VICENTE DE PAUL EN GANNES-FOLLEVILLE (V)

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2.4. ALGUNAS PREGUNTAS EN LA ACTUALIDAD: P. BERNARD KOCH, C. M.

Como hemos podido apreciar, los comentaristas e intérpretes tradicionales del pensamiento y obra de Vicente de Paúl sostienen, casi con total unanimidad, que los acontecimientos de enero de 1617 fueron para Vicente de Paúl acontecimientos excepcionales, reveladores, originales. ¿Fueron tan extraordinarios, originales y, quizás, tan excepcionales dichos eventos? ¿Podemos seguir afir­mando lo mismo hoy? Un estudio crítico de los documentos que poseemos en la actualidad parece demostrar que no, o al menos que es necesario matizar bastante dichas afirmaciones. El P. Bernard Koch, miembro de la Congregación de la Misión, trata de responder a estos interrogantes en un artículo publicado en 1997 en el Bulletin des Lazaristes de France. En estos mo­mentos, pretendo analizar dicho documento.

2.4.1. Acotaciones a las interpretaciones tradicionales

El P. Bernard Koch comienza su artículo preguntándose qué puede haber de verdad respecto de la fecha del 25 de enero de 1617 como «primer sermón de Misión» y como «nacimiento de la Congregación de la Misión». Éstas son algunas de sus palabras:

«Hace mucho tiempo, la Congregación de la Misión conmemora el 25 de enero de 1617 como la fecha del primer sermón de Misión de san Vicente y el origen de la Congregación de la Misión, ocho años antes del contrato de fundación de dicha Congregación. Tal fecha tiene por base una frase del señor Vicente mismo. ¿Qué hubo ver­daderamente de esto en realidad?, ¿en los hechos y el espíritu de san Vicente».

No resulta fácil resolver la pregunta. El primer texto impreso que presenta el sermón del 25 de enero de 1617 en Folleville como «primer sermón de Misión» se lo debemos a L. Abelly. Éste lo extractó de una conferencia de Vicente de Paúl y lo inser­tó, sin fecha, en su biografía sobre el Santo. Pero, «como no está fechado, —dice expresamente—, no nos puede informar sobre lo que pasó y dijo en vida el señor Vicente; (pues), sólo podemos apoyarnos sobre textos fechados». Pero, ¿podremos apoyarnos en otros documentos? El P. Bernard Koch nos dice en su artícu­lo que no encontramos una respuesta positiva al respecto, ya que,

«No podemos apoyarnos en los textos que quedan en nuestro poder sabiendo que el saqueo de san Lázaro, el 13 de julio de 1789, hizo desaparecer entre los dos tercios y los cuatro quintos de lo que se conservaba en los Archivos: de casi 8.000 Cartas conocidas por el Sr. Collet antes de la Revolución, quedan tan sólo 2.500; de las Conferencias semanales a los Misioneros y a la Hermanas… sólo quedan 120 Conferencias a las Hermanas y 145 Conferencias y Repeticiones de oración a los Misioneros. Lo que él pudo decir o escribir en los documentos desaparecidos nos es inaccesible y no podemos razonar sobre ello. Pero lo que nos queda merece, no obs­tante, consideración: es ya un volumen impresionante».

Los documentos de Vicente de Paúl que poseemos en la actualidad no son los mismos que tuvieron en su poder los misio­neros antes de la revolución francesa. Esta, como toda revolu­ción, hizo estragos en los Archivos de la Casa Madre. Por lo tanto, si alguna carta o conferencia, ahora perdidas para noso­tros, decía algo al respecto, nosotros no lo sabemos ni podemos llegar a saberlo. Y eso es lo primero con lo que tenemos que contar en la actualidad. Teniendo esto en cuenta, B. Koch pasa a analizar los documentos escritos que han llegado hasta noso­tros y que conocemos en la actualidad.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, el P. Bernad Koch afirma, —según mi parecer, con razón—, lo siguiente:

«Contrariamente a lo que se dice, los primeros textos que nos han llegado atestiguan que él predicó y encomendó hacer la confesión general antes de 1617 en las tierras de los Gondi».

¿Por qué podemos hacer una afirmación de este tenor? Por­que su primer biógrafo, L. Abelly, nos dice que evangelizaba y catequizaba a los campesinos de los Gondi incluso antes de 1617. Además, podemos afirmarlo porque han llegado hasta nosotros algunos documentos de san Vicente que avalan este comportamiento en él antes de la fecha de lo acontecido en Gannes-Folleville. En concreto, poseemos cuatro documentos muy interesantes al respecto: un sermón sobre el catecismo, dos ser­mones sobre la comunión, entre 1613 y 1616, y una petición de poderes dirigida al Vicario General de Sens, con fecha del 20 de junio de 1616, siete meses antes de Folleville. Estos docu­mentos nos hacen ver, y entender, que Vicente de Paúl ya practi­caba esporádicamente con las gentes del campo lo que luego rea­lizará con más frecuencia y dedicación, al verse liberado de la dependencia que en esos años tenía con la familia de los Gondi. Es decir, que Vicente de Paúl tenía, en cuanto se le presentaba la ocasión, los ejercicios propios de una misión popular, quizás en menor escala, unos años antes de los acontecimientos por él vivi­dos en Gannes y Folleville.

2.4.2. Alcance de los documentos escritos

Si Vicente de Paúl organizaba misiones populares antes de 1617, ¿qué alcance y significado tienen realmente los aconteci­mientos de Gannes y de Folleville considerados como trascen­dentales, originales, fundamentales? Es más, ¿por qué seguimos afirmando que fue el campesino de Gannes quien hizo descubrir a Vicente de Paúl la miseria espiritual del pueblo? Y, también, si el sermón de misión de Folleville tuvo tanta importancia desde un primer momento, ¿cómo es que Vicente de Paúl apenas habló de ello a los suyos y sólo lo hizo hacia el final de su existencia? Estos interrogantes se los formula el P. Bernard Koch en su escri­to y, a su vez, ofrece algunas respuestas interesantes al respecto.

Para el P. Bernard Koch, Vicente ya había descubierto, mucho antes de 1617, la miseria espiritual del pueblo campesino. Sin embargo, Margarita de Silly, señora de Folleville, fue entonces, durante aquellos años anteriores a 1625, cuando la captó y la descubrió en toda su crudeza. Este descubrimiento le llevó a bus­car remedios y soluciones a corto y a largo plazo. Ella movilizó a Vicente de Paúl y lo empujó por el camino de la vocación en favor de los pobres del campo. Las palabras hechas públicas por el anciano de Gannes, aliviado de su carga por la confesión gene­ral de toda su vida, explicaron a la señora de Gondi lo que Vicen­te no podía decir por estar atado por el secreto de confesión86. Ahora bien, Gannes y Folleville le aportan a Vicente una especie de confirmación de lo que él ya sabía y conocía. Y, también, que para desempeñar las tareas de una misión popular necesitaba de más gente, de más sacerdotes: «lo que Follevile le aportó, … es, por una parte, una especie de confirmación, de consagración, por la voz del pueblo, y por otra parte, el descubrimiento de que uno no hace la Misión solo, sino con otros sacerdotes, en equipo».

Sigamos buscando respuestas. Si aquellas vivencias de Gannes-Folleville tuvieron tanta importancia para Vicente de Paúl, tal y como señalan sus biógrafos y estudiosos más significativos, con toda seguridad Vicente debería de haber hablado de ello con alguna frecuencia en sus cartas o en sus comunicaciones, ¿no? Vayamos a rastrear en las cartas de Vicente y en las conferencias que han llegado hasta nosotros para ver qué es lo que se puede encontrar al respecto. Pues, ni en cartas fechadas durante los diversos meses de enero, ni en las otras cartas que nos han llega­do hasta nosotros, unas dos mil quinientas, encontramos referen­cia alguna, ni tan siquiera en aquellas que tocan temas más cer­canos. He aquí las palabras con que nos confirma el P. Bernard Koch lo descubierto en la operación de búsqueda:

«En las cartas, en las 2.500 que nos quedan, tanto en enero como en los otros meses, no hay rigurosamente en ellas nada sobre el sermón de Folleville ni el campesino de Gannes. Él aborda, con frecuencia, cuestiones de las misiones y de las confesiones, jamás se refiere a la experiencia de Folleville, nada permite decir que se fundaba en ella.

Esto, pues, en cuanto a las cartas. Pero, ¿en las alocuciones, charlas o conferencias? La primera noticia sobre el tema, fecha­da, la encontramos en el año 1642, y aparece no en labios del señor Vicente sino del señor Portail, durante una conferencia en casa de las Hijas de la Caridad a la que no pudo acudir Vicente de Paúl y, en su lugar, intervino su compañero más antiguo y mano derecha que ejercía de Director de las susodichas Hijas de la Caridad. Leamos, de nuevo, al P. Bernard Koch:

«La ocasión de esto fue fortuita. Hallándose impedido el señor Vicente de estar allí desde el comienzo, el señor Portail, director de las Hermanas, comenzó la conferencia sobre el servicio a los enfer­mos. Una Hermana dijo que ella creía necesario preparar a los enfermos a hacer una confesión general, ‘el señor Portail añadió que, en efecto, era muy importante y que Dios daba su bendición a esta práctica, ya que se sirvió de ella para llevar a la Señora Gene­rala a fundar los Sacerdotes de la Misión’.

Acontecimiento fortuito el de este relato. Yo lo llamaría des­colocado, pues no tuvo lugar un 25 de enero, sino el 9 de marzo de 1642. El protagonista no es la persona interesada, sino otra que tuvo que haberlo oído de labios de Vicente de Paúl o de algu­no de los protagonistas del evento. La exposición hecha por el P. Portail sostiene que la existencia de la Congregación de la Misión tiene algo que ver con la práctica de la confesión general y, por lo tanto, con la de las misiones populares. A continuación, el P. Portail narró a las Hermanas lo acontecido en Gannes entre el anciano enfermo, Vicente de Paúl y la señora de Gondi. El relato, pues, tiene su importancia y trascendencia:

«Esta anotación es importante, ella da uno de los elementos que motivaron la importancia que veremos le atribuía el señor Vicente en declaraciones mucho más tardías.

El relato que sigue es muy corto. Fue la señora de Gondi, visitando a un viejo campesino, quien le aconsejó hacer una confesión gene­ral. Después que se la hizo el señor Vicente, tal campesino confió su alivio a tal señora, lo que le impulsó a fundar los Sacerdotes de la Misión.

Esto es todo. Es ya importante; esto nos muestra que el señor Vicen­te habló de ello, a pesar de todo, a sus compañeros, y cómo lo pre­sentaba y cómo uno de ellos lo retuvo.

Según esta referencia, la Congregación de la Misión fue engendrada en aquellos acontecimientos. La impulsora de la misma no fue Vicente de Paúl sino la señora de Gondi. Y, para que el P. Portail afirmara y narrara lo que en esta conferencia se dice, éste tuvo que haberlo escuchado de labios de Vicente o de la señora de Gondi. Encontramos, pues, germinalmente, los atis­bos de la importancia que se dieron más tarde a estos aconteci­mientos. Pero, nada se dice sobre el sermón, ni la fecha, ni el lugar donde acontecieron estas cosas, Gannes o Folleville; ni se dice, tampoco, que allí hubiera un primer sermón de la Misión. Nada de nada. El acento del relato sólo recae sobre la necesidad de la confesión general. Lo curioso de todo esto es que, el señor Vicente llegó durante el trascurso de la conferencia, ni él dijo nada al respecto, ni nadie le preguntó.

El 25 de enero de 1643 Vicente de Paúl tuvo una conferencia en casa de las Hijas de la Caridad. Les habló sobre la imitación de las jóvenes campesinas, tema propicio para haber evocado algo, pero no encontramos nada de nada. Esto es lo que precisa al respecto el P. Bernard Koch:

«Ni una palabra sobre el sermón de Folleville: todo versa sobre las virtudes de las jóvenes campesinas… Evoca el ‘país de donde soy…’, evoca la miseria de los campesinos de la Lorena saqueada por los ejércitos, no evoca al campesino de Gannes… Dicho de otro modo, en 1643, no se constata todavía alguna conmemoración de los ‘orígenes’ de la Misión. Y nunca ya, en casa de las Hermanas, habrá cuestión de Gannes-Folleville.

Una nueva conferencia de san Vicente de Paúl en casa de las Hijas de la Caridad un mes de enero, pero dos años más tarde. El tema, sobre la observancia del reglamento, a simple vista parece propicio para haber evocado los acontecimientos de Gannes y Folleville, pues Vicente habla de su juventud, del acontecimiento de Chátillon-les-Dombes y la primera Caridad, y, también, de la joven campesina Margarita Naseau. Pero, ni una palabra sobre Gannes-Folleville. Y, por lo que hoy es posible conocer, nunca más, ante las Hijas de la Caridad, nadie volverá a hablar de ello.

En 1647, y de manera indirecta, tenemos noticia de que la fundación de la Congregación de la Misión se debe, principal­mente, a la señora de Gondi, y que dicha fundación está vincula­da a los problemas de los párrocos de los pueblos y aldeas por­que éstos no conocen ni tan siquiera la fórmula de la absolución. Así lo confirma el P. Hilarión de Coste, sacerdote mínimo, que escribió acerca de la señora de Gondi. Transcribo al respecto estas palabras del P. Bernad Koch que corroboran lo anterior:

«Ni hablar jamás de sermón ni de Folleville, y tampoco ni hablar siquiera del viejo campesino; el motivo de la institución de la Misión es muy otro: la ignorancia por aquel sacerdote —y sin duda de otros muchos— de la fórmula de la absolución, que hacía que la gente no recibiera válidamente la absolución».

¿Es posible que haya habido tanto silencio? ¿No encontrare­mos nada, ningún documento al respecto? Es preciso irse hasta un 25 de enero de 1655 para poder escucharlo, mejor, leerlo, por primera vez de labios del mismo Vicente de Paúl. Vicente habla del tema en una repetición de oración con los misioneros. El tema propuesto para la meditación había sido el de «Los oríge­nes de la Congregación de la Misión». De este acontecimien­to, dice textualmente el P. Bernad Koch:

«Es uno de los dos textos que nos quedan por su parte, aunque es muy corto. Pero, al menos, testifica que, en aquel momento, vino a ser materia de conmemoración relacionada con la conversión de San Pablo, y es el tema de meditación: ‘Los orígenes de la Congre­gación de la Misión’; nos encontramos a 38 años después del acontecimiento.

El autor de este comentario precisa que se trata de un texto corto; que certifica que, en aquel preciso momento, los orígenes de la Congregación de la Misión son materia y motivo de con­memoración festiva y que están vinculados a la fiesta de la con­versión de san Pablo. Han pasado ya treinta y ocho años desde que tuvo lugar el evento. Pero, ¿ha sucedido algo para que Vicente de Paúl ofrezca a los suyos una noticia como la desarrollada en la repetición de oración del 25 de enero de 1655? Desde el 9 de marzo de 1642 en casa de las Hijas de la Caridad, y por medio del P. Portail y no de Vicente de Paúl, no se había vuelto a decir nada al respecto, si tenemos en cuenta los documentos que han llegado hasta nosotros. Probablemente algo haya suce­dido, aunque nunca lleguemos a saberlo con certeza; con los documentos que conocemos, podemos sospecharlo e intuirlo, nada más. Y podemos intuirlo si colocamos en relación sinóp­tica los cuatro textos que han llegado hasta nosotros. Dicha rela­ción puede contemplarse en los cuadros correspondientes que figuran al final de esta ponencia o estudio en el apartado titula­do anexo.

Detengámonos, ahora, un momento a analizar el texto de la repetición de oración del 25 de enero de 1655. Y, sin ser exhaus­tivos, podemos señalar estos puntos o afirmaciones esenciales:

  1. Hay que ofrecer la comunión (de cada uno) en acción de gracias por la fundación de la Compañía «en semejante día como el de la Conversión de San Pablo»;
  2. Esta fundación no viene de los hombres, no habíamos pensado en ella, viene de Dios;
  3. Fue iniciativa de la señora Generala, quien, movida de una parte por la ignorancia de la fórmula de la absolución por parte de su párroco y, de otra, por el peligro en que estaban las almas que sólo tenían así confesiones inválidas, hizo predicar «abordando la mane­ra de hacer una buena confesión general».

Es decir, es muy conveniente conmemorar dicho día, el de la conversión de san Pablo, dando gracias a Dios por la fundación de la Congregación de la Misión ya que ha sido Él, mediante la señora de Gondi, quien ha hecho nacer la Compañía. El descu­brimiento de la ignorancia de los párrocos y la consiguiente pobreza espiritual de los feligreses ha hecho de la señora de Gondi la animadora por excelencia de las misiones populares.

Fue empeño suyo el que se predicara constantemente sobre el modo de hacer bien una confesión general. Esto es lo fundamen­tal, es lo que puede deducirse del texto. Pero conviene anotar que se habla de confesiones y de fórmulas de absolución como causa del origen de la Congregación de la Misión. Por otra parte, nada se dice del anciano de Gannes. Y aunque se habla de un sermón, como primer sermón o predicación, no se dice que tuviera lugar en Folleville, aunque sí se hace mención de la asistencia y ayuda de los jesuitas de Amiens. Doy fin a este punto transcribiendo las siguientes palabras del P. Bernard Koch:

«Es de notar que encontramos el mismo motivo que había dicho el P. Hilarión, no habla en absoluto del campesino de Gannes. Por el contrario, es mencionado el sermón por primera vez, calificado de `primera predicación”. Se menciona la intervención de los jesuitas y el nombre de Amiens, pero ¡nunca el de Follevillerm.

Recordemos que nos encontramos ya en 1655, y que Vicente de Paúl cuenta entonces 74 años. De unos años a esta parte, Vicente, —precisa el P. Bernard Koch—, va sacando a la luz algunas experiencias de su pasado. Por ejemplo, el 27 de julio de 1653 sobre su estancia en Clichy, y lo mismo sucederá un 26 de septiembre de 1659. Rememorará, el 19 de diciembre de 1659, su dolor por haber sentido vergüenza de su padre cuando era un estudiante adolescente. Se encuentran, a su vez, algunas otras referencias a su vida pasada en comunicaciones tanto con los misioneros como con las hermanas. Valgan, como ejemplo las siguientes. En varias ocasiones recordará sus orígenes humil­des, al menos en tres conferencias a los misioneros entre junio de 1658 y agosto de 1659, y en una a las Hijas de la Caridad en noviembre de 1659. Evocará ante las Hijas de la Caridad el país de donde vengo en enero de 1643; y, en octubre de 1655, la experiencia y el trabajo entre los galeotes. En junio de 1656 contará a los misioneros, en tercera persona, que en cierta ocasión él había sido acusado injustamente de un robo; y, en mayo de 1659, recordará las experiencias vividas en Chátillon.

¿Qué se pretende con la enumeración de estas referencias y vivencias? Descubrir, sencillamente, que Vicente de Paúl, como toda persona humana que se ha adentrado en los años de su vejez, recuerda experiencias pasadas, las evoca y las cuenta a los suyos. Por eso mismo, si antes había habido un vacío o silencio en lo que respecta a Gannes-Folleville y ahora aparece de repen­te, podemos pensar, con razón, de que Vicente de Paúl, durante los últimos años de su vida, ante los suyos, esté releyendo su vida y la cuente. Por esa razón, esto es lo que nos dice el P. Bernard Koch respecto de Gannes y Folleville: «En resumen, (Vicen­te) relee su vida, desde probablemente algún tiempo, sin que se pueda precisar demasiado»114. Vemos que en él acontece lo mismo que, hasta hace muy poco, realizaban los abuelos en las casas: recordaban, ante sus nietos, sus vivencias y experiencias; éstos las aprendían y, después, las recordarán y las celebrarán.

Damos un paso más, y nos encontramos en 1658. Se acerca­ba la fecha del 25 de enero. Por ser viernes ese año, correspon­día tener capítulo y conferencia en la comunidad. Pero, por ser la fiesta que es, Vicente decide suprimirlos: «El 25 de enero de 1658, fiesta de san Pablo, día del nacimiento de la Misión, el padre Vicen­te declaró que no habría capítulo ni conferencia’. El día que hacía este anuncio era el 18 de enero de 1658, al finalizar una inter­vención suya sobre la muerte del hermano Hemet, laico. El P. Beernard Koch precisa que se suprimieron el capítulo y la confe­rencia porque había que celebrar, con devoción, el nacimiento de la Compañía». Y añade, al respecto, que, en ese preciso momento, la celebración parece encontrarse ya plenamente institucionalizada y consolidada: «Tenemos constancia de que la conmemoración está verdaderamente instituida, aunque no se mencione los demás años, en una lista de temas de conferencia».

En mayo de 1658, día 17, Vicente de Paúl puede, por fin, entregar a los misioneros las Reglas Comunes, recientemente editadas. Les recuerda que se ha necesitado mucho tiempo en componerlas y presentárselas, porque se ha ido poco a poco, como sucede con toda obra que viene de Dios, y como el naci­miento de la misma Compañía. Esta última afirmación le llevará a recordar los comienzos de la misma. En esta ocasión sí hace mención de la confesión general de un campesino y de un ser­món de misión. El relato es completo y está expuesto en pri­mera persona, pero en él no se mencionan lugares: «ni Gannes, ni Folleville, ni Amiéns son nombrados».

2.4.3. Folleville 1617, ¿historia, mito o relectura?

Con todo lo que hemos expuesto hasta el presente, el tan traí­do y tan llevado Folleville de enero de 1617 ¿qué es? ¿Es historia?

¿Es un mito? O, más bien, ¿es una relectura de diversos aconte­cimientos semejantes y convertido dicho relato en referente? El P. Bernard Koch saca, al respecto, algunas conclusiones que yo voy a sintetizar lo más posible.

Hay que decir, en primer lugar, respecto del relato sin fecha de L. Abelly, que un examen atento de la sinopsis muestra que se trata de una especie de ensamblaje de los tres relatos conoci­dos, el del Sr. Portail y los dos de Vicente de Paúl. Parece ser que L. Abelly ha añadido pasajes de otra conferencia, desaparecida, pero cuyo tenor indica una fecha tan tardía como las dos que están fechadas. Por otra parte, el relato de L. Abelly es el único que menciona las poblaciones de Gannes y Folleville, y el nom­bre del P. Fouché. L. Abelly pudo saber esto, bien por la confe­rencia perdida o por confidencias orales del propio Vicente de Paúl o de otras personas. Finalmente, el nombre de Folleville no aparece jamás en ningún texto del señor Vicente, salvo en los Reglamentos de las Caridades, octubre de 1620, sin ninguna mención a 1617. Pero, esto no elimina la realidad del hecho, confirmado por las misiones y las Caridades de septiembre y octubre de 1620.

Es preciso reconocer, en segundo lugar, que existieron varios campesinos viejos, parecidos al de Gannes, que se han confundi­do injustamente con él. Vicente de Paúl lo dice claramente el 6 de diciembre de 1658. Está claro que se trata de un caso dis­tinto al de Gannes porque este anciano, según algunos textos, murió a los tres días, y el anciano del relato del 6 de diciembre de 1658 se dice que sanó, que asistió a la misión y que se con­fesó. Casos análogos se tuvieron que repetir con alguna frecuen­cia. De hecho, Vicente de Paúl mismo exclama: «¡Cuántos de éstos encontramos!». Si existen varios casos de ancianos, ¿por qué sólo se habla del de Gannes? La respuesta más probable sea ésta: con el paso del tiempo, Vicente llegó a poner de relieve un caso, y éste adquirió categoría excepcional. Por esa razón, conti­nuar en la actualidad hablando del campesino de Gannes, como hito histórico, estaría revelando que no se leen con atención los documentos que poseemos.

En tercer lugar, podemos manifestar que, tras un largo perio­do en el que Vicente de Paúl y sus compañeros han vivido bajo la acción del impulso creador, se han parado a analizar la situa­ción y han hecho relectura de las etapas por las que Dios les había ido conduciendo. Vicente de Paúl era consciente de que las misiones habían comenzado antes de 1617. De hecho, guarda cuidadosamente algunos documentos; en concreto, una carta y tres sermones. Probablemente, conservaba algunos más, pero que han desaparecido en la vorágine del 13 de julio de 1789. Hoy, en concreto, no poseemos el famoso sermón del 25 de enero de 1617, pero podemos leer algunos de años anteriores. En 1642, veinticinco años después de los hechos, se condensa en una frase todo un proceso de diez años de práctica y de reflexión (desde antes de 1617 hasta el contrato de 1625). Es decir, Vicen­te retrotrae a enero de 1617 una frase de la señora de Gondi correspondiente a 1625 en el momento de firmar el contrato de Fundación y la provisión de fondos para sufragar los gastos de los misioneros, tras varios años de misiones en equipo. Todo esto tomó cuerpo en enero de 1655. Vicente de Paúl dio relevancia a la experiencia de enero de 1617, y leyó en ella la fundación por Dios mismo de la Congregación y el comienzo de las Misiones.

Finalmente, todo este proceso tiene un precedente maravillo­so en la formación de los libros de la Biblia, salvando las distan­cias al respecto. Así como los escritores sagrados fueron guardando memoria de las gestas de Dios y releyéndolas después, también Vicente de Paúl fue almacenando en su memoria los hechos misioneros y los fue releyendo en momentos de oración y de enfermedad. En la perspectiva del tiempo, pudo contemplar la acción de Dios en su vida y en su caminar y, también, en la vida y en el caminar de sus compañeros. Y fijó algunos de los momentos de ese caminar como conmemoraciones emblemáti­cas y catalizadoras para la posteridad. Con otras palabras, Vicen­te de Paúl era consciente de que había dado misiones antes de 1617, pues había guardado sermones y cartas. Después, durante su larga vida, tuvo tiempo de ver el acontecimiento emblemáti­co y catalizador, y de comunicarlo. La narración, pues, sobre Gannes y Folleville, en 1617, fue una relectura de todos los hechos paralelos acontecidos en la vida de Vicente de Paúl y de los misioneros; y quedó, después, remarcada como emblemática y catalizadora para las generaciones venideras.

Santiago Barquín

CEME, 2008

 

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