(21.03.42)
El padre Vicente recomienda la sobriedad e insiste en el silencio que hay que guardar en el refectorio
El padre Vicente habló con insistencia de las ventajas de la sobriedad y de aguar bien el vino; que era sensualidad obrar de otra manera y que la compañía había recibido un grave escándalo por cierto desorden causado por un misionero que se emborrachó; que aquello había sido un hecho cierto y que Dios permitía esas faltas para ponernos en guardia y señalarnos que hay muchas faltas en la compañía.
Aquel mismo día habló con la misma vehemencia contra los que hablaban en la mesa durante la lectura, y repitió varias veces estas palabras: «¡Hablar en la mesa durante la lectura!», hasta quince o veinte veces. ¡Resulta que, por imitar a esta compañía, muchos buenos eclesiásticos se hacen leer durante las comidas y escuchan con avidez esa lectura, mientras que nosotros caemos en este defecto, y esto en el mismo nacimiento de la compañía! ¡Ay! ¡Que estas faltas se den al comienzo de la compañía!