CONSEJOS A LOS JOVENES ESTUDIANTES QUE IBAN A EMPEZAR LA FILOSOFIA
El padre Vicente les recomienda que no pierdan el espíritu del seminario y que eviten el deseo de sobresalir. Rezar a nuestro Señor para alcanzar la humildad. Utilidad de la verdadera filosofía.
Una vez que los estudiantes estuvieron preparados para empezar los estudios de filosofía, se dirigieron conducidos por el padre Guillot, sacerdote de la compañía y director suyo, a visitar al padre Vicente y, puestos de rodillas ante él, le pidieron su bendición. El se la concedió, poniéndose también de rodillas como acostumbraba hacer. Les recomendó mucho que estudiasen con el espíritu que nuestro Señor desea, a fin de servir mejor a Dios y con mayor utilidad al prójimo; que tu- viesen mucho cuidado de que el orgullo no se apoderase de su corazón por el deseo de sobresalir, de ser estimados, de tener éxito en los estudios; muchos jóvenes, al salir del noviciado o del seminario, se pierden con frecuencia por ese motivo y abandonan el espíritu del seminario. Pues bien, para evitar que caiga ese mal sobre vosotros, hermanos míos, no tengáis deseos de alcanzar éxitos, de llevaros premios, de distinguiros en la argumentación, bien sea defendiendo o bien objetando; desead más bien, anhelad y pedid mucho a nuestro Señor que os conceda la gracia de amar y de practicar la humildad en todo y por todo, de estimar el desprecio de vosotros mismos, de no buscar ni desear más que esto, y sobre todo de creer que, si tenéis algo en vosotros mismos que os haga dignos de un poco de estimación, es porque Dios os lo ha dado y lo habéis recibido de él. Vivid, hermanos míos, con este espíritu; procurad, hermanos míos, conservarlo, si es que ya lo tenéis; y si no lo tenéis, pedídselo insistentemente a nuestro Señor. Que la filosofía que vais a aprender os sirva para amar y servir mejor a Dios, para elevaros hasta él por medio del amor, y que al mismo tiempo que estudiáis la ciencia y la filosofía de Aristóteles y aprendéis todas esas divisiones, aprendáis también la de nuestro Señor y sus máximas, y las pongáis en práctica, de forma que todo lo que aprendáis os sirva, no ya para hinchar vuestro corazón, sino para servir mejor a Dios y a su Iglesia. La filosofía es muy útil a una persona, cuando uno se sirve de ella como es debido y con el espíritu que nuestro Señor lo desea; cuando se obra de otro modo, sólo sirve para perder a las personas y para hinchar su corazón.
Benedictio Domini nostri…