch 14,16-18).
d. Llegada a Antioquía (Hch 14,19-28)
Después de la exhortación a soportar las tribulaciones para entrar en el reino de Dios en Derbe (Hch 14,21-22) regresan por Pisidia, predican en Perge y llegan a Atalía donde se embarcan para Antioquía de donde habían sido enviados (Hch 14,23-26). Nuevamente, es importante reunir a la comunidad para que los misioneros puedan contar lo que Dios hizo con ellos resaltando sobre todo la apertura a los gentiles (Hch 14,27; cf Hch 3,23; 12,12-17). El autor termina este viaje subrayando la estadía prolongada en Antioquía con los discípulos (Hch 14,28).
Este primer viaje misionero al lado de Antioquía se asemeja en muchos pasajes al ministerio anterior de Pedro. Antioquía empieza a abrir una nueva perspectiva de evangelización pues sus destinatarios ya no son sólo los judíos sino los paganos. Obviamente, esto trajo algunas dificultades sobre todo de los judíos que no admitían este movimiento pues estaba ocasionando serios problemas en el trato del judaísmo con el mundo pagano, pues aún no se marca la distinción entre judíos y cristianos en este nuevo contexto de acción pastoral. El resultado es una experiencia gratificante pues el evangelio estaba llegando a los gentiles.
2. Asamblea sobre la evangelización de los gentiles (Hch 15,1-35)
a) Controversia en Antioquía: Vuelven a aparecer los partidarios de la circuncisión («sino os circuncidáis no podéis salvaroscf Hch 11,2), quienes venidos de Judea, generan una controversia con Pablo y Bernabé, lo que provoca, según Lucas, la subida de éstos a Jerusalén con otros más (Hch 15,1-2).
Antioquía se estaba consolidando como una comunidad pionera en cuanto a la convivencia con los paganos convertidos y esto empezó a llamar la atención ya de una manera más insistente con aquellos judeocristianos que la visitaban (χρηματισαι te πρωτως en Αντιόχεια τούς μαθητας Χριστιανούς; Hch 11,26). Estaríamos en el segundo momento de este conflicto que ya se había iniciado, al menos para Lucas, con la situación de Pedro en la casa de Cornelio (Hch 10) y la sustentación de tal hecho ante los judeocristianos de Jerusalén (Hch 11,1-18). Esta vez, es toda una comunidad la que viene practicando esta relación de apertura con los paganos, lo que conlleva una nueva disensión y la obligada participación en una especie de asamblea de cristianos para dilucidar bien este tema. Como vemos la insistencia es condicionar la salvación por medio de la inserción en el pueblo de Israel cuyo gesto ritual era la circuncisión. Esto traía consecuencias negativas para la misión entre los gentiles, pues en primer lugar, ellos vivían dentro de sus propias costumbres y nunca podrían ser de por sí auténticos judíos, aunque lo más importante es que se ponía en entredicho la credibilidad de la salvación por medio de Jesucristo. Es curioso, pues Pablo defenderá esto (Rm 3,22-24), aunque más bien aquí en los Hechos, es Pedro quien lleva adelante esta apología. Como probablemente se haya dado, Pablo era muy consciente del problema que se estaba suscitando por la intransigencia de los judaizantes, especialmente de los fariseos, quienes por el tema de la impureza legal condicionaban el consolidar un solo grupo cristiano ya que no podían sentarse a comer juntos (¿Cómo harían la Cena del Señor?). Pablo no quería que las comunidades judeocristianas se ajustaran a su modelo de comunidad, pero insistía en que se respetase tal modelo en las comunidades que él fundaba y que estaban fuera del ámbito palestinense.
La línea de Santiago probablemente era la menos dialogante pues eran de mayoría farisea y buscaban reivindicar un linaje de Jesús poco conocido, mientras que con Cefas (o Pedro) sí había oportunidad de dialogar, quizá llevado por su propia experiencia con los judíos helenos en Cesarea. De seguro Pablo pensaba que la postura de Pedro podría ayudarle a confirmar su desempeño misionero y con ello el defender que, lo que les daba realmente unidad a las comunidades, era la fe en Cristo y no el cumplimiento de la Ley.
b) Subida a Jerusalén (Hch 15,3): Ahora bien, hay una cierta necesidad de aclarar este tema y es preciso subir a Jerusalén, donde se encuentran los apóstoles, pero también los «presbíteros», una especie de consejo que empieza a sentar también su autoridad en las comunidades judeocristianas. Se encamina pues un segundo momento en esta tensión entre judíos y paganos convertidos. Son enviados por la comunidad de Antioquía y van pasando por Fenicia y Samaría (zonas antes descritas) enfatizando sobre todo la conversión de los gentiles y la alegría de los hermanos (Hch 15,3). Probablemente éste sea el viaje que realizó Pablo cuando comenta en la carta a los gálatas (Gal 2,1ss) que subió a Jerusalén con Bernabé y Tito (que no se menciona en Hechos) para contar ante los «notables» (τοις δοκοΰσιν) en privado su misión entre los gentiles. Hechos habla de esta llegada refiriendo en primer lugar una reunión más informal donde los enviados cuentan a los responsables de la comunidad de Jerusalén (apóstoles y ancianos) «cuanto había hecho Dios con ellos» (Hch 15,4; cf 14,27). Probablemente Lucas ha introducido, en esta especie de encuentro de bienvenida, a «algunos fariseos» convertidos, como contextualizando la situación ante la llegada de la embajada antioquena. Éstos querían obligar a los gentiles a que se circuncidaran y guardaran la Ley de Moisés (Hch 15,5).
c) Asamblea de Jerusalén (Hch 15,6-29): Se cita la convocatoria de los apóstoles y presbíteros al respecto, y para Lucas solo se especifica las posturas de Pedro y Santiago, más no la de Pablo y Bernabé.
- Discurso de Pedro (Hch 15,7b-11): Pedro se presenta, siguiendo a Lucas, como quien inició el acercamiento del evangelio a los gentiles, sustentado en casa de Cornelio con la efusión del Espíritu Santo. Para Pedro, esto ha sido manifestación de Dios que no tiene acepción de personas. ¿Por qué exigir (tentar πειράζετε) a Dios más señales si la salvación llega por la gracia de Dios? Sin duda, es un Pedro «paulino» (Hch 15,11).
- Intervención de Pablo y Bernabé (Hch 15,12): Lucas no cuenta qué dijeron ambos misioneros, sólo se cita su intervención contando las señales y prodigios entre los gentiles. Resulta ser muy escueto lo dicho aquí por Lucas acerca de la postura de la iglesia antioquena. Pablo, por su parte, en la carta a los gálatas habla de la presencia en tal reunión de falsos hermanos (ψευδάδελφους) que estaban deseando sabotear lo que él había realizado entre los gentiles, pero él mismo concluye de que no se dejó someter, no imponiéndosele nada (ουδεν προσάνεθεντο).
- Discurso de Santiago (Hch 15,13-21): La intervención del líder de la comunidad cristiana en Jerusalén se basa en un oráculo profético (Am 9,11-12) que viene a confirmar lo dicho por Pedro (Simeón), por lo cual dirime a favor de los gentiles (voluntad salvífica de Dios en esto). Pero aun con todo determina que se guarden algunas normativas y éstas referidas sobre todo al tema cultual y de pureza cuya significación religiosa parece universal: ídolos, impureza (fornicación -matrimonios consanguíneos) comer animales estrangulados y la sangre (preceptos noáquicos: Gn 10; cf Lv 17-18) ya que era predicado así en las sinagogas judías y de alguna manera los judíos de la diáspora lo practicaban siendo públicamente conocido por los paganos (relaciones de los judíos con los extranjeros). Aquí es donde probablemente no se haya dado una determinación clara sobe estos últimos asuntos, sino más bien, se habría dejado en libertad a la misión de Pablo entre los gentiles sin ninguna restricción (mucho menos el tema de la circuncisión), y es lo que afirma en Gálatas cuando asegura que fueron las «columnas» (στυλοι) quienes le tendieron la mano como signo de comunión (κοινωνίάς) con lo cual se definió la misión de Pablo: para los gentiles (como la de Pedro hacia los circuncisos).
- Carta enviada a Antioquía (Hch 15,22-29): Lucas habla de la redacción de una carta que es enviada por delegación de la comunidad en pleno, por medio de Pablo y Bernabé, a los que se les une Judas Barsabás y Silas, también dirigentes. La carta especifica la desautorización de aquellos turbadores (partidarios de la circuncisión) y la afirmación de la autoridad del Espíritu Santo y la comunidad de Jerusalén exigiéndoles la abstención de los sacrificios a ídolos, de la sangre, de animales estrangulados y de la impureza, tal como habían acordado.
- Llegada a Antioquía (Hch 15,30-35): Entregan la carta en asamblea y la reacción fue de alegría (έχάρησαν). Los profetas Judas y Silas confortaron mediante un discurso, tampoco desarrollado por Lucas, y luego regresaron a Jerusalén. Según Lucas, Pablo y Bernabé continuaron enseñando en Antioquía con muchos otros la Buena Nueva.
Pero según el testimonio epistolar de Pablo, se suscita un incidente con Pedro en Antioquía (Gal 2,11ss), a continuación de lo acordado. Lo que pone en el tapete el problema de la aceptación de los paganos sin mayores exigencias y una de ellas, era la apertura de la mesa para los gentiles. Pablo se enfrenta duramente con Pedro (κατα προσωπον αύτω άντέστην) quien, dejándose influenciar por los de Santiago (τινας απο Ιακώβου), se apartó de los gentiles. Este ejemplo fue seguido por muchos y entre ellos Bernabé, el acompañante de Pablo en las misiones. Pablo desafía esta actitud pues considera que no es conforme al evangelio (προς την αλήθειαν του ευαγγελίου): la justificación solo se consigue por la fe en Cristo (ινα δικαιωθώμεν εκ πίστεως Χρίστου). Será por ello, que decide formalmente apartarse Pablo de Antioquía, pues parece que la comunidad habría acogido la alternativa media que proponía Pedro, buscando conciliar con los de Santiago, y que se halla redactado en aquella carta, asumiendo entonces los mandamientos noáquicos.
Este fue el punto de quiebre para que Pablo decida asumir la misión de forma independiente marcado por el deseo de no construir sobre cimientos de otros (cf Rm 15,20) y así poder llevar adelante sin oposición el proyecto mesiánico nacido de su experiencia vocacional.
Con esta resolución de la asamblea de Jerusalén. Lucas, plantea cerrar el conflicto de una manera armoniosa, con la aceptación de tales acuerdos. Pero, lo cierto es que tales convicciones demoraron en ser asumidas hasta llegar a la madurez. Las cosas no habrían sucedido de inmediato. Como vemos el núcleo histórico es semejante a lo que expresa Pablo en Gálatas, pero quizá Lucas conoció otra tradición. (aplicación específica en Antioquía) y elaboró una narración de acuerdo a sus líneas trazadas para hacer este escrito (discursos, decreto, constitución de liderazgo en los apóstoles y ancianos, conclusión).
El único punto ganado fue la apertura misionera al mundo pagano sin detenimiento y sin mayores obstáculos que Pablo y Bernabé venían realizando a instancias de la comunidad de Antioquía. De esta forma, se le equiparaba en responsabilidad a Pedro, pero éste con los judeocristianos. Los otros asuntos se fueron llevando todavía, por lo que nos cuenta Pablo en sus cartas, entre muchas disensiones.
Al hacer la comparación con la carta a los Gálatas podemos comprobar que tenemos dos fuentes que abordan este conflicto y cada una al servicio de sus intereses. La visión de Lucas es más pacificadora y distante en el tiempo, pues ha reunido tanto los sucesos en Jerusalén como el incidente de Antioquía; ha presentado a Pedro sustentando lo que tanto defenderá Pablo en sus cartas y finalmente mostrando a Santiago como conciliador. Pablo, por su parte, insiste en el tono polémico y apologético, no siendo tan específicamente cronológico, pero buscando sobre todo defender la ineficacia de la circuncisión. Por lo que se ve, se habrían dado dos asambleas, una con resultados contrarios a la postura antioquena y la segunda que concluyó con un acuerdo. Parece que lo único que se determinó fue no imponer la circuncisión a los creyentes paganos, con lo cual quedaba aceptada la misión entre los gentiles.
También se enmarca la preocupación de Lucas de asentar cierta autoridad en la comunidad de Jerusalén con respecto a otras comunidades, cosa que no habría sido tan evidente como se cree. Probablemente, el incidente de Antioquía (contado por Pablo en Gálatas) habría acontecido después de una primera asamblea de Jerusalén en la que Pedro y Pablo habrían llegado a una especie de acuerdo sobre la obligación de la Ley judía para los gentiles convertidos y no antes como sugeriría Lucas (Hch 15,1). El tema en discusión era el de la circuncisión según Gálatas, lo que para Lucas no habría sido el tema de fondo, sino apenas citado. Pablo afirma que nada le impusieron solo el tema de la colecta (Gal 2,6.10); Lucas ha puesto el acento en un decreto impuesto a los cristianos gentiles que Pablo no contó; y finalmente, no se impuso la circuncisión y se llegó a un acuerdo con un compromiso sobre ciertos puntos de la Ley. Luego, se habría realizado una segunda controversia, a partir del incidente en Antioquía donde Gálatas pone más énfasis en la aceptabilidad de juntarse entre gentil y cristiano y compartir la mesa con ellos, mientras que para Hechos era la circuncisión. En tal asamblea aparece la figura de Santiago, el líder de la comunidad judeocristiana quien habría señalado cómo proceder ante las relaciones entre paganos convertidos y judíos cristianos en el plano social y de convivencia (comer juntos, impureza).
El problema más fuerte que se derivaría de todo esto sería el poner en peligro la comensalidad entre paganos y judíos, sobre todo con el tema de la celebración de la Cena del Señor. Y esto revelaría también cómo se estaba buscando entablar lazos de colegialidad entre las comunidades cristianas, sobre todo las paulinas en relación con las demás. Así, con esta situación, Pablo tendría suficientes motivos para iniciar su aventura misionera de manera independiente.
3. Pablo, misionero independiente (Hch 15,36)
3.1. La crisis con Bernabé
Lucas considera retomar la misión hacia los paganos luego de lo acordado en Jerusalén, pero al decidir volver a las regiones misionadas, se hace patente lo que Pablo en la carta a los Gálatas había anunciado: la crisis con Bernabé (cf. Gal 2,13). El pretexto que Lucas encuentra para la separación es un altercado para elegir el acompañante del viaje. Mientras que Bernabé elige a Marcos y se va a Chipre, Pablo, que no veía bien aceptar a éste por una conducta inapropiada anteriormente, opta por Silas (Hch 15,37-41). Así, apoyado por la comunidad, emprende viaje por tierra, pasando por su tierra hacia las comunidades de Asia Menor (Hch 15,41).
3.2. En Listra y Derbe
Aquí cita Lucas a Timoteo, un discípulo seguidor de Jesús (Hch 16,1), que para Pablo en sus cartas era como un hijo (1Tim 1,2; 1Cor 4,17) y gran hermano colaborador (2Cor 1,1; Flp 1,1; Col 1,1; 1Tes 1,1). Pero aquí Lucas introduce a este personaje para mostrar cómo Pablo estaba procediendo de una manera nada conflictiva haciendo eco de lo acordado en la asamblea de Jerusalén. Y hasta diríamos un poco más, pues llega a circuncidarlo (Hch 16,3), cosa que siguiendo sus cartas no se podría haber dado. Lucas, de esta forma, presenta a un Pablo sumiso a los acuerdos comunitarios y su misión va acompañada de transmitir a las comunidades tales decretos venidos desde Jerusalén (Hch 16,4) con lo cual las iglesias crecían en número (Hch 16,5).
3.3. Hacia Tróade
Se dirigen hacia Asia (la provincia romana) guiados por el Espíritu Santo quien es el verdadero conductor de la misión, por dónde tienen o no tienen que ir. Parece que en Tróade, zona portuaria de la provincia de Asia, se encontraba una comunidad muy apreciada por Pablo. Allí Pablo tiene una visión (algo similar le había ocurrido a Pedro como habíamos visto antes de su encuentro con Cornelio: Hch 10,17) en la que un macedonia le invoca que vaya en su ayuda (Hch 16,9). Dios va revelando su voluntad y Lucas apela a estos medios carismáticos y especiales como canales de comunicación (Hch 16,10).
3.4. Pablo en Filipos
Macedonia ya pertenece propiamente al mundo europeo, por lo que tiene que navegar para cruzar el Mar Egeo. Así llega a la isla de Samotracia para luego llegar a tierra en Neápolis. Finalmente, pasarían a la gran ciudad de Filipos, principal colonia de Macedonia (Hch 16,12). El primer encuentro que tiene Pablo es con unas mujeres fuera de la ciudad entendiendo que era un lugar propicio para la oración (Hch 16,13). Allí surge la figura de una «temerosa de Dios» (adoradora: σεβομένη ton θεόν) llamada Lidia de Tiatira (Hch 16,14). Junto con su familia fue de las primeras que en esta ciudad se bautizaron, y acogió a Pablo en su casa (Hch 16,15). Por lo que se ve era una mujer de buena posición, comerciante, algo muy propio del mundo pagano.
Durante la estancia en Filipos, Pablo tiene que lidiar con una esclava que estaba poseída por un espíritu de adivinación pero que estaba sujeta a unos amos que la explotaban económicamente (Hch 16,16-18). Pablo hace con ella un exorcismo en el nombre de Jesús (Hch 16,18), provocando la ira de los amos de esta esclava que prenden a Pablo y a Silas llevándolo al ágora (εις την αγοράν plaza de la asamblea del pueblo). La acusación que se les hace es la siguiente: son judíos que predican costumbres que como romanos no pueden aceptar ni practicar. Es evidente que aún no se manifiesta esa distinción entre judíos y cristianos (Hch 16,20-21). Empiezan a escarmentarlos y finalmente los meten a la cárcel bien resguardados (Hch 16,22-24).
A continuación, se introduce una narración con el estilo ya conocido de «liberación milagrosa» (cf Hch 5,19; 12,1-19). El personaje que aparece es el carcelero que ante el terremoto piensa que los presos se le habían escapado con lo cual decide quitarse la vida. Pablo interviene para salvarlo y se interpreta el hecho como un llamado de Dios a la conversión de este carcelero. Pablo le pide que tenga fe en el Señor Jesús para que así pueda salvarse con su familia. Recibe así la «palabra del Señor», atiende y cura las heridas de Pablo y recibe él y su familia el bautismo concluyendo con la cena comunitaria (Hch 16,25-34). Al día siguiente, son llamados para que sean liberados, pero Pablo apela a una reivindicación por lo sucedido aludiendo que junto con Silas son «ciudadanos romanos» (Hch 16,37: ανθρώπους ‘Ρωμαίους υπάρχοντάς; esta condición no aparece en las cartas paulinas, solo en Hechos) y no acepta tal ordenanza si sus mismos acusadores no se presentan ante ellos. Finalmente, éstos les ruegan que se vayan de la ciudad, y ellos se fueron a casa de Lidia para animar a los hermanos y luego se despidieron de ellos (Hch 16,38-40)
3.5. Pablo en Tesalónica
Viajando por tierra llegan a Tesalónica, ciudad portuaria de gran prestigio en la región. Aquí, Pablo aparece en la sinagoga judía de la ciudad discutiendo con respecto a las Escrituras, sobre el cumplimiento de las mismas en Cristo, su muerte y su resurrección (Hch 17,3). Tiene gran aceptación entre los judíos pero también entre los griegos sobre todos los «adoradores a Dios» y muchas de las mujeres principales de la ciudad (Hch 17,4). Una vez más los judíos de la ciudad se amotinan contra Pablo presentándose en casa de Jasón, donde se habrían hospedado para llevarlos ante el pueblo (Hch 17,5). Su enojo los lleva a arrastrar a Jasón pues no encontraron a Pablo y a Silas y le acusan de ir en contra del César porque hablan de Jesús como «rey» (Hch 17,6-9). Es una de las primeras acusaciones que encontramos en relación al emperador.
3.6. Pablo en Berea
Nuevamente, Pablo entra en la sinagoga judía en esta ciudad pero aquí encuentra mucha mayor aceptación que en Tesalónica. Nuevamente se repite quiénes acogían la predicación de Pablo (Hch 17,11-12; cf 17,2-4). Sin embargo, los judíos de Tesalónica, al enterarse de la estadía en Berea, fueron a soliviantar al pueblo en contra de Pablo, decidiendo entonces los «hermanos», enviar por delante a Pablo, mientras que Timoteo y Silas se quedaban allí. Este es el pretexto para llevar a Pablo a Atenas, la capital de la cultura griega y de la filosofía.
3.7. Pablo en Atenas
Al llegar a Atenas, lo primero que impresiona a Pablo según el relato es la idolatría que reinaba en la ciudad (Hch 17,17). Pablo se dirige a dos frentes: los judíos y los adoradores a Dios en la sinagoga y contra los lugareños en el ágora. Lucas cita la presencia de los filósofos epicúreos y estoicos quienes se extrañaban ante la predicación de Pablo (palabrero de divinidades extranjeras) acerca de Jesús y la resurrección. Pablo es conducido al Areópago, monte donde se reunían para dilucidar asuntos públicos, y allí le proponen que exponga la «nueva doctrina». Aquí se introduce el discurso de Pablo en Atenas:
- Introducción: Pablo refiere la inquietud de los atenienses acerca de la divinidad y toma un altar del «Dios desconocido» introduce su discurso acerca del que adoran sin conocerlo.
- Dios creador: Mantiene la distancia entre el Dios actuante y las divinidades representadas. Es el creador del linaje humano y fijo su hábitat para que puedan buscar a la divinidad. Esta divinidad está más cerca de lo que piensan y recurre a los poetas para sustentar esta afirmación. Por tanto se marca la diferencia entre un dios representado y un Dios vivo.
- Fin de un tiempo: Se acabó el tiempo de la ignorancia y se anuncia la conversión pues ha llegado el día de la justicia con Jesús el resucitado de entre los muertos.
Como podemos percibir es un discurso atípico, no centrado en el kerigma y recurriendo a la propia cultura y lenguaje filosófico. Quizá esta experiencia quedó tan marcada en Pablo que luego se explayaría sobre este error de renunciar a proclamar la fe en Cristo y éste crucificado, la locura de la cruz de la que se habla en la primera carta a los corintios (1Cor 1,17ss). Este intento habría sido fallido en cuanto a presentar el evangelio de una forma demasiado camuflada en ropajes culturales griegos. Sería por tanto una especie de advertencia de qué no debe hacer el misionero en estos ámbitos grecorromanos. El discurso así dado en el areópago no fue tan convincente, solo creyeron Dionisio Areopagita y una mujer llamada Damaris y algunos otros. Es interesante el papel de algunas mujeres que son citadas ya varias veces en los viajes de Pablo.
3.8. Pablo en Corinto
Una de las comunidades fundadas por Pablo, ciudad portuaria y de gran población en aquel tiempo fue Corinto. Había una fuerte comunidad judía en esta ciudad y queda demostrado con la presencia de Aquila y Priscila y de otros más que un tiempo antes habían llegado allí desde Roma luego del decreto de expulsión de los judíos por Claudio Emperador. Pablo se quedaría con ellos dedicándose a su oficio: fabricación de tiendas (Hch 18,1-4). Como vemos, Pablo se ganaba su sustento y es probable que las reuniones de su gremio fueran un espacio de predicación obligado. Aquí se produce el reencuentro con Silas y Timoteo venidos de Macedonia, por lo que Pablo se dedica de lleno a la predicación acerca de Jesús (Hch 18,5). La resistencia de los judíos obliga a Pablo a expresar vivamente (como en los evangelios: «sacudir el polvo», pero de sus vestidos) que su misión ya no será entre los judíos sino con los gentiles (Hch 18,7). Este es el momento clave de la misión paulina: la decisión de dedicarse exclusivamente al mundo pagano.
Nuevamente se citan a los «adoradores de Dios» como Justo pero también a judíos como Crispo el jefe de la sinagoga bautizado con su familia (Hch 18,7). Nuevamente, se da una visión estimulándolo a continuar en la misión (Hch 18,9-11). Pablo se quedó año y medio entre los corintios instruyéndolos con la Palabra.
Esta estadía en Corinto no termina nada bien, pues nuevamente los judíos lo acusan ante el próconsul de Acaya Galión. La acusación esta vez es que Pablo no actúa según la Ley. Pero Galión disuelve la asamblea por no ver peligro alguno en la persona de Pablo y verlo más como un asunto interno entre judíos. La reacción ante lo dicho es agarrárselas con Sóstenes, el jefe de la sinagoga, quizá porque le habría permitido ingresar a Pablo en la sinagoga o tal vez algún convertido (Hch 18,12-17).
3.9. La vuelta a Antioquía
Se embarca a Siria con Aquila y Priscila. Hace un voto en Cencreas, rapándose la cabeza y cruza el mar Egeo para llegar a Éfeso, la gran ciudad de la provincia de Asia. Pablo, sólo, una vez más llega donde la sinagoga y esta vez es bien acogido. Pero no se quedó mucho tiempo. Arriba al extraordinario puerto de Cesarea, visita a la comunidad que allí residía y llega a Antioquía (Hch 18,22)
Pablo va extendiendo su ministerio y las comunidades de Macedonia y Grecia se fortalecen ante el ímpetu misionero. Se va imponiendo así el modelo comunitario paulino y se afianza la Buena Noticia entre los gentiles. Como podemos percatarnos es importante el apoyo de los hermanos y Pablo se dedica a construir una red de colaboradores que poco a poco van estructurándose como una fuerza de apoyo ante los posibles inconvenientes. Siguiendo las epístolas paulinas, más bien, aparecerán algunos judaizantes que siguiéndole los pasos intentan desacreditarlo. Pero la misión no se detiene.