Me gustaría, señorita. que pudiese convencer a esa pobre Nicolasa a que fuese a vivir a San Benito o en algún otro sitio. Si está de acuerdo ella, habría que escribir a la señorita Viola para darle gusto. Ayer me encontré con la muchacha de esa parroquia que pide otra. ¡Oh, qué buena obra haría si pudiese hacerlo! Pero si se procede con autoridad. no creo que sea conveniente; eso produciría malos efectos. Si se le habla, no sé. Voy a empezar con la visita a Santa María del Arrabal, que hace dos años que la estoy retrasando.
Lo de Saint-Jacques se tendrá en cuenta. La muchacha de la que la hablé, de Freneville, no vendrá, según creo. Obraré según los deseos de la señora Goussault en relación con su hija. Si se va a comenzar en el Hôtel-Dieu y va usted allá, ruego a Dios que la conserve en perfecta salud y que bendiga sus trabajos.
La señora Bourdin, de Villepreux, me ha escrito dos o tres veces y me ha. hecho decir por medio de su hermano el capuchino que se siente inclinada hacia la proposición que le he hecho. No le he contestado por escrito; pero le he dicho a su hermano que ella vea y que se la vea a ella. Piense un poco en eso, por favor, y cuide de su salud.
Soy, señorita, su servidor,
V. D.
Martes por la mañana.