3.2. FOLLEVILLE, UNA MISIÓN POPULAR
Todavía en una obra bastante reciente, que nos presenta la historia de la Congregación de la Misión en su primer siglo de existencia, llegamos a leer lo siguiente:
«[Después de lo acaecido en Gannes], de común acuerdo [Vicente y la señora de Gondi] decidieron que en la semana siguiente predicaría [Vicente] en Folleville un sermón sobre la confesión general. La fecha escogida fue el miércoles 25 de enero. El sermón de Vicente tuvo tal éxito que la gente acudió en masa a confesarse. Vicente y un sacerdote que le acompañaba no daban abasto. Pidieron ayuda a los jesuitas de Amiens, que se la enviaron…”.
Pero, ¿qué realizó Vicente de Paúl en Folleville aquel 25 de enero de 1617, un sermón o una misión? Como ya hemos podido ver antes, y teniendo en cuenta las distintas versiones que tenemos sobre el acontecimiento, por los datos que en éstas se nos ofrecen, deducimos que lo que Vicente de Paúl dio en Folleville fue una misión, una misión popular que duró unos cuantos días. Parece ser cierto que aquel 25 de enero pronunció un sermón, el sermón con el que se inauguraba la misión popular o, llamada también, parroquial. De esto no cabe albergar ya la más mínima duda.
En una de las páginas de los escritos de san Vicente de Paúl, el texto pertenece a una conferencia del santo extraída de la obra de L. Abelly—, nos encontramos con esta afirmación:
«Era el mes de enero de 1617 cuando sucedió esto; y el día de la conversión de san Pablo, que es el 25, esta señora [Gondi] me pidió que tuviera un sermón en la iglesia de Folleville para exhortar a sus habitantes a la confesión general. Así lo hice: les hablé de su importancia y utilidad, y luego les enseñé la manera de hacerlo debidamente… Y Dios tuvo tanto aprecio… que bendijo mis palabras y todas aquellas gentes se vieron tan tocadas de Dios que acudieron a hacer confesión general. Seguí instruyéndolas y disponiéndolas a los sacramentos, y empecé a escucharlos en confesión. Pero fueron tantos los que acudieron…».
El texto habla de un sermón, pero añade a continuación que Vicente siguió instruyendo y disponiendo a aquellas gentes para recibir los sacramentos. Con ese instruyéndolas y disponiéndolas a los sacramentos, nos está indicando que se ejercitó con ellos en la enseñanza de las verdades de la fe o explicación del catecismo. Y esa instrucción no se realizaba ni en un día, ni en dos, ni en tres; tuvieron que ser bastantes días. Por todo ello, puede deducirse con meridiana claridad que lo que algunos sostienen como acaecido en un solo día en Folleville, necesariamente tuvieron que ser muchos más; entre quince y veintiún días, quizás, como mínimo.
Que la actividad de Vicente de Paúl en Folleville, en aquel año de gracia de 1617, fue una misión, una misión popular casi en toda regla, se desprende de las interpretaciones que nos ofrecen bastantes estudiosos de la obra de Vicente de Paúl. Así, L. Abelly nos dice: «Esta misión del lugar de Folleville fue la primera que dio el Sr. Vicente, y siempre ha sido considerada como la semilla de las que se llevaron a cabo hasta su muerte». Luis Abelly precisa, con toda claridad, que fue una misión. Señala, a su vez, que fue la primera de Vicente de Paúl, y que se convirtió, después, en modelo y semilla de las misiones populares, tanto de las realizadas por Vicente de Paúl como por sus compañeros y miembros de la Congregación de la Misión. Pedro Coste manifiesta, a su vez, lo mismo: «La misión de Folleville demostró con claridad a Vicente de Paúl lo que Dios esperaba de él».
Es obvio que nos estamos refiriendo a 1617 y al 25 de enero de dicho año, como fecha de inicio de la misión. L. Abelly y P. Coste así lo recogen. También, durante el último tercio del siglo xx, se ha afirmado que lo de Folleville fue una misión en toda regla. Así lo precisa J. Ma Ibáñez Burgos:
«Para desarraigar el mal, Vicente no entrevé por el momento otro remedio más que exhortar a los campesinos a la confesión general… Durante varios días, Vicente continúa instruyendo a los feligreses de la parroquia y preparándolos a la confesión general… Terminada la misión de Folleville, se encamina, acompañado de otros sacerdotes, hacia otros pueblo para continuar durante algunos meses los actos de la misión y para tratar de descubrir ‘su misión’.
En este texto seleccionado descubrimos con toda claridad que Vicente de Paúl estuvo durante varios días instruyendo a los feligreses de Folleville; es decir, explicando el catecismo, o instruyendo a los fieles en las verdades de fe y de costumbres. Todavía más, en el texto se menciona la palabra misión para comunicar que, finalizados dichos días o terminada la misión, Vicente de Paúl y otro sacerdote se fueron a otras poblaciones para trabajar de la misma manera. Así pues, tanto en Folleville como en las otras poblaciones, Vicente de Paúl y su compañero, realizaron los actos propios de una misión popular, tal y como eran característicos ya en aquel entonces; los actos normales en tina pastoral extraordinaria como era entonces, y aún lo sigue siendo en la actualidad, la actividad misional en una parroquia.
¿Cuáles eran los actos propios de una misión parroquial o popular? ¿Cuáles son en la actualidad? De hecho, los actos propios, o momentos claves, de una misión popular en tiempos de Vicente de Paúl eran tres: la predicación, la catequesis y la celebración de los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía. Con la predicación se pretendía conmover el corazón de los oyentes, provocar un deseo de cambio en sus vidas; con las catequesis se pretendía instruir y convencer; y, con la celebración sacramental, reconciliar y celebrar una fiesta familiar, una comunión de amor. En lo que hemos dado en llamar misión de Folleville, como en todas que han recibido dicho nombre, encontramos que hubo momentos de predicación, momentos de instrucción y momentos de celebración sacramental. El día 25 de enero de 1617 Vicente de Paúl tuvo en dicha población un sermón de misión al principio, y desarrolló, después, los diversos actos de misión durante unos cuantos días. La explicación y enseñanza del catecismo tuvo que llevarle, necesariamente, unos cuantos días. Pues, el cuerpo central de toda misión lo constituían el catecismo, es decir, la instrucción acerca de las verdades de fe y de moral cristianas. Sólo al finalizar la misión se tenían las celebraciones sacramentales, la restauración de la convivencia y la fundación de las caridades.
Como hemos dicho ya, al final de sus días Vicente de Paúl convirtió esta misión en paradigma de toda misión, en institución celebrativa. Nos lo ha explicado muy bien el P. Bernard Koch. Yo lo repito de nuevo: Vicente de Paúl, al final de su vida, hizo una relectura de esta misión, ante sus hermanos de comunidad, sobre los trabajos misioneros propios de toda misión, y en particular de ésta. En dicha relectura encontró un foco de luz radiante en los acontecimientos de Folleville y en otros lugares pertenecientes a la familia de los Gondi. Por eso mismo, instituyó dicha misión como signo y espejo para las generaciones venideras, no para que éstas repitieran lo que allí se hizo, sino para que, como en aquel entonces, los misioneros descubran siempre la voluntad de Dios y la sigan con fidelidad en cada momento.
Tal y como Vicente de Paúl hizo al finalizar sus días, también en la actualidad es conveniente y necesario hacer una relectura de aquellas primeras misiones populares de Vicente de Paúl y los primeros misioneros vicencianos. Y, a su vez, realizar una relectura de las misiones populares dadas más recientemente. De dicha relectura deberíamos estar sacando las fuerzas necesarias para reavivarlas en la actualidad y para hacerlas más operativas en el proceso de la nueva evangelización en el que tendríamos que estar inmersos. Sin esas relecturas nunca estaremos en condiciones de revitalizar, reavivar y de actualizar el carisma vicenciano. El espíritu propio, si no se actualiza y revitaliza, se muere, desaparece.
Santiago Barquín
CEME, 2008