Misión con jóvenes

Francisco Javier Fernández ChentoJuventudLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: David Fernández Núñez, C.M. · Año publicación original: Desconocido.
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Introducción

La pastoral juvenil en España hoy tiene ante sí dos retos importantes: el primero de ellos es el reto de la inculturación evangelizadora y el otro, no menos importante, el de la falta de agentes pastorales cercanos al mundo juvenil.

Por una parte, el mundo de los jóvenes en España está sometido a un profundo cambio sociológico que ha invalidado muchas de las pastorales juveniles tradicionales. En algunos pastoralistas cunde el desánimo ante la dificultad creciente para establecer puentes de comunicación entre dos mundos que parecen irreconciliables: el del mensaje de fe cristiana que se desea construir y la realidad del mundo juvenil de hoy.

Es necesario preguntarse: ¿forman los jóvenes una unidad sociológicamente compacta y nítida? ¿Existe una sola cultura juvenil perfectamente delimitada y diferenciada de la de los adultos?

Andrés Orizo1 nos dice que la edad es hoy en España un factor importante delimitador de actitudes y valores. Los datos sociológicos muestran que a medida que se sube en el intervalo de edad, en mayor proporción se mantienen actitudes conservadoras y tradicionales, y a la inversa cuando se desciende en la edad. De manera que las actitudes más revolucionarias, radicales, abiertas y secularizadas son las que mantienen los individuos jóvenes.

Citando al propio Andrés Orizo: «Así, los grupos jóvenes en edad mantienen valores por encima de los demás en : salud y saldo afectivo, orientación al cambio, consideración de los amigos y del tiempo libre, valores posmaterialistas, cuidado del medio ambiente, tecnología y avances científicos, permisividad, potencial de acción política (huelgas ilegales y ocupar edificios o fábricas), identidad europea. Mientras que valoran menos: la familia, la religión y la política, la autoridad, el orgullo de ser español o luchar por su país».

Dos subculturas juveniles

Pero los datos sociológicos muestran (según Andrés Orizo) que hay una serie de áreas temáticas en las que, aún guardándose la anterior regla, la linearidad se quiebra. No es lo mismo el sistema de algunos valores para los jóvenes entre 18 y 24 y los comprendidos entre 25 y 34 años. El grupo de 18 a 24 años es el que se declara más satisfecho con su vida y comparte menos actitudes y normas con su pareja. Se declara más a la derecha en la escala política de lo que lo hacen los de las generaciones entre los 25 y los 44 años. No muestran interés por la política, ni hablan demasiado de estos temas ni tienen decidido su voto. Y todavía más a la derecha se sitúan los jóvenes si los contamos desde los 15 años y, por ello, menos partidarios que años atrás del divorcio, del aborto, de justificar relaciones extramatrimoniales.

Los de 18 a 24 años son los que más voz le dan a la Iglesia, lo que cambia inmediatamente entre los de 25 a 34 años.

En lo referente al matrimonio es curioso que las encuestas revelan que hay una vuelta hacia formas tradicionales en los más jóvenes: Los jóvenes españoles han incrementado su preferencia por la fórmula de matrimonio religioso; pero esto no implica que en relación de pareja sean mucho más libres.

Entre 1981 y 1990 se registra un gran ascenso en cuanto a la aceptación por parte de los jóvenes de que cada uno debe tener la posibilidad de disfrutar de completa libertad sexual.

Grupos de jóvenes

Javier Elzo2 parte de la hipótesis de que detrás de la juventud como unidad de análisis no hay ninguna categoría sociológica con homogeneidad real. Ello no impide que se puedan hacer estudios comparativos de la evolución de la juventud, de sus comportamientos y valores. Diferencia seis grupos sociológicos dentro del mundo de la cultura juvenil:

Grupo nº 1 «Sin sentido, pasota»

Según los datos de la encuesta sociológica, se incluyen aquí el 10.11% de los jóvenes. Pertenecen a este grupo todos aquellos jóvenes, con una masiva representación de varones, de edad algo inferior a la media, con un 8% de clase social alta respecto a la media de la población, y que muchos viven en las grandes ciudades.

Se identifica como pasota, vividor, no institucional, aunque tampoco confía ni hace nada por los nuevos movimientos sociales. Es el prototipo del joven que sólo piensa en divertirse, pasárselo bien, sin más complicaciones que las de disponer de medios para ello. Por más de un aspecto, cabe pensar en el joven «sin sentido», «tribu urbana», próximo en ciertos aspectos a lo denominado como «generación X»

Grupo nº 2 «Integrado»

Según los datos de las encuestas, parece ser el grupo más numeroso de los seis de la tipología: el 34.42% del total de los encuestados.

Es un grupo de dominancia femenina, algo más juvenil que la media, de clase social más baja que dicha media, se le puede incluir en el centro político, con altos valores en los parámetros religiosos institucionales católicos, hogareño, altruista pero dispuesto a asumir responsabilidades. Tienen más confianza en las instituciones que sus coetáneos, así como en los nuevos movimientos sociales, especialmente los que están más de acuerdo con sus creencias religiosas. De este grupo suelen nutrirse muchas organizaciones cristianas (parroquias, catequistas, etc…)

Grupo nº 3: Postmoderno

El 24.3% de los jóvenes españoles, si nos atenemos a la encuesta, se incluirían en este grupo. Pertenecen a este grupo jóvenes con elevado nivel de estudios y edad más alta, superiores a los de la media. Mantienen un talante de jóvenes de izquierdas y muestran escasos niveles en la dimensión institucional de lo religioso. Tienen alta valoración de determinados movimientos sociales como los de objeción de conciencia, pacifistas y ecologistas, «progays» y feministas. Mantienen una escasa confianza hacia los movimientos institucionalizados, como los políticos, las fuerzas armadas o la Iglesia. Mantienen una clara conciencia de la marginación que hoy en la sociedad tiene la juventud, a la que se niega un puesto de trabajo. Son claramente permisivos con la ética de tipo más personal o privado (de signo sexual, en el consumo de alcohol y drogas), pero más rigurosos con los comportamientos de ámbito público.

Grupo nº 4: «Reaccionario»

Según los datos del estudio sociológico, se incluyen aquí un 15% de las encuestas. La primera y principal nota definitoria de este grupo es su posicionamiento negativo ante determinados movimientos sociales de reciente presencia entre nosotros, como los pacifistas, insumisos, pro derechos humanos, contra la segregación racial, de apoyo a los enfermos del SIDA, a favor de los movimientos gays y feministas, ecologistas y antinucleares, entre otros muchos. Esto define un perfil muy nítido de jóvenes rigoristas contra la libertad sexual o proabortistas.

El perfil mayoritario es un chico, de clase media (e incluso media-baja), que vive en poblaciones de menos de diez mil habitantes. Es reacio a los nuevos movimientos sociales, con una moral muy tradicional heredada de su familia, muy de derechas. De este grupo surgen los jóvenes más intolerantes de la sociedad española hacia los inmigrantes, refugiados, marginados, etc. y algunos de ellos se hacen violentos y son tildados de «fachas» por sus compañeros.

Grupo nº 5 Radical

Suele ser muy minoritario dentro de la sociedad española. Aunque hay regiones en los que son más abundantes, unidos al radical nacionalista. Según el estudio que comentamos, representan el 2.17% del total de los jóvenes, pero es el más homogéneo de todos.

El grupo está representado mayoritariamente por varones, con edades algo inferiores a la media, escasa representación de clase social alta y media-alta. Abundan los universitarios con alto porcentaje de fracaso escolar. Muy radical en política, antiinstitucional pero exigiendo a la administración la solución de sus problemas. Rechazan la religiosidad institucional y los sociólogos indican que son el resto de un tipo de juventud condenada a desaparecer.

Grupo nº 6: «Conservador liberal»

El más conservador y tradicional de todos. Según las encuestas, pertenecen al mismo un 13.86% de los entrevistados. En muchas cosas son conservadores, pero se acercan al pasotismo en la justificación de comportamientos como los de emborracharse a propósito, hacer ruido por la noche en las calles, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, etc. (rechazan el consumo de drogas). Muestran una valoración mitigada, cuando no negativa, de los nuevos movimientos sociales. No es crítico con las instituciones, es una muestra del ciudadano pragmático que utiliza de la sociedad lo que le viene bien para sus propósitos. Es competitivo, pero sin esforzarse demasiado, es una especie de «autista social».

Todas estas tipologías (dentro de su esquematismo, provisionalidad y sentido hipotético), pueden ser de gran interés a la hora de planificar y diversificar la oferta pastoral con la juventud.

¿Tienen relación la cultura y la evangelización?

Desde hace algún tiempo, la Iglesia intensifica su reflexión sobre estas cuestiones. El Papa Pablo VI escribió que «la ruptura entre el Evangelio y la cultura es, sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo» (E N,20)

El papa Pablo VI en la Evangelli Nuntiandi, propone la síntesis de todo un proceso de pensamiento y principio de una nueva dinámica eclesial. La Encíclica identifica la misión de la Iglesia con la Evangelización (nº 14) destacando tres dimensiones fundamentales: la misionera (nº 23), la humanización evangélica de las culturas(nºs 18-20) y la liberación de los oprimidos (nºs 30-39).

Es especialmente significativo el párrafo siguiente: «La evangelización pierde mucho de su fuerza y su eficacia si no toma en consideración al pueblo concreto al que se dirige, si no utiliza su «lenguaje», sus signos y símbolos, si no responde a las cuestiones que plantea, no llega a su vida concreta» (nº 63).

Más recientemente el papa Juan Pablo II ha presentado la inculturación como uno de los aspectos fundamentales de la acción evangelizadora total de la Iglesia, aludiendo también a la reciprocidad de la relación entre el Evangelio y las culturas a las que llega.

Es bueno recordar que no se evangelizan directamente las culturas: se evangeliza a las personas en su cultura. Independientemente de si se trabaja en la propia cultura o en otra, en cuanto servidores del Evangelio, no se pueden imponer los propios esquemas culturales; más bien se ha de ser testigos de la creatividad del Espíritu que está también trabajando en los demás. En definitiva, las personas de cada cultura son las que enraizan la Iglesia y el Evangelio en sus vidas.

La práctica de la inculturación en las culturas juveniles

Son imposibles las recetas prácticas. Lo que si es cierto es que inculturarse no es disfrazarse o fingir que se está donde no se está. Un hombre de 50 años y más no puede fingir que tiene 20, y por ello todo acercamiento inculturado lo hará desde sus propios valores y experiencias. No se puede fingir. De ahí la dificultad de inculturación directa.

El único punto de partida válido es intentar trabajar sinceramente desde dentro de la experiencia compartida de cristianos e increyentes en una cultura secular y crítica, haciendo crecer esta experiencia sobre la base del respeto y la amistad, provocando un encuentro de diálogo mutuo y abordando problemas comunes; este diálogo ha de basarse en un compartir la propia vida, y en un compromiso de colaboración en la acción en favor de la liberación y desarrollo del hombre, tratando de compartir valores y experiencias.

Misión joven

Toda tarea evangelizadora supone el anuncio de Jesucristo como mejor respuesta a las necesidades y expectativas de cada hombre y de cada sociedad. En concreto, en la Misión joven se pretende :

1. Provocar el encuentro de cada joven con Jesucristo, Camino Verdad y Vida.

2. Ayudar a que los jóvenes respondan con valentía y generosidad al Dios de Jesucristo, que les busca, les llama y les necesita.

3. Favorecer la integración de los jóvenes en la vida parroquial y en los grupos ya existentes o en aquellos que surjan a partir de la Misión, en los que se les ayudaría a madurar la fe personal desde un proyecto de Pastoral Juvenil. (el de JMV, u otro que se vea conveniente…)

I. Destinatarios

La convocatoria la hacemos a todos los jóvenes de la parroquia. Ello nos da como resultado un grupo heterogéneo formado por:

* Jóvenes adolescentes (14-17 años)

* Jóvenes: (18 años en adelante)

Una de las posibilidades de trabajo es con todas las edades juntas. En este caso, según la preeminencia de una u otra edad nos podemos encontrar con una Misión Joven determinada. (No es igual cuando el grupo mayoritario es el de jóvenes adolescentes, que cuando es de jóvenes adultos) por lo general, cuando el grupo de jóvenes adultos es considerable, las dinámicas de la misión joven tienen una incidencia y profundidad mayor. Al grupo de los mayores hay que darle un especial cuidado de parte de los misioneros puesto que de él saldrán los monitores de los grupos juveniles y de los preadolescentes. Son ellos, en definitiva los que le darán consistencia a la pastoral juvenil de la parroquia

II. Convocatoria

Se extiende desde el período de premisión, con sus visitas domiciliarias, desde las que en la conversación de la dinámica de la misión, y en el contacto con las personas cercanas a la parroquia; éstas, han ido invitando a los jóvenes especialmente para que se integren en toda la dinámica de la misión, y especialmente en aquello que concierne a los jóvenes.

Durante el proceso de Misión la convocatoria a todos los jóvenes de la parroquia la realizan:

  • El equipo parroquial-sacerdotal
  • Los jóvenes cercanos a la parroquia que convocan a los jóvenes que no lo están.
  • Los misioneros venidos de fuera.

Los ámbitos donde se realiza esta convocatoria son:

  • Los centros de estudio (Visitados por los misioneros la semana antes de comenzar las dinámicas específicas para los jóvenes)
  • Los centros de trabajo
  • Los centros de diversión (Misioneros y jóvenes cercanos a la parroquia, en el fin de semana, visitan las discotecas, Pub’s, bares de moda, y entablan conversación e invitan a todos los jóvenes.)
  • En las asambleas familiares cristianas.
  • En las visitas de los misioneros a las casas, sea para visitar un enfermo, sea para visitar una asamblea… allí donde se encuentre un joven lo invita a participar.
  • Durante los actos generales de la Misión (al dar los avisos de horarios)
  • El contacto personal (buscado u ocasional) con los jóvenes para invitarlos y convocarlos.
  • Programas en los Medios de Comunicación Social (radio y TV local)

Los medios para la convocatoria pueden ser:

  • Carteles de Misión Joven.
  • Carta personal enviada a todos los jóvenes por el párroco (parroquia) o misioneros.
  • Pegatinas.
  • Octavillas con horarios e invitación a la misión.
  • Cuñas publicitarias en radio y televisión…

III. Organigrama de la misión jóven

a. en los días de preparación inmediata:

Los misioneros toman contacto con los jóvenes cercanos a la parroquia en sus grupos juveniles parroquiales y con aquellos que estén integrados en otros grupos aunque no sean estrictamente juveniles, para ayudarles a tomar conciencia del momento de gracia que supone la Misión en la parroquia y de la necesidad de que ellos participen en la Misión, en concreto, convocando a los demás a:

  • Las Asambleas Familiares Cristianas (algunos de ellos serán animadores o bien, acogerán en sus casas la celebración de la asamblea)
  • Las reuniones del viernes y sábado de la 10 semana, especialmente para ellos.
  • La segunda semana de misión, en los encuentros de jóvenes a nivel general.

a) En la primera semana de Misión:

Además de participar en las Asambleas, como queda anteriormente apuntado, presencia joven que hay que valorar y fomentar, deben buscar la forma de conectar con los jóvenes en el trabajo, el instituto, los centros de diversión… Conectar con los líderes naturales de los jóvenes, promover la publicidad en los MCS de la Misión Joven…

b. DURANTE EL FIN DE SEMANA : Campaña de carteles/pegatinas de la Misión Joven.

a) Durante la segunda semana de Misión:

Además de participar en los actos generales (especialmente en la Eucaristía Pregón en la Iglesia) se les propone para ellos la reunión diaria.

Las dinámicas de la Misión Joven, van encaminadas a provocar la experiencia de fe. No son instrucciones catequéticas centradas en conocimientos intelectuales, sino vivencias, en las que es clave la participación activa y la implicación personal de los jóvenes. Son fundamentales los cantos con mensaje, los momentos de oración, las dinámicas de grupo, las expresiones audiovisuales… Hay que cuidar mucho el ambiente de acogida y dar la adecuada motivación para la participación.

IV. Continuidad de la misión

  • Se asegura desde un proyecto de Pastoral Juvenil concreto (proponer el de JMV).
  • Buscar un equipo de APJ´s organizados y coordinados.
  • Concretando la organización de grupos, con horas, días, lugares de reunión fijados y APJ´s responsables del grupo.
  • Presencia del Equipo misionero (o de Pastoral Juvenil) para la orientación y formación de los APJ’s.
  1. Andrés ORIZO. Los nuevos valores de los españoles: España en la encuesta europea de valores 1991. Fundación Santa María, Madrid
  2. Ensayo tipológico de la Juventud española@ 1994

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